Melancolía
“A veces llega un momento en que, te haces viejo de repente, sin arrugas en la frente, pero con ganas de morir…”
La senda del Tiempo, Celtas Cortos
Nacer, crecer, morir. Eso es vivir. Avanzamos, dejando a nuestras espaldas, cada vez más grande, el páramo de nuestro pasado, mientras vemos como se deslizan los granos del Futuro en el reloj de arena de nuestra existencia.
El tiempo pasa, y nosotros con el. De participar en comuniones, a asistir a ellas, bautizos, bodas y entierros jalonan nuestra existencia, y su distinto volumen marcan nuestro ritmo
De vez en cuando echamos la vista atrás, pensando en lo que fue, en lo que no fue y pudo ser, en lo que nunca será…y en ocasiones, de repente, nos damos cuenta de que muchas cosas nunca volverán, que ya no están ni podemos llegar a ellas de nuevo.
Cuando murió mi abuela, con ella se fue la mayor parte de mi infancia, mis recuerdos de una casa alegre que ya nunca volveré a visitar (puedo ir aun a ella…pero ya no es la misma, la que yo conocí, desapareció), los felices días del ayer, cuando la ilusión de lo que vendría siempre vencía al miedo de lo que podría llegar.
Y todo esto es y será, por siempre, inevitable. Todos conocemos nuestro final, y mucho peor aun, todos sabemos el final de todos aquellos que amamos y queremos. No hay alternativas, algún día, la tragedia llega. Y el que sea segura, no le resta un ápice de dramatismo, de tristeza, es un adiós eterno, un hasta siempre, un nada volverá a ser igual, sin ti.
Ni siquiera las personales son las únicas perdidas. Nunca volveremos a tener cinco años, ni 10, ni 20…nunca volveremos a disfrutar de nuestra infancia, de los sinsabores de la adolescencia, de descubrir el mundo poco a poco, de entender que cuando uno es mayor nada es distinto realmente, solo se es mas viejo.
El paso del tiempo…haced la prueba, rebuscar entre vuestros recuerdos, sacad un álbum de fotos, recorred vuestra memoria en imágenes.
Las modas cambian, esos pelos ahora no se llevan, pero…ese eras (¿eres?) tu, esos tus padres, aquellos, los que ya no están, ni nunca volverán. Ni ellos ni esos días que solo permanecen en su cárcel de papel, esperando volver a ser de nuevo cuando alguien los mire, hasta el día que nadie lo haga y los recuerdos se pierdan para siempre.
Por cosas como estas, la muerte de un futbolista siempre es una tragedia. Hablamos de gente joven, llenos de vida, fuerza, salud, carisma, en la flor de la existencia, con éxito (o con lo que la sociedad actual piensa que es el éxito), una casta de modernos héroes, símbolos, tal vez a su pesar, de nuestro tiempo. Y choca, choca que una persona así pueda desaparecer de repente, nos decimos, si a alguien como el le pasa esto, ¿alguno estamos a salvo? Es en cierto modo un recordatorio de lo frágiles que somos, de que aunque lo creamos, no somos ni eternos ni invulnerables.
Así es la vida…y así es el Fútbol.
Ya no sueñas con jugar en primera, con meter un gol en el último minuto, con alzar la copa de Europa en el club de tus amores. Tal vez en tu imaginación tu equipo lo haga, pero no contigo sobre el césped de tu mente. Ya no ves a tus ídolos (de hecho, ¿tienes ídolos?)como seres inalcanzables, ya no quieres ser como ellos de mayor, porque ahora tu eres mayor que ellos. Ese juvenil que prometía, se retiró el año pasado, aquel goleador de tu infancia, es ahora ese anciano entrenador, aquel entrenador carismático, es solo cenizas dispersas en el océano.
Y entonces te das cuenta del paso del tiempo, cuando recuerdas las plantillas y los jugadores de hace 15 o 20 años, pero no la del año pasado, cuando oyes hablar de futbolistas que has visto jugar como de clásicos del pasado, cuando empiezas a darte cuenta de que has estado a punto de decir; “Ya no se juega al fútbol como en mi época”…como si este momento en el que vives ya no fuera completamente tuyo…
Pero…tal vez en algo el fútbol es superior a la vida, siempre, siempre, te da una segunda oportunidad, un descenso no es el final, solo el comienzo de la remontada hacia el éxito, una eliminatoria pérdida, la antesala de la próxima copa…y lo mejor, que nada es seguro, ni para lo bueno ni para lo malo. Si hace diez años alguien le hubiera dicho a los Sevillistas, hundidos en la miseria, deportiva y económica, que su equipo no solo habría vuelto a la élite, sino que habrían de venir las mejores temporadas de su historia… ¿Quién lo hubiera creído?
Nada es inmutable, si aún tu club no hizo historia, aun puede hacerla, tiene tiempo, todo el tiempo del mundo por delante…
“Piensa en las cosas que te hacen sentir,
cada segundo vivir y escapar,
este momento y la gente pasar,
sientes por dentro que todos se van”
Escapar, Moby y Eva Amaral
La senda del Tiempo, Celtas Cortos
Nacer, crecer, morir. Eso es vivir. Avanzamos, dejando a nuestras espaldas, cada vez más grande, el páramo de nuestro pasado, mientras vemos como se deslizan los granos del Futuro en el reloj de arena de nuestra existencia.
