The world's most beautiful tribute: flores para el United, victoria para el City

Sir Matt Busby Way, Old Trafford, Manchester, England M16 0RA. 13:25 (hora inglesa). El Teatro de los Sueños, lleno (75970 espectadores) como casi siempre pero más emotivo que nunca, con un ambiente tan espectacular y espeluznante como solo los ingleses saben transmitir en estas ocasiones, recibía a los eternos rivales de la ciudad mancuniana el día que se rendía el homenaje más sentido a las víctimas del accidente aéreo de Munich’58.

El gran Bobby Charlton encabezaba la representación de míticos e ilustres históricos red devils en el palco de honor, todos ellos ataviados con unas bonitas bufandas a franjas rojas y blancas. Todo el estadio erguía sus bufandas a un cielo desde el que seguramente los Busby Babe’s que faltaban estaban observando presos de emoción el respetuoso minuto de silencio que los supporters de United y City guardaron en su recuerdo. Incluso la hinchada visitante, de la que se temía que pudiera boicotear tan sentido momento, respetó al máximo el tributo que su eterno rival rendía a los añorados héroes de antaño.

De este modo, con el United vistiendo la misma camiseta que usaban Duncan Edwards y compañía 50 años antes (sin logos, marcas ni escudos y con los números del 1 al 11), dio comienzo un partido en el que la gran ausencia fue la de Wayne Rooney, que a buen seguro se habrá lamentado más que nunca por estar sancionado.

El United dominó territorialmente el primer tiempo, pero cada intento moría en los puños de Hart o cerca de los postes, por lo que fue el City el que golpeó primero, y no una, sino dos veces, haciendo efectivos los letales contraataques que Sven Goran Eriksson ensayó toda la semana. Así, primero Vassell a los 24 minutos aprovechando una serie de rechaces que la defensa local no supo despejar, y luego Benjani Mwaruwari (45 min), de cabeza tras rematar un centro desde la derecha de Martin Petrov. Como casi siempre que se da una efeméride de estas (homenajes, centenarios, etc...), el asunto no se le daba bien al principal implicado.

Tras un descanso en el que no se produjeron variantes, los locales salieron decididos a remontar el encuentro aunque en los compases iniciales el City contuvo las ofensivas con rigor defensivo y buen toque. Pero los cityzens se echaban cada vez más atrás, arriesgándose a que algún rechace entre tanta pierna acabase en gol. Y así fue en el minuto 55, cuando Tévez anotaba un gol que otorgaba unas esperanzas estériles pues el linier decretó el evidente fuera de juego.

Los red devils seguían estrellándose ante la eficaz defensa que capitaneaba Micah Richards, incapaces de romper el entramado cityzen, que vivía cómodo lanzando peligrosas contras para que su rival tampoco relajase la retaguardia. Ferguson nunca encontró la llave con la que abrir la defensa rival, y sus cambios (Park por Nani, Hargreaves por Anderson y Carrick por O’Shea) en nada variaron la tónica de un partido que se les escapó de las manos.

Los últimos minutos supusieron un quiero y no puedo del United, que pese a que redujo distancias en el 92’ (Carrick), asistió en su propio feudo a una afrenta que seguramente recordarán por siempre los hinchas de ambos equipos, pero puede que los hinchas del City con más cariño incluso por llevarse la victoria en un día tan señalado.