Homenaje al "Chino" Luna
Es la clase de personas que sulfura a los ambiciosos y prepotentes. A los más tranquilos, tipos como él les saca primero el instinto de compasión, luego la duda y más tarde una sonrisa de reconocimiento. Todos hemos conocido a alguien así. En la escuela es ese niño con aire despistado que nunca habla en clase, que no parece mucho más inteligente que un Playmobil, pero que, sin saberse muy bien cómo, siempre aprueba y pasa de curso. En el trabajo es esa persona de aire patoso y de currículum tirando a mediocre que sin embargo acaba quedándose en la empresa y ascendiendo, mientras que su envidioso compañero con miles de MBA es despedido al poco tiempo.
En el mundo del fútbol, Carlos Chino Luna (1982, Piquillín, Córdoba, Argentina) es de esa clase de personas. Un delantero centro que no destaca por su técnica, ni por su velocidad, ni por su impresionante envergadura. No se le recuerda ningún hecho susceptible de ser incluido en Futbolarte, ni ninguna frivolidad elegante como alguna rabona. Ni siquiera ha dejado alguna frase memorable y poco humilde. A primera impresión, tras un vistazo rápido, parece carne ideal de banquillo. De hecho, siguen afirmando en Quilmes (donde pasó la temporada 06-07) que ha sido uno de los peores delanteros de los tiempos recientes.
Pero algo debe de tener este chico, algo que se nos escapa a los que vemos el fútbol como simples aficionados. En Elche (su siguiente estación tras la ciudad cervecera) acabó jugando de titular con David Vidal, pese a la desconfianza de la afición y pese a la competencia de otros delanteros aparentemente de mayor nivel.
Este año regresó a la que fue su primera casa importante (y en la que había dejado un gran recuerdo), Tigre. Y la historia se ha repetido: de trece partidos que ha disputado, en siete ocasiones lo ha hecho saliendo al campo desde el banquillo. Pero no se podría decir que ha malgastado su tiempo: ha marcado un gol a Boca (en la victoria de Tigre 2-3 en la Bombonera), otro a Independiente y otro a Estudiantes. Este fin de semana hasta se dio el lujo de anotar un par contra River Plate, colaborando en el sueño de su modesto equipo de conseguir el Apertura 2008 (está a dos puntos del líder Boca a falta de dos jornadas).
No tiene la elegancia de Cruyff, ni la contundencia de Müller, ni la cabalgada de Weah, pero algo tiene que tener el Chino Luna para acabar siempre jugando y marcando. Quizás sea la voluntad y la ilusión, que en el área pequeña a veces cubren más espacio que la técnica.
Comentarios
Grande, casi que me voy a hacer fan del chino...aunque me da que a Ariel no le hara tanta gracia...
Es cierto que sus registros goleadores en su último torneo no fueron malos. 7 goles en 19 partidos para un equipo que dio pena en todas las canchas no está nada mal, aunque casi todas sus anotaciones aparecieron cuando el descenso estaba consumado.
Volviendo a sus cualidades técnicas. Me llamaban poderosamente la atención sus pies de resorte. No importaba la velocidad con la que un pase se acercara a él, siempre terminaba rebotando y quedando a tres metros de distancia.
Martín, puedes ser fan de él tranquilamente. Entre tantos gustos raros que tenemos en el Café no sería de extrañarnos jaja.
Chimo escribe sobre alguien, y en lugar de lesionarse, hacer que le expulsen, fallar todo lo fallable, va el tipo y mete dos goles en un partido importantisimo para el equipo.
Chimo, ¿como lo hiciste?
O eso, o el Chino es inmune a tus influjos, que grande,¡ Adelante el Matador ¡