Tenebrosos paralelismos en la Casa Blanca



Aún está todo el pescado por vender, pues como aquel que dice aún estamos en el tramo inicial de una temporada que ya cumple dos meses de desarrollo, momento en que los equipos deben comenzar a afianzar sus líneas maestras para demostrar que en Mayo aspirarán a algo más que ser meras comparsas sin nada en juego. Y en estas estamos en la Casa Blanca, donde ayer un terremoto asoló la faraónica obra de Florentino Pérez dejando algunas grietas de esas que resquebrajan no solo las opulentas construcciones sino también la moral de aquellos arquitectos que las diseñan, los capataces que las llevan a cabo con sus obreros y el público asombrado por magnánima superproducción tambaleándose donde y cuando menos se esperaba.


Si, porque lo de anoche no cabía esperarse. No es que entrase en el planning perder en el Sánchez Pizjuán o caer en casa ante el AC Milan, pero vista la entidad de los rivales son accidentes de los que uno puede levantarse y seguir adelante si el destrozo no ha sido calamitoso. Pero si ya de por si haber caído 2-1 hubiera sido vergonzoso vista la categoría de ambos clubes y lo que se debe presuponer de un partido como este (más allá de la infatigable ilusión del humilde y las inexcusables bajas del grande), perder 4-0 ante todo un Alcorcón (que merece todos mis respetos*) escapa fuera de toda lógica, toda excusa y todo accidente, más aún cuando la vergüenza podía haber sido mayor de haber estado más acertados los pupilos de Juan Antonio Albacete Anquela.

Quien a hierro mata…

Cuando te ajusticia la misma sangre duele más. Por eso, los dos goles que Borja Pérez-Peñas anotó anoche no solo supieron a veneno, sino a déjà-vu pues no era la primera ni la segunda vez que el ex-canterano merengue castigaba la indolencia de los esos tipos visten la camiseta que el ama (es socio y acude cada dos semanas al Bernabéu a ver a su Real Madrid), sino la tercera vez que le anotaba un doblete en tres partidos: una media que asusta y debería invitar a la reflexión a las altas esferas del club, tan dadas a denostar una cantera con la que cada vez que se cruzan con un anterior componente de la misma éste les castiga irremisiblemente, maldición tradición que se repite cíclicamente desde más tiempo del que querríamos recordar los madridistas.


Con esto no quiero caer en la hipocresía del tema de los canteranos, pues posiblemente Borja no tenga el nivel necesario para jugar en el primer equipo del Madrid así como muchos otros de los que han salido de La Fábrica, aunque lo peor es que ni se tiene paciencia con ellos ni se les da si quiera la oportunidad de demostrar su valía… cosa que si hacen cuando se les pone el club de sus amores por delante, dándoles en la frente a esos directivos que los ningunearon y la razón a aquellos que los apoyamos pero a su vez sufrimos las consecuencia de su marcha.


Unos paralelismos que asustan

Echar la vista atrás para aprender de los errores es un sano ejercicio que todos debemos hacer en algún momento de nuestras vidas. Seguro que Florentino Pérez lo ha hecho en alguna que otra ocasión, operación que estoy seguro llevó a cabo antes de si quiera plantearse pelear por el sillón presidencial que abandonó años antes por la gatera. Casi pondría la mano en el fuego sin miedo a quemarme para aseverar que de algunos fallos ha tomado nota para no incurrir nuevamente en ellos.


Pero transcurridos casi 5 meses desde su llegada da la impresión de haber caído en algún viejo vicio. Él mismo denunció en su rueda de prensa de despedida que había tratado con excesivo paternalismo a algunos jugadores (algo que también le pasa a Massimo Moratti en el Internazionale Milano), suponemos que los galácticos a los que se permitía entre otras lindezas anti futboleras y lejanas a la profesionalidad de este deporte el ausentarse de entrenamientos para ir a rodar anuncios con sus marcas correspondientes, algo con lo que supo (o más bien pudo) lidiar Vicente Del Bosque pero que no soportó Jose Antonio Camacho, tan amante del esfuerzo y la casta como es él.


Obviamente no es lo único a achacar a los futbolistas, para mí sin lugar a dudas los grandes responsables de la actual situación. Todos tienen parte de culpa en este siniestro, unos con mayor cuota que otros, pero aquí no se libra nadie, ni presidente, ni su principal escudero (Valdano, máximo valedor de Pellegrini), ni un técnico con su correspondiente cuerpo de colaboradores que o bien no sabían donde se metían o bien pecaron de exceso de confianza ante una plantilla de jugadores de tal excelsa calidad como desprecio por el esfuerzo que lo están fagocitando poco a poco.


No entraré en detalles técnico-tácticos (aunque apunto que con la confección del plantel creo que lo más adecuado sería un 4-3-3) ni particularizaré en ningún futbolista en concreto. Tampoco en el efecto Cristiano, al que cada día tengo más afecto no por ser quien más camisetas vende ni por su sonrisa deslumbrante, sino por ser tan fantástico profesional y corresponder al aficionado (verdadero corazón de este club) con todo de su parte para mantener latente la ilusión por la pelotita.


Solo espero que este grupo de exquisita calidad revierta la situación para que los improperios y maldiciones sobre ellos se conviertan en las alabanzas que todos esperábamos verter según se iban anunciando sus paulatinas llegadas en el ya lejano inicio de verano, aunque lo que más les costará será recuperar ese amor incondicional de sus seguidores, sentimiento que siempre permanecerá unido al club pero que difícilmente se ganarán los jugadores con actuaciones lamentables como las que estaban llevando a cabo hasta el momento como ante Xerez o Tenerife, choques en los que los escandalosos resultados favorables disfrazaron un juego tan inerte como ausente.


Sirva este vídeo como escarnio a todos los que han contribuido no ya a una derrota histórica (algo inherente a todo club centenario que se precie de ser grande), sino a obligarnos a los que sentimos esos colores en nuestras entrañas a salir hoy a la calle avergonzados porque unos mercenarios vistan esos colores por los que uno daría lo que fuera por poder defender en cualquier campo del mundo y bajo cualquier circunstancia aunque solo fuera durante un mísero partido amistoso ante un plantel de regional preferente:



*Recuerden que los modestos son la gran bandera de los que hacemos este sitio.


2 comentarios:

mariocamacho82 dijo...

Buen post, te felicito por tu objetividad, pocos Madridistas son como tú.

F.D. dijo...

Tiene razón mario antonio, no hay más que ver la portada de Marca de hoy... me refiero a ello en mi blog, os espero!

un saludo desde cultura-de-futbol.blogspot.com

Por cierto, te tengo hace ya en mi lista de blogs y en seguidores, a ver si haces un favor a este lector y correspondes, ejej!