Entrenadores que vuelan

Una vez superada la época de los sistemas ridículos y reglamentos enmarañados, el Brasileirão logró imponerse como la mejor liga de Sudamérica, actualmente con una enorme distancia futbolística sobre su histórico rival del cono sur.

Pero aún cuando la estabilidad de los proyectos argentinos se asemeja peligrosamente a la solidez de su economía, Brasil parece una tierra hecha a medida del derrumbe: Entrenadores que van y vienen, despidos al por mayor y dirigentes con una valiosa imaginación para improvisar explicaciones.
En la tierra del fútbol más rico, la filosofía de los entrenadores desechables está lejos, muy lejos de desaparecer.

El Brasileirão lleva 13 fechas disputadas, y diez entrenadores ya han sido removidos de sus cargos. Las cifras son aún mayores si se toman en cuenta los despidos durante los meses de competencias estaduales ¿Torneos largos equivalen a mayor paciencia? Evidentemente no.

Lo más llamativo de esta moda es la naturalidad con la que un entrenador, luego de despedido, es contratado al instante por otro de los clubes importantes, muchas veces vecino y rival del anterior.

Tras una ajustada eliminación en la Libertadores, los dirigentes del Palmeiras encontraron el chivo expiatorio perfecto para deshacerse de Vanderlei Luxemburgo en sus declaraciones contra Keirrison. Tres semanas más tarde, el enérgico entrenador firmó su cuarta etapa al frente del Santos.

Quien hasta hace poco maniobraba con las riendas del Santos es uno de los que llevan la bandera de la nueva generación: Vágner Mancini. El ex técnico del Vitória había asumido en febrero de este año, luego de que Márcio Fernandes fuera despedido por la pésima campaña en el Paulista. De nada importó que el nuevo conductor mejore el plantel y llegue hasta una impensada final en el estadual. Una simple mala racha en el Brasileirão lo puso en la calle.

Esta misma semana, el dudoso honor de ser el equipo que más recientemente se deshizo de su entrenador quedó en manos de Flamengo. Pero aunque el conjunto carioca navegue por la mitad de la tabla, es discutible si Cuca era el único que debía pagar por estos flojos resultados. Tal como se dice habitualmente, “A rey muerto, rey puesto”. El nombre que suena más fuerte por Río de Janeiro es justamente el de Vágner Mancini.

El histórico record de convertirse en el primer tricampeón brasilero no fue suficiente colchón para Muricy Ramalho. Eliminación en cuartos de final ante el subcampeón Cruzeiro y mal arranque en el Brasileirão formaron un cóctel explosivo para este notable ex jugador de la casa.
En apenas unos días, Muricy ya estaba coqueteando con el Palmeiras, otro grande de la ciudad. Sólo pasó un mes desocupado, ya que arrancará su ciclo en el Verdão este mismo lunes con el desafío de llevar a lo más alto a un clásico rival del club que lo hizo ídolo.

Casi una leyenda en el Caribe, René Simôes se hizo cargo del Fluminense para evitar el descenso hacia fines del año pasado. Una vez cumplido su objetivo, el ex técnico de Jamaica utilizó el Carioca para delinear su plantel pensando en el Brasileirão.

Pero los dirigentes no quedaron conformes con su idea y lo despidieron luego de haber pasado a la segunda ronda de la Copa do Brasil. A su sucesor, el histórico Carlos Alberto Parreira, le fue aún peor, ya que en apenas diez jornadas le señalaron el camino hacia la puerta de salida. El valiente que optó por sentarse en este banquillo devenido en silla eléctrica es Renato Gaúcho, quien va por su quinta experiencia en el Flu.

La vuelta al ruedo de Simôes fue tan rápida que incluso se permitió dirigir al Coritiba en las últimas dos jornadas del Paranaense. Y pese a que su equipo pasó seis jornadas en la zona de descenso, los últimos resultados parecen haberle dado un poco de oxígeno.

Náutico es —sólo por ahora— el único club que ya cambió dos veces de entrenador. Ubicado en el quinto puesto, Waldemar Lemos dio un paso al costado para sumarse al Atlético Paranaense, que lo tuvo al borde de caer al abismo debido a que su rendimiento no mejoraba. Márcio Bittencourt sólo se mantuvo por cinco jornadas al frente de la escuadra de Pernambuco y su lugar fue ocupado por Geninho, quien tampoco está muy seguro en su cargo ya que marcha último.

Con ese nivel de locura se vive el Brasileirão. Pero no hay que dejar de estar atentos, porque esta historia está muy lejos de terminar.

4 comentarios:

Garrincha dijo...

Aparte del sinsentido que supone despedir a un técnico tan pronto (a no ser que los resultados sean escandalosamente malos, la relación con la plantilla/directiva/afición pésima...), lo peor es que luego los rivales van y lo fichan .... ¿pero, éste no era tan malo que casi hunde a nuestro rival? Es ridículo, especialmente en casos como el mencionado de Luxa o Muricy Ramalho

Un saludo

Martín dijo...

Resulta muy curioso eso de poder contratar entrenadores recien destituidos de la misma division, aca en España eso esta prohibido (creo recordar que precisamente por la oposicion de los entrenadores a que pudiera pasar...seria para abrir mas las posibilidades de trabajo).

Ariel dijo...

En Argentina no existe ningún tipo de prohibición legal. De hecho, hasta es lícito que un entrenador, luego de ser despedido por un equipo, se haga cargo de otro y cobre sueldo de uno más indemnización de otro.

Es increíble, pero ha habido casos de entrenadores cobrando su sueldo actual más dos indemnizaciones.

Lo de Brasil es preocupante a nivel de la poca paciencia que se tiene. Muricy ha conseguido algo histórico en el São Paulo y lo despidieron en apenas ocho jornadas. ¿Acaso no vale nada haber sido tricampeón en torneos de 38 partidos? Pareciera que 114 buenos encuentros se fueron a la basura por un mal arranque que pudo haber sido causado por otros factores.

Lo de Luxemburgo ya es más bien raro. A menos que tenga una excelente relación con todos los directivos, no se explica cómo alguien con su mal genio es contratado una y otra vez por equipos de jerarquía.

PD: Si un proyecto fracasa en tan poco tiempo, los directivos son los que deberían dejar sus cargos. Fracaso es que una idea de club se derrumbe en diez jornadas, no un mal arranque de campeonato.

kipzy dijo...

lo unico que tienen de bueno los dirigentes brasileros es su corporativismo y que siempre se ayudan unos con otros por medio de la CBF a la hora de torneos internacionales (el ultimo logro, haber sacado las invitaciones para boca y river de la Sudamericana), pero despues en el plano local parecen ser tan bobos como los argentinos (no dejar que los visitantes vayan a los clasicos, contratacion de delanteros argentinos cuando en brasil hay jugadores de sobra, etc)