De Papas, llaves, puentes y pelotas

Nueva entrega de la sección de heráldica balompédica, como siempre en El Enganche la versión oficial, aquí la extendida, con los extras y las tomas falsas…

Al sureste de Francia, y no muy lejos de una de nuestras anteriores protagonistas, se alza, acurrucada en la orilla izquierda del Rodano, la ciudad de Avignon.

Pequeña, histórica y ventosa (como dice el proverbio: Avignon Ventosa, sin viento venenosa, con viento fastidiosa), fue centro de la cristiandad durante buena parte del siglo XIV, cuando los papas se trasladaron allí a partir del pontificado de Clemente V (El papa que disolvió la orden del Temple), un títere en manos del rey de Francia. Llegado a la ciudad presuntamente para una breve estancia, en preparación a un concilio, hasta siete pontífices se sucedieron entre 1309 y 1377 en la sede francesa. De hecho, en realidad hubo papas en la ciudad hasta mucho después, y es que entre 1378 y 1417 se produjo el gran cisma de occidente, periodo en el que coexistieron dos papas al mismo tiempo (y en algún caso, hasta tres), uno en Avignon y otro en Roma, con las distintas naciones europeas divididas en cuanto a la legitimidad de uno u otro…

Por fin, resuelto el conflicto, y con el ultimo(o penúltimo, según se mire) antipapa de Avignon , el aragonés Benedicto XIII, el famoso papa Luna (que dio origen, por su terquedad, al famoso dicho de “seguir en sus Trece”), muriendo en Peñiscola, solo y abandonado por todos (y viejo, muy viejo, ya que llego a los 96 años), la villa fue sumergiéndose poco a poco entre las nieblas de la historia, pasados sus cinco minutos de fama…

Sin embargo, la ciudad y su zona de influencia, el llamado Comtat Venaissin, permanecieron de hecho en manos de la iglesia, como un enclave dentro del reino de Francia hasta la época de la revolución, 1791.

El máximo representante del balompié local es actualmente el Avignon Football 84 (El 84 no indica el año de fundación en este caso, sino el número del departamento , la división territorial a la que pertenece), fundado en 1931, con el nombre de Association Sportive Avignonaise, y que tras una fusión, y ya como Olympique Avignonais llego a participar en una ocasión, la temporada 75-76, en la primera división gala, con un catastrófico desempeño ,puesto vigésimo(de 20 equipos), a 12 puntos del penultimo clasificado…por cierto, como dato curioso, en esa época en Francia, además de los dos puntos por ganar y uno por empatar, los equipos recibian un punto mas de bonificación por cada victoria por tres goles o mas de diferencia (el único conjunto que no logro punto alguno por ese factor, fue, como era de esperar,el Avignon).

Desde ese cenit de su trayectoria, el recorrido del equipo fue casi siempre descendente (espectacular el cuatrienio 1990-94, donde en cuatro temporadas bajó cuatro divisiones, de segunda a sexta, categoría donde se encuentra en la actualidad, tras haber pasado hace unos años incluso por séptima división. Al menos este año tiene serias opciones de ascenso a la CFA 2, ya que esta situado en segunda posición de la tabla, a un punto del líder.

Sin embargo nuestro interés por el club, más que por su triste devenir histórico, viene del escudo que actualmente usa como emblema, el siguiente (os dejo de paso el de otros dos momentos de su historia).


Como podemos observar, el símbolo básico que se repite a lo largo del tiempo, es siempre el mismo, las tres llaves de oro, que como casi todos imagináis, esta heredado directamente del blasón de la localidad.

Las llaves de Avignon a su vez están intrínsecamente unidas a su peculiar historia. Si, se trata de una simbología claramente relacionada con su pertenencia a la Santa Sede, a las llaves de San Pedro que aun actualmente son el emblema de la ciudad del Vaticano (en el caso del vaticano son dos, una de oro y otra de plata, que representan el poder espiritual y temporal de la iglesia), y que proceden de esta cita del evangelio de San Mateo:

“Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.

A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos “.

El que sean tres y no dos las llaves, por un lado sirven para diferenciar la iconografía de Avignon y la vaticana, y por el otro, para conmemorar a los tres síndicos(o cónsules) que se encargaban de gobernar a la ciudad en nombre del papa.

Esta es la teoría mas difundida, existe otra que habla en cambio de que las tres llaves serian por un lado las dos papales, y una tercera, que ya existiría anteriormente (por ejemplo, en monedas de la ciudad), que representaría la soberanía comunal.

Pero…en el nuevo escudo, aparece otro elemento, también emblemático de la ciudad de los Papas. Esa construcción que aparece en la parte superior del escudo, sobre las llaves, es el mundialmente conocido (de hecho es patrimonio de la humanidad) Puente de Avignon, que edificado en el siglo XII, medía 900 metros, y fue durante muchos siglos el único puente permanente que cruzaba el río desde que el mismo pasaba a través de la ciudad de Lyon hasta su desembocadura en el mediterráneo. Destruido y reconstruido en varias ocasiones, debido a las crecidas del Rodano, la de 1660 fue demasiado para el, y desde entonces, abandonado y fuera de uso, la mayoría de su estructura fue desapareciendo, quedando tan solo 4 de los 22 arcos que formaban el puente.

Al menos, la que si continua existiendo es la capilla de Saint Benezet (el constructor del puente, según la leyenda), que construida sobre una pilastra del propio puente, también se entreve en el escudo.

El puente es también conocido por una canción popular francesa, Sur le Pont D´Avignon, que os dejo aquí, en una versión algo mas moderna… (Bueno, en su época era moderna, hoy por hoy…aviso que su visionado puede causar daños emocionales permanentes)

Curiosamente, la versión original clásica del XVI, no hablaba para nada de bailar sobre el puente (básicamente porque no había demasiado espacio), sino debajo de el…

Ah, y para resolver otro equívoco, el celebre cuadro de Picasso de las señoritas de Avignon, nada tenia que ver con esta honrada y casta villa, sino con una calle de Barcelona, de similar pronunciación, Avinyó, conocida por sus burdeles…si, esas señoritas de tan curioso pose, eran al parecer mujeres de vida alegre.

Con esto concluimos por hoy, esperando, que como a mí, la pegadiza melodía del puente, se os haya quedado grabada en la mente, y se os repita, se os repita, se os repita…

Ah, y por si alguien se da una vueltita por allá, os dejo una corta, y al tiempo gloriosa guía de lo que debéis conocer ineludiblemente sobre la ciudad…