Ida de olla

De repente David escuchó un ruido, y se asustó.

No, no es que fuera un sonido aterrador, ni siquiera misterioso. De hecho difícilmente alcanzaría el rango de mínimamente relevante. Pero es que David, en cambio, en su categoría era insuperable.

No, no es que pretendamos insinuar que David era algo impresionable, ni siquiera queremos etiquetarle como “cobardica”. No, David era al miedo lo que la gasolina al fuego, solo con dar un poquito de si, recibía mucho a cambio.

Y es que el miedo de David se extendía a todos los rincones de su vida y su mente, temía al presente, temía al futuro, le aterrorizaba el pasado, como cuando recordaba estremecido algún suceso lejano…no conducía por miedo a tener un accidente, solo se alimentaba de comida sana, no fumaba, no bebía, no f…bueno, ya saben. En realidad, solo el hecho de respirar indicaba que estaba vivo, aunque todo sea dicho, con el corazón siempre al borde del colapso.

Era el equivalente humano de un conejo, siempre nervioso, mirando a un lado y al otro, para ver de donde vendría el peligro…porque llegar, llegaría.

El sonido se repitió, y tras otro momento de angustia, David por fin se dio cuenta de que era el timbre de la puerta.

Despacio, intentando recuperar la tranquilidad perdida (y casi nunca encontrada) se dirigió a la entrada, miró por la mirilla, y abrió.

O al menos comenzó a hacerlo, quitar tantas cadenas y abrir tantos pestillos llevaba un rato.

Era Pedro.

Su hermano. Y se notaba. A pesar de todo, y aunque no fuera la alegría de la huerta, al lado de David ,Pedro parecía hasta una persona normal, es decir, alguien lleno de traumas, sueños incumplidos, temores no confesados y viviendo el presente de esa forma tan particularmente irracional que es tan común es en nuestros días.

De la especial personalidad de los hermanos puede ser indicativa el dialogo que se estableció a continuación entre ellos.

-Y me puse a bailar- Dijo por toda presentación Pedro.
-¿Bailar?
-Bueno, digamos…a lo que en mi especial modo de entender la relación entre ritmo, cuerpo y espacio equivale al baile. Para hacer una analogía algo escatológica, decir que yo bailo es como considerar que eructar es cantar. Pero bueno, no todos podemos ser Gene Kelly.
-¿El Ciclista?
- No, el….déjalo, no merece la pena. Pero lo importante es que yo, el cortado, parado, insulso de tu hermano, de repente, por un momento, he dejado escapar algo de mi represión permanente…he hecho el imbécil, y estoy contento.
-…ah vale, felicidades.
-Gracias, gracias, no esperaba menos de ti.

En realidad, la llegada de Pedro estaba relacionada con la única actividad de riesgo que se permitía David en toda la semana. Ver un partido de Fútbol.

No, no intenten reducir a mera anécdota la heroicidad de su acción. ..¡ Insensatos¡, ¿no ven la enorme cantidad de peligros que acechan en un encuentro? Desde atragantarse comiendo pipas, sufrir un retortijón al beberse la cerveza tibia, desencajarse la mandíbula de tanto bostezar ante lo aburrido del choque, sufrir algún tipo de daño cerebral escuchando las retransmisiones de las distintas radios…el mundo del Balompié es una selva, y los espectadores deben saber donde se meten.

Sin embargo, todo hay que decirlo, los hermanos no pensaban moverse de casa. Teniendo una pantalla gigante y una nevera bien surtida (no tanto para Pedro, tanta cerveza sin alcohol y bebidas Light le daban arcadas), eso de tener que soportar la agobiante presencia de otras cuantas miles de personas mas no les convencía .demasiado.

Así, pertrechados de los elementos indispensables para sobrevivir a una tarde de fútbol en televisión (Bebidas, frutos secos, tapones para los oídos), el dúo se dispuso a afrontar el choque…

Supongo que querréis saber quien jugaba. Me lo imagino... eso de ser tan curiosos os puede traer problemas, ¿lo sabéis no? Que si, que la curiosidad mató al gato, y a otros no tan felinos les condujo a descansar en el fondo del mar con unos zapatos de cemento…no, no es una amenaza, digamos que hablo por hablar, ¿Capicci?

En realidad, de todas formas, no importa. Si queréis saber por quien latía el corazón de los hermanos, os bastara escuchar el siguiente dialogo (o biólogo, que dirían los Les Luthiers):

- Que visión del juego, siempre esta ahí, invisible, pero dispuesto a aparecer en primera plana en cuanto se le necesite.
- Cierto, y que prestancia en su carrera…se le nota en forma.
- Lo que mas me gusta es su forma de imponerse, sin aspavientos ni chulería, pero demostrando autoridad, sin arrugarse.
- Apunta alto, de aquí a poco, le dan la escarapela FIFA, seguro.
- Si es que hasta el otro día perdió con él el Madrid, y Relaño no habló de Villarato…
- Lo único que le falta realmente, son los apellidos
- Eso es verdad, no tiene nombre de árbitro, eso de Martínez Sánchez….pero bueno, nadie es perfecto.
- Hala, hala, menuda entrada, y sin balón, a ese le echa, fijo.
- Seguro, mira, mira como avanza, como se mete la mano al bolsillo…saca las tarjetas y…roja, roja, así se hace, que no se crea que por jugar de local tiene carta blanca.


Los vítores que se escucharon en ese salón, fueron seguramente los únicos que recibió el trencilla a lo largo de la tarde (donde en cambio pudo recoger un extenso muestrario de vilipendios de la surtida provisión que para el juez de la contienda tiene reservados el publico asistente), pero no por ser escasos, desconocidos e inaudibles, tuvieron menos valor. O bueno, si que tuvieron menos, pero que vamos a hacerle, la vida no es justa…

Por ejemplo, me da que estaréis intrigados sobre el motivo de esa especie de parafilia futbolística común a los hermanos, de ese interés desmedido por el de negro, por el único hombre sobre el terreno de juego al que el balón no le interesaba (descontando si juega un equipo de Clemente)…pues bien, en un mundo ideal, en una narración acomodada y dirigida al solaz de sus lectores, eso, la explicación, seria lo que vendría a continuación.

Pero como el que esto escribe se despertó hoy con el pie izquierdo, no le pagan lo que merece, y además esta de un vago que asusta…me temo que tendréis que asumir que la intriga no quedara descubierta. Si chicos, que queréis que os diga, C'est la vie. Me voy a hacer algo más útil, como mirar una obra (aunque con esto de la crisis de la construcción, haya ahora más mirones que obreros).

Solo puedo deciros una cosa, antes de irme.

Nunca mezcléis el vino con la cerveza, en serio, no lo hagáis.

Hoy estoy de un surrealista que asusto…

2 comentarios:

Mauricio dijo...

jajaja de lujo.

JORGE dijo...

sanmalokura.blogspot.com