El tiempo pasa, y nosotros con el. De participar en comuniones, a asistir a ellas, bautizos, bodas y entierros jalonan nuestra existencia, y su distinto volumen marcan nuestro ritmo
De vez en cuando echamos la vista atrás, pensando en lo que fue, en lo que no fue y pudo ser, en lo que nunca será…y en ocasiones, de repente, nos damos cuenta de que muchas cosas nunca volverán, que ya no están ni podemos llegar a ellas de nuevo.
Cuando murió mi abuela, con ella se fue la mayor parte de mi infancia, mis recuerdos de una casa alegre que ya nunca volveré a visitar (puedo ir aun a ella…pero ya no es la misma, la que yo conocí, desapareció), los felices días del ayer, cuando la ilusión de lo que vendría siempre vencía al miedo de lo que podría llegar.
Y todo esto es y será, por siempre, inevitable. Todos conocemos nuestro final, y mucho peor aun, todos sabemos el final de todos aquellos que amamos y queremos. No hay alternativas, algún día, la tragedia llega. Y el que sea segura, no le resta un ápice de dramatismo, de tristeza, es un adiós eterno, un hasta siempre, un nada volverá a ser igual, sin ti.
Ni siquiera las personales son las únicas perdidas. Nunca volveremos a tener cinco años, ni 10, ni 20…nunca volveremos a disfrutar de nuestra infancia, de los sinsabores de la adolescencia, de descubrir el mundo poco a poco, de entender que cuando uno es mayor nada es distinto realmente, solo se es mas viejo.
El paso del tiempo…haced la prueba, rebuscar entre vuestros recuerdos, sacad un álbum de fotos, recorred vuestra memoria en imágenes.
Las modas cambian, esos pelos ahora no se llevan, pero…ese eras (¿eres?) tu, esos tus padres, aquellos, los que ya no están, ni nunca volverán. Ni ellos ni esos días que solo permanecen en su cárcel de papel, esperando volver a ser de nuevo cuando alguien los mire, hasta el día que nadie lo haga y los recuerdos se pierdan para siempre.
Por cosas como estas, la muerte de un futbolista siempre es una tragedia. Hablamos de gente joven, llenos de vida, fuerza, salud, carisma, en la flor de la existencia, con éxito (o con lo que la sociedad actual piensa que es el éxito), una casta de modernos héroes, símbolos, tal vez a su pesar, de nuestro tiempo. Y choca, choca que una persona así pueda desaparecer de repente, nos decimos, si a alguien como el le pasa esto, ¿alguno estamos a salvo? Es en cierto modo un recordatorio de lo frágiles que somos, de que aunque lo creamos, no somos ni eternos ni invulnerables.
Así es la vida…y así es el Fútbol.
Ya no sueñas con jugar en primera, con meter un gol en el último minuto, con alzar la copa de Europa en el club de tus amores. Tal vez en tu imaginación tu equipo lo haga, pero no contigo sobre el césped de tu mente. Ya no ves a tus ídolos (de hecho, ¿tienes ídolos?)como seres inalcanzables, ya no quieres ser como ellos de mayor, porque ahora tu eres mayor que ellos. Ese juvenil que prometía, se retiró el año pasado, aquel goleador de tu infancia, es ahora ese anciano entrenador, aquel entrenador carismático, es solo cenizas dispersas en el océano.
Y entonces te das cuenta del paso del tiempo, cuando recuerdas las plantillas y los jugadores de hace 15 o 20 años, pero no la del año pasado, cuando oyes hablar de futbolistas que has visto jugar como de clásicos del pasado, cuando empiezas a darte cuenta de que has estado a punto de decir; “Ya no se juega al fútbol como en mi época”…como si este momento en el que vives ya no fuera completamente tuyo…
Pero…tal vez en algo el fútbol es superior a la vida, siempre, siempre, te da una segunda oportunidad, un descenso no es el final, solo el comienzo de la remontada hacia el éxito, una eliminatoria pérdida, la antesala de la próxima copa…y lo mejor, que nada es seguro, ni para lo bueno ni para lo malo. Si hace diez años alguien le hubiera dicho a los Sevillistas, hundidos en la miseria, deportiva y económica, que su equipo no solo habría vuelto a la élite, sino que habrían de venir las mejores temporadas de su historia… ¿Quién lo hubiera creído?
Nada es inmutable, si aún tu club no hizo historia, aun puede hacerla, tiene tiempo, todo el tiempo del mundo por delante…
“Piensa en las cosas que te hacen sentir,
cada segundo vivir y escapar,
este momento y la gente pasar,
sientes por dentro que todos se van”
Escapar, Moby y Eva Amaral
Comentarios
PD: Con artículos así, me dan ganas a invitarte a unas cañas.
Ale, las próximas que me tome a tu salud Sve ;-)