Homenajes y paralelismos: Raúl, Casillas y Diego López
El mito volvió a marcar en el Bernabéu |
Tenía pensado escribir acerca de todos los acontecimientos que han tenido lugar en el estadio Santiago Bernabéu relacionados con ese mito en vida llamado Raúl González Blanco. Acerca de cómo la perspectiva del tiempo hace virar las cosas, suavizándolas muchas veces. Y en el fondo voy a hacer eso, pero dándole otro enfoque en el que el Señor Raúl solo aparecerá como una especie de "Dejá vú" en mitad de la narración.
El tema que me ha desviado de lo que tenía previsto, una especie de siete diferencias entre la percepción de un sector del madridismo llamado underground (con el que coincido en no pocas cosas, no en todas) de la figura de Raúl en el momento de su salida del club frente al momento actual, ha sido el debate pesadísimo, cansino y enconado de la portería blanca con Diego López e Iker Casillas como actores principales, Carlo Ancelotti, Vicente del Bosque y Florentino Pérez como Guest Stars, y con un ente tan heterogéneo e intangible como lo que se ha dado en llamar el público del Bernabéu, que ejerce a su vez de juez y parte según intereses de quién describa la situación, tanto en sentido Casillista como Dieguista. Evidentemente, otro actor importante sería la prensa. Pero no voy a entrar por esa parte. Me resulta igual de injusto que se establezca a la prensa como villano a que se le establezca como víctima. Cada uno elige de qué fuentes bebe y a ti te encontré en la calle estando yo de resaca.
Me empieza a aburrir muy mucho este debate. Mi postura, para ahorrar tiempo al que ya esté dedicando el esfuerzo de leerme unos minutos, es bastante simple. Debe jugar el que mejor esté y el que más confianza aporte al equipo. Y con esto no quiero decir Diego López. Creo que el gallego está bien de forma (como lo estuvo la temporada pasada, con más de una actuación destacada, como en las eliminatorias frente al Man U en Champions o el FCB en Copa del Rey donde su aportación resultó decisiva ) pero no tengo la información de si Casillas está a ese nivel. Por tanto, la lógica me dice que me tengo que fiar del que decide, que es el que los ve cada día. ¿Significa eso que Casillas lo haría mal en caso de jugar? Evidentemente no. ¿Resta eso valor a la figura histórica de Casillas? La duda ofende. Pero la pregunta a hacerse no es esa, en mi opinión. Como diría Kase O, la cuestión en cuestión es si el entrenador del Madrid, que como concepto es un sujeto que carece de ese constructo llamado presunción de inocencia, debe poner bajo sus palos al jugador X por su momento actual o por lo que representa a nivel histórico su figura. Yo tengo bien clara mi postura. Y retomo el tema Raúl. Que realmente también es el tema Hierro. Que realmente empieza a tener un parecido aterrador con el debate que nos ocupa.
Raúl y Hierro -cuya presencia en un imaginario hall of fame futbolístico, sería innegable, con números retirados colgando del techo de su estadio y discurso de entrada con chaqueta dorada incluidos si se quiere- dieron grandes no, grandísimos e históricos momentos al club de Chamartín, regalando a las mocitas madrileñas un buen archivador de motivos para ir alegres y risueñas. Pero sus últimos años supusieron mostrar el lado oscuro de la moneda. No creo que pase nada por decirlo. Recuerdo ver en directo a Hierro sufriendo quiebros imposibles de Etoo en la pradera del Bernabéu, y me duele.Recuerdo ver a Raúl partidos llenos de carreras demagogas, miradas asesinas a sus compañeros. Recuerdo leer con indignación -por mi parte- el número que le montaron ambos a Florentino Pérez en Mónaco horas antes de la disputa de la Supercopa Europea frente al Feyennord de Rotterdam por lo que el fichaje de Ronaldo Nazario iba a suponer para Morientes. Recuerdo leer con indignación - por mi parte también- una reunión de Raúl con Juande Ramos días antes de su nombramiento como entrenador efímero del Real Madrid.
Y sin embargo les quiero que diría el flaco Sabina. Todo esa indignación entre guiones que mencionaba en el párrafo anterior con el paso del tiempo queda relativizada al ponerla en comparación con todo lo que esos señores han supuesto para mi vida como aficionado al fútbol, y al Madrid en concreto. Ayer vi el Trofeo Bernabéu poniéndole atención por primera vez desde hace no menos de ocho años, y eso fue por la presencia del 7. Igual el problema lo tengo yo (e intuyo que no pocos de mis compañeros de afición) por considerar que en el Madrid tienen que jugar los que estén mejor en cada momento, o los que el entrenador considera que le vengan mejor al equipo sin atender a aspectos externos. El hecho de que el principal argumento que dan los partidarios de la titularidad de Casillas sea una y otra vez todo lo que ha dado por el club a lo largo de su carrera me recuerda (no de modo traumático, pero si de manera recurrente) a los casos arriba mencionados. No creo que Casillas es a día de hoy sea peor que Diego López, pero permítanme que sus últimas temporadas me hagan pensar que sea mejor. No tengo ni tendré a Casillas por enemigo ni rival mientras defienda el escudo que he sentido propio desde hace tres décadas. No me considero más madridista que nadie, pero tampoco menos, por mi postura. Pero veo, con desagrado, como se enconan las posiciones de una y otra postura, poniéndose el énfasis en los puntos de discrepancia mientras en lo que la psicología llama "Metas supraordenadas" que sería básicamente que ganen los de blanco, estamos de acuerdo.
