Los guardianes de la moral

Carlo Ancelotti y Jagoba Arrasate, técnicos de Real Madrid y CA Osasuna


El sábado por la noche Club Atlético Osasuna y Real Madrid CF disputaron en el estadio de La Cartuja (Sevilla), la final de la Copa del Rey 2022/23. Ambiente festivo, agradable, con dos aficiones entregadas a sus respectivos equipos. De un lado, una entidad ejemplar para todas aquellas no denominadas grandes, pues representan por muchos motivos a lo que aspiramos los hinchas de otros equipos no tan bien dirigidos (más aún en mi caso, que soy del Málaga CF). Del otro uno de los clubes más poderosos del mundo, que en otra órbita económica, también hace bien las cosas en los diversos planos que ocupa.

Sobre el césped se vio un muy buen partido, con el cuadro rojillo equilibrando el desnivel deportivo a base de ímpetu y sus mejores prestaciones con y sin balón. Vencieron los blancos por 2-1 con doblete de Rodrygo tras sendas jugadas de Vinicius, contrarrestando el golazo de Lucas Torró desde la frontal (fue el empate parcial). 

Bueno, pues ni en la previa ni a posteriori han faltado aquellos que afearon su pasión a la hinchada madridista, poniendo como ejemplo la entrega de la de su rival. Como todo el mundo sabe, el aficionado de los clubes grandes es alguien de clase alta, con varios millones en el banco, nacido en un Palacio del Siglo XIV, además de ser altivo y vivir alejado de la realidad. Curiosamente al parecer hay cientos de millones de personas así en el mundo.

Es triste que para ensalzar a una afición se metan con otra. Además de populista, se basa en una mentira, como paso a argumentar: vivo en la Costa del Sol, en el sur de España. En determinadas zonas y barrios, los residentes extranjeros superan ampliamente el 80%. Tengo amigos, todos personas de a pie de lo más normales, que son hinchas (de procedencia, para más señas) de Manchester United, Milan, Juventus, Inter, Olympique de Marsella, Liverpool, River Plate, Boca Juniors, Independiente, Racing Club, América de Cali, Universidad Católica, Emelec, Chivas de Guadalajara, etc, por mencionar tan solo unos pocos clubes (lógicamente como español, también conozco a gente de Madrid, Barça y Atlético).

Chris y Andy, británicos procedentes de Manchester, no se conocen entre sí, pero les veo a menudo y solemos hablar mucho de fútbol. Su club es el más rico del mundo, pero llevan años jodidos por su mala marcha, además de aguantar las burlas de sus rivales citizens (que ahora siempre ganan), del Arsenal, que vuelve a pelear en serio, y del Liverpool, cuya temporada es mala, pero les metió 7-0 hace poco. Tienen la suficiente edad para haber vivido el descenso de categoría de los años 70, no mucho después de haber ganado su primera Copa de Europa. Luego pasaron un cuarto de siglo sin ganar la liga inglesa. Pero eh, ellos no sufren.

Soy interista desde hace muchos años. Al proceder mi esposa del norte de Italia, tengo muchos buenos amigos que tifan por alguno de los tres grandes. Ella es juventina. Soportó la vergüenza del descenso administrativo de 2006, la retirada de títulos y los años hasta recuperar la competitividad. Por no entrar en las burlas de todos los rivales, incluyendo cuando perdieron casi consecutivamente dos finales de Champions (2015 y 2017). También tengo amigos del Milan, que se han pasado 10 años sin ganar el Scudetto, mismo tiempo que mi Inter, que al menos lo logró una temporada antes. Ambos clubes además han cambiado de manos la pasada década, y aunque ahora parecen volver a estar fuertes, su futuro depende de los caprichos de millonarios e inversores.

Hinchas de River lloran el descenso de su equipo en 2011

Del otro lado del charco, mis amigos de River e Independiente, ambos dos de los clubes más grandes de Sudamérica, se comieron un descenso en los 2010s. Los del barrio de Núñez se han recuperado, pero el Rojo de Avellaneda sigue inmerso en una crisis tanto deportiva como económica que vuelve a amenazar su presencia en la máxima categoría del fútbol argentino. Y eso que son los que más Libertadores tienen. Por su parte, los hinchas de Racing Club casi ven desaparecer su club a primeros de siglo. Estuvieron a un suspiro de que así fuera.

En Colombia, mi amigo Javier se comió las gastadas durante mucho tiempo. Primero porque su equipo, el América de Cali, ha disputado y perdido 4 finales de Copa Libertadores, tres de ellas de forma consecutiva, sin llegar a ganar nunca una. Luego, por el descenso que tuvo a su equipo en segunda durante años. Esto es algo que le puede suceder al Valencia esta misma temporada (dos veces subcampeón de Champions a inicios de siglo), y por lo que ya pasó el Atlético de Madrid hace poco más de 20 años. Curiosamente, los tres clubes tienen hinchas muy apasionados, una historia enorme, y acumulan subcampeonatos de la máxima competición continental (tres en el caso de los colchoneros, dos de forma reciente).

Respecto a esto último, viví en Madrid hace tiempo. La final de la Champions 2013/14 enfrentó a Atlético y Real, un derby en lo más alto. Algunos amigos de ambos equipos pudieron ir a Lisboa a presenciar el duelo definitivo. Con otros muchos lo vi en la capital española. Mientras los merengues pasaron de la desesperación y lágrimas al éxtasis con el empate de Sergio Ramos en el minuto 94', los colchoneros recorrieron el camino inverso. Al concluir el encuentro los blancos estaban exultantes, los rojiblancos totalmente hundidos.

A todo lo anterior quiero añadir un apunte. Si el Madrid es un déspota millonario al lado de Osasuna, ¿qué es Osasuna con sus 69,1 millones de presupuesto, sus más de 40 años en Primera, sus campañas europeas o sus dos finales de Copa para el CA Valtierrano, CD Tudelano o la Peña Sport de Tafalla que entre los tres* no suman ni una temporada en Segunda División? Al menos Osasuna y Real Madrid comparten categoría, pero, ¿una promesa de 15 años seguirá en su club de barrio toda la vida o se irá a un Osasuna contra el que la humilde entidad no puede hacer nada? ¿Festejaría igual la afición de Osasuna superar la segunda ronda de la Copa del Rey que como lo harían por ejemplo los modestos Juventud de Torremolinos o Barakaldo? 

Al final, todo esto es para concluir algo que no debería hacer falta comentar: que todos los aficionados son iguales, hay hinchadas diferentes (eso no lo discuto), pero el dinero o la gloria no hacen a nadie ni mejor ni peor. Al menos en las gradas de los estadios, por más que los guardianes de la moral no estén de acuerdo.


*En realidad entre todos los clubes de la región, a excepción del propio Osasuna.





1 comentario:

Anónimo dijo...

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