Fútbol y geografía – Argentina

Como ya hemos explicado en más de una ocasión, quienes integramos el Café somos unos fieles descubridores de la geografía y la historia gracias al fútbol. Es muchas veces este deporte el que nos permite recorrer y conocer lugares que de otra manera serían inalcanzables. A partir de la iniciativa de dar a conocer algunos de estos temas con la Copa Intertoto de por medio, voy a dar comienzo a una nueva serie recorriendo los diversos rincones de la Argentina.

Para esta primera entrega, los clubes elegidos son Altos Hornos Zapla y Central Norte.

Íntimamente ligada a los vaivenes de un pueblo está la historia del primero de nuestros clubes. En más de seis décadas de existencia, la Asociación Deportiva Altos Hornos Zapla ha atravesado absolutamente todas las situaciones posibles, pasando de ser un habitual animador de los viejos Torneos Nacionales a sumergirse en el olvido y la desolación que acechan la zona.

Todo comenzó en 1939, cuando se halló un yacimiento de hierro a sólo 13 kilómetros de San Salvador de Jujuy, capital provincial. En una época en que la conflictiva situación europea contrastaba con la notoria prosperidad argentina, la explotación no se hizo esperar. En 1945 comenzó a funcionar el primer centro siderúrgico del país, que adoptó el nombre de Altos Hornos Zapla en honor a los bosques donde solían ir de cacería los dos descubridores del mineral.

El 4 de enero de 1947, el Coronel Emilio Fabrizzi se embarcó en una aventura que le costaría su rango y su puesto de trabajo. Decidió fundar un club en el pueblo de Palpalá, cercano a los yacimientos, y en apenas dos semanas construyó un estadio para 15.000 personas, cifra que superaba holgadamente a los habitantes de la incipiente localidad, que recién sería fundada oficialmente a mediados del año siguiente.

Creciendo al ritmo de la producción de acero, Zapla se destacó en la Liga Jujeña desde finales de los sesenta. Sus buenas actuaciones le valieron el pasaje al Torneo Nacional, en el que debutó en 1974. Volvió a aparecer en escena cuatro años después, para participar de dos certámenes consecutivos. Luego entró en el período dorado de su historia, enfrentándose a los grandes nuevamente en 1983, 1984 y 1985.

La curva descendente del club había iniciado su rumbo aceleradamente y esto no era obra de la casualidad. La situación económica de la industria siderúrgica era alarmante, la producción estaba por el piso y las dificultades que vivía el país desembocaban en una enorme despoblación de la zona.

La mina 9 de Octubre fue finalmente abandonada y el pueblo que lo rodeaba desapareció. Hoy las viejas casas donde residían los obreros no son más que la escenografía de una ciudad fantasma. El club siguió en picada y pasó más de quince años fuera de la órbita del fútbol nacional. La empresa fue privatizada en 1999, y al poco tiempo Zapla volvió al ruedo. Fue en el Torneo Argentino B 2001/02 cuando el imponente estadio de 35 mil espectadores volvió a rugir.

Fueron seis temporadas en esta categoría hasta que finalmente ocurrió lo que todos temían: el descenso. A mediados de 2006, Zapla quedó condenado a jugar el Torneo Argentino C, campeonato en el que estuvo a punto de ascender en su primera participación. Este año disputó una vez más este certamen, pero sus actuaciones fueron de malas a pésimas y ni siquiera logró superar la primera fase.

Hoy Altos Hornos Zapla se refugia en la Liga Jujeña, buscando un triunfo que lo deposite nuevamente en el extenso Argentino C. Los más memoriosos miran de reojo los años de gloria, aquellos en los que Boca o River visitaban una ciudad que supo ser próspera e innovadora en materia productiva. Los pueblos fantasmas son el recuerdo de lo que alguna vez fueron épocas felices para la industria, pero también son los escombros de un pasado en el que Zapla era amigo de la gloria.

Viajando hacia la ciudad de Salta encontramos al Club Atlético Central Norte. Aquí la historia no se trata del hierro, sino del medio a través del cual se empezó a desarrollar el país: el ferrocarril. Diseminadas estratégicamente para llevar las materias primas hacia Buenos Aires, las vías del tren fueron la conexión más importante entre todas las ciudades del interior. Desde su crecimiento hasta la triste actualidad que atraviesan, los ferrocarriles significaron el vínculo entre la gente.

El 9 de marzo de 1921, un grupo de empleados del ferrocarril decidió fundar un club deportivo, al que bautizaron con el nombre de la empresa en que trabajaban. Desde el comienzo utilizó los colores blanco y negro, que con el correr de los años le darían el apodo de Azabache y Cuervo.

El historial de Central Norte en la Liga Salteña es sencillamente espectacular. Es el dueño absoluto del certamen, ya que se quedó con 36 campeonatos de los 84 que se han disputado. Le lleva una enorme ventaja a Juventud Antoniana, que acumula 19, y a Gimnasia y Tiro, que tiene 18. Pese a que estos equipos supieron conseguir más logros en los últimos años —incluso llegando a Primera en el caso de los últimos— la supremacía del Cuervo en la liga es indiscutible.

En 1973, Central Norte se adjudicó su vigésimo primer título local y accedió a debutar en el Torneo Nacional. Esa sería la primera de sus siete participaciones en esta competencia. Su última aparición llegó en 1985, coincidiendo con la desaparición de estos certámenes y la reestructuración del fútbol argentino.

Debido a las buenas actuaciones que lograba ante el resto de los equipos del norte argentino, fue uno de los 22 participantes del primer Nacional B. La suerte no estuvo de su lado y tras clasificar 18º fue obligado a disputar un triangular junto a Chacarita y Gimnasia de Jujuy para determinar el tercer descenso. Apenas rescató un punto en esos cuatro partidos y quedó condenado a volver a su liga de origen, lugar del que recién lograría salir en 1994, cuando ingresó al recientemente creado Torneo Argentino.

Su experiencia en el incipiente certamen fue muy breve. Apenas pasaron dos años hasta que un nuevo descenso lo volvió a bajar de categoría. El 11 de junio de 2006 llegaría la revancha tan esperada. Central Norte venció a Alumni en la definición por penales y se ganó el derecho de volver a participar en el Argentino A.

La historia de este equipo nunca fue sencilla, y no pudo mantenerse en la tercera división. Solamente participó de un campeonato antes de descender una vez más. Así terminó disputando la más reciente edición del Torneo Argentino B, en la que accedió a la ronda final pero no pudo conseguir el pasaje al lugar que había perdido un año antes. Resignado a tener que esperar un año más, Central Norte espera que las vías vuelvan a llevarlo a la tierra deseada.

2 comentarios:

Martín dijo...

Que gracia, este altos Hornos Zapla era posiblemente de los equipos de los que mas ganas tenia de saber(el otro era un tal Loma Negra).

Me recuerdo un poco lo suyo a lo de un equipo chileno, el Cobresal.

Del central norte no tenia ni idea, la verdad.

Anónimo dijo...

El Loma Negra de Olavarría creo que ya ni siquiera existe más. Según tengo entendido, fue el emprendimiento de gente opulenta de la zona y llegó así a jugar los viejos torneos nacionales, pero después le deben haber retirado el apoyo económico y desapareció como tantos otros clubes que han vivido circunstancias similares.

Buenísimo el artículo. Y de vuelta a parafrasear a "Alta fidelidad" pero con los tópicos cambiados: el fútbol es mucho más que fútbol. Es geografía, historia, poesía y cuantas cosas más.