Cosas que hacen al City tan especial
Hay cosas que hacen grandes a ciertos equipos. Factores que van más allá de los títulos, de su juego, de la entrega de su afición. Elementos que van unidos de tal modo a la idiosincrasia del club, a su esencia, que serian imposible de separar sin perder al paciente en el proceso.
En 1996, el Manchester City descendía de la Premier. En el último partido, empataba a dos frente al Liverpool, habiendo logrado los cuatro tantos del encuentro. Y es que los dos tantos reds los lograron jugadores del city en propia meta.
Dos años después, un 25 de abril, en lo que era la penúltima jornada de la liga en la segunda división, los celestes se jugaban la vida. Caídos en la zona de descenso, se enfrentaban al Queens Park Rangers, su predecesor en la tabla. Todo lo que no fuera obtener la victoria, le conducía al descenso.
El gran Kinkladze lograba adelantar a los blues en el 1º minuto, pero poco después el Rangers lograba el empate. Y entonces...paso esto:
Jamie Pollock, medio centro defensivo que llegara a jugar años antes en España, en las filas del Osasuna, logra uno de esas obras maestras que convierten en ocasiones al fútbol en una de las bellas artes, recogiendo primero un envío en la banda, elevando el balón por encima de un contrario y a continuación rematando de cabeza sin que el portero pueda alcanzar el esférico.
Magnifico, estéticamente perfecto, todo impresionante, salvo que…el gol, como era de esperar, tratándose del City, era en propia meta. Era el 1-2, y a pesar del posterior empate, significaba el primer descenso de los azules fuera de las dos primeras categorías del futbol ingles, a pesar de lograr un 5-2 en la última jornada que de haber mediado resultados favorables (que lamentablemente no se dieron) le hubieran permitido salvarse.
Para Pollock fue el principio del fin, y se retiro cuatro años después, cuando apenas había cumplido los 28, pasándose a hacer cargo de la fábrica de cristal familiar. Al menos, le queda el consuelo de haber sido escogido por los hinchas del QPR (un poco hijoputicas ellos), como el "most influential man of the past 2,000 years".
Pero el City es así, capaz de ganar una final de Copa jugando con un portero con varias vértebras rotas (y al que le diagnosticaron al principio torticolis), o de descender de la Premier siendo el equipo mas goleador y teniendo mas goles a favor que en contra. No se trata de luchar contra el destino, se trata de fluir con el, aceptar lo inevitable e incluso, disfrutar con ello. Porque sin esas cosas, el City no seria el city…
Posdata: Por supuesto este artículo esta dedicado con cariño al gran Sergio Cortina, incondicional de estos tipos…
En 1996, el Manchester City descendía de la Premier. En el último partido, empataba a dos frente al Liverpool, habiendo logrado los cuatro tantos del encuentro. Y es que los dos tantos reds los lograron jugadores del city en propia meta.
Dos años después, un 25 de abril, en lo que era la penúltima jornada de la liga en la segunda división, los celestes se jugaban la vida. Caídos en la zona de descenso, se enfrentaban al Queens Park Rangers, su predecesor en la tabla. Todo lo que no fuera obtener la victoria, le conducía al descenso.
El gran Kinkladze lograba adelantar a los blues en el 1º minuto, pero poco después el Rangers lograba el empate. Y entonces...paso esto:
Jamie Pollock, medio centro defensivo que llegara a jugar años antes en España, en las filas del Osasuna, logra uno de esas obras maestras que convierten en ocasiones al fútbol en una de las bellas artes, recogiendo primero un envío en la banda, elevando el balón por encima de un contrario y a continuación rematando de cabeza sin que el portero pueda alcanzar el esférico.
Magnifico, estéticamente perfecto, todo impresionante, salvo que…el gol, como era de esperar, tratándose del City, era en propia meta. Era el 1-2, y a pesar del posterior empate, significaba el primer descenso de los azules fuera de las dos primeras categorías del futbol ingles, a pesar de lograr un 5-2 en la última jornada que de haber mediado resultados favorables (que lamentablemente no se dieron) le hubieran permitido salvarse.
Para Pollock fue el principio del fin, y se retiro cuatro años después, cuando apenas había cumplido los 28, pasándose a hacer cargo de la fábrica de cristal familiar. Al menos, le queda el consuelo de haber sido escogido por los hinchas del QPR (un poco hijoputicas ellos), como el "most influential man of the past 2,000 years".
Pero el City es así, capaz de ganar una final de Copa jugando con un portero con varias vértebras rotas (y al que le diagnosticaron al principio torticolis), o de descender de la Premier siendo el equipo mas goleador y teniendo mas goles a favor que en contra. No se trata de luchar contra el destino, se trata de fluir con el, aceptar lo inevitable e incluso, disfrutar con ello. Porque sin esas cosas, el City no seria el city…
Posdata: Por supuesto este artículo esta dedicado con cariño al gran Sergio Cortina, incondicional de estos tipos…
Comentarios
Aunque para retornar a la First Division si se le apareció un poco la virgen en la final del play-off ante el Gillingham con dos goles en los últimos minutos.
No puedo evitar tener simpatía por estos equipos marcados por la desgracia, lo mio debe ser un poco enfermizo, me atraen mas los fracasos que los éxitos.
Gran post, Martín!