Veremos como resuelve este nudo gordiano Carlo Ancelotti. No se si servirá de referencia, pero por aquello de que la historia tiende a repetirse os contaré un caso que me imagino que una gran mayoría de vosotros desconoce, al menos entre nuestros lectores de España.
Toda esta situación me recuerda en parte, con bastantes diferencias de contexto pero con más similitudes que con otras situaciones en el mismo deporte, a la vivida el año pasado por otro de mis amores deportivos. Los 49ers de San Francisco, de la NFL. Para el que no conozca demasiado sobre ese deporte, decir que si hay una posición tremendamente determinante para un equipo de fútbol americano, es la del quarterback. Ese muchacho generalmente alto, de tipo atlético, que vemos en las películas americanas con alusiones a este deporte con un número entre el 1 y el 19, que se pone detrás de una línea de cinco tíos gigantescos y le tira el melón a uno que corre, o se lo da a la mano a otro para que corra p'alante.
Colin Kaepernick (izquierda) y Alex Smith |
Al comienzo de la siguiente temporada, la 2012-13, Alex Smith parecía más asentado que nunca. Las primeras jornadas descubrieron que lo del año anterior no había sido flor de un día, y Alex Smith tenía unas cifras espectaculares. Entre ellas el mejor porcentaje de pases completos de la liga y tercero en la clasificación de rating (una estadística que se utiliza para evaluar a los pasadores, combinando diferentes datos) .Hasta que en un partido contra los Rams cayó lesionado con una conmoción cerebral y un tal Colin Kaepernick, un suplente de segundo año del que prácticamente todo lo que sabíamos los aficionados en general es que era más espigado y llevaba el 7, tuvo que hacerse cargo. Y de repente, el nuevo, no desentonó. No solo no desentonó, sino que aportaba una nueva variante al juego al ser muy versatil en su juego con una gran capacidad para correr con el balón él mismo.
Harbough, en un principio, optó por no declarar titular a uno o a otro sino irlo decidiendo cada jornada. Asumió los palos por una decisión tremendamente inhabitual en ese (y en general en casi todos los deportes). Pero Kaepernick siguió jugando y consolidandose semana a semana. Alex Smith veía como le iban comiendo la tostada, pero aguantó la situación sin poner una mala cara, es de suponer que la procesión iba por dentro. El vestuario, reconocido incluso en palabras a posteriori de algunos de sus jugadores, vivió su propio debate.
San Francisco terminó la temporada como Campeón de División y llegaron los playoff, con el dificilísimo reto de superar lo logrado la temporada anterior. Y con Kaepernick habiendo sido titular solo seis veces en su carrera, podría decirse que más de uno esperaba, con perdón, el ostión.
Pero mire usted por donde. No sin sufrimiento, San Francisco llegó a la Super Bowl por primera vez desde 1994 (19 años no es nada) aunque se quedó sin anillo de campeón, en concreto a cinco yardas de conseguirlo.
Hoy, Raúl verá las noticias de su homenaje con una sonrisa en la boca. Hoy, Alex Smith es el quarterback titular...de los Kansas City Chiefs y Colin Kaepernick se ha quedado con mando en plaza en los 49ers.
Y el mundo sigue girando.
Comentarios
El gran problema es por qué y cómo vino Diego Lopez. Cierto, vino con Casillas lesionado, pero con un Mouriño que, en un par de semanas, le destrozó la carrera a Adán por alguna razón que nunca se ha llegado a saber del todo, sólo intuir.
Desgraciadamente, ahora sólo oímos rumores y más rumores y sólo sabremos la verdad cuando haya pasado años y años y todos los implicados decidan contar sus versiones en algún libro de anécdotas jugosas.
Por lo menos, decida lo que decida Ancelotti, ahora no habrá ese componente morboso de 'es que se llevaban tan mal...'
Eso sí, no ser titular en año de mundial le puede hacer un daño a Casillas de los que dejan mucha huella.
Viendo anoche a Courtois en el Camp Nou pensaba en lo que pudo ser Iker y, dicen, no ha querido ser. Nunca vi a nadie con los reflejos de Casillas, pero Courtois se mostraba inexpugnable por alto, todo un titán, uno de los lunares que jamás ha tapado Iker, al que se le acusa se caérsele el larguero encima por no salir (o hacerlo mal), no dominar el área ni el juego de pies. Y no, no soy un hater de Iker ni un fanboy de Diego, me gustan ambos, siendo Iker más genial pero Diego más completo y sobrio (ojalá una combinación de ambos... un belga del Manzanares).
Respecto al post, me ha gustado todo incluida la frase final. Del Real Madrid salieron antes Di Stéfano, Butragueño o el propio Raúl y siempre ha seguido ganando... y el mundo girando.
Y el futuro dónde está?