4-1: sin anestesia; sin traumas

Cuatro chicharitos nos cayeron ayer en la plácida tarde bonaerense, una goleada para sacar conclusiones pero que no debe volver loco a nadie. No descontextualicemos el choque: era un amistoso, y como tal lo tomaron los jugadores españoles mas no un conjunto albiceleste necesitado de una importante reivindicación, un peligroso animal que restableció su herido orgullo. Un error, a mi juicio, pues en determinadas canchas y ante determinados rivales no caben treguas. Tampoco había que salir “a matar”, pero si más enchufados como seña de respeto al gran rival de enfrente y a la fama que con mucho esfuerzo, sello propio de fútbol y títulos hemos conseguido labrar los últimos años.

¿Cómo criticar al técnico que ha cumplido los mejores sueños balompédicos de todo un país? El salmantino advirtió previamente que no debía caerse en el aburguesamiento y quizá fue algo de ello lo que nos sucedió en el tramo inicial del encuentro. Argentina mordió desde el comienzo, espabilándonos con dos sopapos de escuela, perfectas definiciones de Messi e Higuaín. El resbalón de Reina permitió a Tévez coronar su fenomenal actuación con un gol feo pero muy de la brega que siempre caracterizó al natural de Fuerte Apache. Cuando quisimos despertar fue tarde, los argentinos supieron cerrar los espacios, los postes repelieron nuestros disparos y F.Llorente y Agüero salvaron el honor de uno y culminaron la redención de otro.

Comprendo que el seleccionador nacional de siempre mayor prioridad al partido oficial (de hecho así debe ser), aunque quizá una ocasión tan especial requería una revisión de esta practica. Sin ánimo de menospreciar a Liechtenstein, pudo haberse encarado aquel envite con un equipo más parecido al de ayer, un plantel mixto que permitiese poner toda la carne en el asador del Monumental. Paradojas de la vida, nosotros fuimos el sabroso asado argentino que tan ricamente degustaron los chicos de Batista.

Dicho esto, tampoco hay que volverse locos. A nadie, y menos a este servidor, le gusta encajar estos golpes ante rivales de tal enjundia. Sirva como lección de cara al futuro, a jugadores y afición para no caer en la soberbia que tanto les criticamos siempre a otros. No obstante, no ha de originarse un trauma de todo esto. Conocemos el camino, el cual estoy seguro que el combinado nacional va a seguir por mucho tiempo. Un tropezón no debe ni va a emborronar nuestro estilo, una idea que esperemos se prolongue por siempre en el tiempo independientemente de los éxitos que se alcancen. Esa es la vía que ha convencido a propios y extraños, que se ha ganado el reconocimiento mundial y que nos ha permitido cosernos una preciosa estrella en el pecho. Conviene no olvidarlo, sino siempre habrá otro grande que como ayer nos sonroje a base de goles.

4 comentarios:

cityground dijo...

Muy de acuerdo en tu artículo, no es mas que un amistoso pero ante equipos del nivel de Argentina o sales con todo o te puede pasar lo de ayer, con todo digo no solo el mejor equipo sino mas concentrados, aunque el resultado me sigue pareciendo algo exagerado.

Si se acepta ir a Buenos Aires a jugar un partido después de un viaje tan largo hay que ir con lo mejor y sino es mejor no ir.

La selección se ha ganado mucho margen de confianza, lo de ayer fue un día malo y mejor en un amistoso que en un partido de clasificación.

Reyes de Atzavares dijo...

Dentro de poco quizá ni nos acordemos de esto más que como un amistoso que perdimos

saludos

kipzy dijo...

de haber puesto un arquero decente, no hubiera sido un resultado tan abultado

Jose Villa dijo...

Al igual que el de México, más que un partido fue un mero trámite para afianzar la cordialidad entre ambas federaciones de cara a la inminente elección de la sede del mundial de 2018. Felicidades por el artículo.