Ecos del Pozo: Muerte en la isla

Volvemos a renovar nuestra colaboración con El Enganche, en este caso con una historia a mitad de camino entre el homenaje póstumo a un club que ya no esta y el repaso a la "Heráldica deportiva".

En las cercanías de Cádiz, con las espaldas sobre el inmenso océano que fue y será el eje de su historia, encontramos una pequeña isla, la isla de León.


Sobre ella se alza San Fernando, una de las principales bases de la armada española, cuna de Camarón (de la isla, de donde si no) y durante unos meses la última tierra libre de una España ocupada por las tropas Napoleónicas. Allí se inició la redacción de la que posteriormente seria conocida como la Pepa, la primera constitución que los Españoles se dieron a si mismos…y que tan poco duró.

San Fernando, con cerca de cien mil almas, es la cuarta ciudad de la provincia gaditana, tras Jerez, la capital y Algeciras. Nacida y crecida en buena medida a partir del siglo XVIII, alrededor de la marina de guerra y sus necesidades, la mengua de las mismas a partir de los 90, con la consiguiente crisis de las industrias relacionadas (como los astilleros), hicieron que entrara en una crisis de la que busca salir.

Y allí, hasta hace un mes, existía un equipo, modesto pero histórico, capaz de estar diez temporadas seguidas en segunda división (en una época, todo sea dicho, donde existían dos grupos dentro de esa categoría) entre los 50 y los 60.

Se trataba del Club deportivo San Fernando, fundado en 1943, por la unión de tres equipos de la ciudad, y desaparecido, o al menos firmada su sentencia de muerte, por decisión de sus socios, el 16 de junio de este año. El descenso de categoría, tras un trágico partido final que paso de ganar (lo que lo hubiera salvado) por 3 a 0 en la primera mitad a terminar 3 a 5, fue la puntilla definitiva para un club incapaz de pagar durante meses a sus jugadores, y con una situación económica imposible de solventar.

Muerto (o suicidado) el antiguo, rápidamente se “refundó” la entidad, aunque seria mejor dicho que lo hecho fue comprar al segundo equipo de la localidad, el Sporting San Fernando, que militaba en la primera andaluza (justo por debajo de la tercera división), cambiándole el nombre a San Fernando Club Deportivo.

Es hora ya de dejarnos de historias, y hablar del símbolo del club fenecido, que podéis ver aquí:

En el mismo, con los tradicionales colores del club, similares a los de la ciudad (el azul del mar que nos circundan y el blanco de nuestras salinas…que conste, acabo de inventarme esta definición, así que no le hagáis mucho caso), aparecen las iniciales de la entidad, y dos elementos definitorios de la población.

Por una parte, un ancla, que recuerda la íntima relación entre el mar y la villa, especialmente entre la misma y la marina de guerra.

Por otro lado, y apareciendo también en el escudo de la ciudad, un puente.

Pero no un puente cualquiera, sino uno con nombre propio, el Puente Suazo.

Construido, como gran parte de los principales monumentos de la población, con piedra ostionera, con orígenes (al parecer) romanos, el puente fue durante largos siglos la principal vía de comunicación entre el continente y la isla.

Más esa estratégica situación fue lo que provocó que durante largos meses, durante la guerra de independencia, fuera punto principal de los inútiles asaltos franceses, deseosos de terminar con la resistencia española. Pero, aunque a costa de la destrucción de su arco central en 1812, el puente jamás fue tomado.

Perdida ya su privilegiada posición como único paso hacia la ciudad, sigue sin embargo ahí, de pie, transformado en recuerdo eterno de gestas anónimas.

Y como podemos ver, el nuevo club apenas modifico sus símbolos, tan solo un cambio en la situación de iniciales (cambio a mejor en mi opinión, destacando más las de la población).

Aunque no fuera mi primer equipo, y aunque soy más cañailla de nacimiento que de familia, no puedo dejar de desear suerte al club de mi ciudad, para que en su nueva reencarnación llegue alguna vez a reeditar los éxitos de la anterior. Y es que la ciudad donde si no se inventó se le dio al Bienmesabe la razón de su existir, bien merece eso…

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