A torcida não existe

Como todo terreno inexacto y lleno de caminos sinuosos, el fútbol convive diariamente con numerosas idealizaciones, que en muchos casos obedecen a realidades de tiempos pretéritos, añejos y olvidados, o simplemente a polvorientos relatos de dudosa procedencia. Con este escenario cargado de premisas, no es raro que cueste tanto ver cómo esos conceptos que parecían inamovibles acaban por desplomarse, fuerte y estrepitosamente.

Algo así es lo que sucede con las categorías de ascenso del Brasileirão, recónditos agujeros donde se esconde lo menos conocido del futebol, y una faceta de su deporte más amado que los brasileros difícilmente quieran dar a conocer, sabiendo que en ello radica una puñalada a su constante orgullo por lo que tanto les gusta hacer.

Ciudades de ritmo hipnotizante, algarabía infecciosa, diversidad cultural y estadios repletos: Puede que las tres primeras descripciones se verifiquen en la bitácora de cualquier turista que haya paseado por el país que reza Ordem e progresso en su colorida bandera. Pero sobre el cuarto concepto recae una sentencia tan severa como firme: Ningún ser humano que se precie de degustar el placer del fútbol puede evitar sentir tristeza por lo que se ve en los estadios de la Segundona.

Aunque esta historia tenga decenas de protagonistas —y miles de responsables—, el peso de las miradas descansa inevitablemente sobre un bonito nombre: Duque de Caxias. Con aproximadamente 900 mil habitantes, esta ciudad ocupa el decimoctavo lugar entre los municipios más poblados de Brasil, y toma su nombre del título honorífico alcanzado por el militar imperialista Luís Alves de Lima e Silva, patrono del ejército nacional.

Con escasos kilómetros de costa sobre la Bahía de Guanabara pero un importante polo industrial, esta urbe forma parte de la región metropolitana de Río de Janeiro, e infelizmente registra un altísimo índice de violencia, estigma común en una sociedad que no encuentra armas para vencer este mal crónico.
La zona posee dos clubes de fútbol: Tigres do Brasil y Duque de Caxias, cuyas fundaciones se sucedieron en 2004 y 2005, respectivamente. Mientras Tigres es un club completamente nuevo, cuyo nacimiento y condición de nuevo rico están ligados a una poderosa empresa química, su rival de la zona no es más que una continuidad del viejo Tamoio, un equipo que desde 1957 participó con escaso éxito de las divisiones menores cariocas.

En tan poco tiempo, puede decirse que el andar de los clubes ha sido genial. Haciendo gala de su notoria infraestructura, Tigres debutó este año en la máxima categoría estadual, donde se mantuvo a costa de una grandiosa segunda fase. O Duque consiguió un meteórico e inesperado ascenso: con tres promociones en dos años. El 2007 lo vio ganarse el pasaje a la Serie C a través de la Copa Río, logro que sería sellado con la subida a la elite del Carioca.

Nadie lo hubiera puesto como candidato en la C, pero curiosamente se quedó con una de las cuatro plazas de ascenso, cosa más que extraña para un plantel cuya media de edad superaba ampliamente los 30, y que cada semana se veía obligado a pedir jugadores prestados a clubes vecinos porque no podía completar dos equipos de once para practicar.

Semejantes logros hacían esperar una respuesta de su gente, un acercamiento al estadio de quienes nunca tuvieron la emoción de ver un digno representativo local, o al menos una modesta concurrencia de aquellos que disfrutan del fútbol. Pero tal respuesta nunca llegó. Más bien ocurrió todo lo contrario.

La escasa capacidad del estadio Romario de Souza Faria, conocido vulgarmente como Marrentão, obligó al Duque a mudar sus juegos a las localidades de Volta Redonda y Mesquita.
¿Escasa? ¿Qué tan poco puede ser considerado escaso? Siete mil espectadores. Claro, para un municipio que se acerca al millón de habitantes debería ser ínfimo. Pero aquí entra en acción el móvil de este artículo.

Ojeando el Top10 de los partidos con menor cantidad de entradas vendidas, vemos que el nombre Duque de Caxias aparece nada menos que siete veces. Para ser prácticos, podemos decir que durante esos juegos la cantidad de personas que compraron su boleto osciló entre 175 y… 22, ¡No una, sino en dos oportunidades!

No, no se trata de ningún error tipográfico. En las jornada 28 y 29, con el equipo rumbo a alejarse definitivamente de la zona baja, los “pagantes” fueron menores a aquellos que disputaron el partido, si consideramos las substituciones. La recaudación fue de apenas 185 Reais, aproximadamente lo que cuesta una camiseta original de cualquier club. Es cierto que el término “pagantes” no incluye a todos los que concurrieron al estadio, pero los números son lo suficientemente catastróficos como para que esto poco importe.

Y la frutilla del postre es aún más jugosa. Al lado de ella, las cifras anteriores parecen hasta suculentas. Duque de Caxias llegó a la última fecha con todos sus objetivos cumplidos, finalizando una fantástica campaña debut en la que nunca corrió el riesgo de descender. Recibía al importante Ponte Preta, que en algún momento insinuó con pelear por el ascenso, sabiendo que una victoria le aseguraba un dignísimo octavo puesto. El 4-1 a favor de los Caxienses fue el cierre perfecto para una alegría que jamás traspasó los límites de la línea de cal.

En las boleterías no se habrán demorado mucho en contar la recaudación, ya que sólo cinco fueron los valientes que pagaron una entrada. En total, un encuentro histórico para una institución fue presenciado por 49 personas, lo que indica que ni siquiera los familiares de los futbolistas se acercaron a la cancha.

Con esa imagen triste cerró su campaña un equipo que hizo historia, no solo para su institución sino también para su municipio. No todo lo que brilla es oro. No todo lo que se ve en Brasil es pasión. Y no todos los estadios se ven repletos. En esta ocasión, las arquibancadas no transmiten nada más que tristeza y decepción.

2 comentarios:

cityground dijo...

Que triste la poca afición que tiene el Duque de Caxias siendo una ciudad bastante grande, la gente deber ser seguidora de los grandes de Rio y pasan bastante del equipo de su localidad a pesar de lo bien que lo esta haciendo en los últimos años.

Un placer volver a leerte Ariel y enhorabuena por el Leeds.

Leyendas y Conspiraciones dijo...

Este Blog es Fascinante. Gracias