Volver a casa, por Navidad

Navidad. Época de llegadas y despedidas, de bienvenidas y adioses. En estaciones, aeropuertos y demás lugares donde las historias comienzan, terminan o simplemente, se cruzan, los sentimientos de la gente se reflejan en sus rostros mientras abrazos, besos, miradas y ademanes nos muestran que a pesar de todo, aun existe la esperanza.

Incluso algo tan cada vez más ajenos a los sentimientos como es el mundo del fútbol, sin llegar a detenerse del todo, si aplaca su cotidiana vorágine por unos días. En España estas fechas implican en cierto modo el final de la primera parte de la temporada, como si hubiéramos llegado al primer hito tras la salida en el largo camino de la liga. Llegar aquí supone ya para muchos en el más vulnerable de los colectivos del balompié una mezcla de triunfo y alivio. Y es que la misma frase tantas veces pronunciada de “no va a llegar a comerse el turrón”, cuando hablamos de uno u otro entrenador lleva implícito, aunque lo hagamos inconscientemente, que la Navidad supone un limite.

Ayer, mi compañero Juampex me enviaba un SMS, desde la T4. Estaba esperando recoger a un familiar que llegaba a Barajas, cuando vio a uno de los protagonistas negativos de la última jornada.

Allí, en mitad de un mar de maletas, se encontraba Hugo Sánchez, la última victima de esa mezcla de paranoica justicia, anhelos de grandeza e impaciencia desmedida que suele causar la destitución de los entrenadores.

Sin estar allí, me pareció estar viendo la imagen….sobre todo porque en realidad, ya la había visto. Borremos el nombre de Hugo, y escribamos el de otro cualquiera, por ejemplo Arconada, al que el manito sustituyera la pasada campaña. El ingrato trabajo de la mayoría de los técnicos suele elevarse sobre el cadáver aun caliente de su antecesor. Se dice que cuando las cosas van mal, lo más fácil es cargarse al entrenador, que cuesta menos cambiar al mister que sustituir a media plantilla, pero…

¿Son estas cosas ciertas? Por ejemplo, ¿Qué es ir mal? Entiendo que el Madrid o el Barcelona, echen a sus entrenadores si a mitad de campaña sus equipos han perdido cualquier opción a títulos. Que el Sevilla, el Valencia o el Atleti los echen si están lejos de los puestos de UEFA, pero… ¿Qué es estar mal para la mitad de los equipos de la liga española, cuya única aspiración real al inicio de la temporada es eludir el descenso? ¿Es estar mal encontrarse, en la jornada 15 el cuarto por la cola, fuera del descenso, con 13 puntos y apenas a 3 puntos del puesto 11º, que podría estar ocupando de haber ganado en su último choque? No, evitemos personalizar, ni siquiera se trata de Hugo y el Almería, lo mismo se puede decir de la situación de los técnicos de equipos como el Espanyol, Zaragoza, Valladolid, Málaga, Xerez, Racing, Tenerife, Osasuna, Sporting o incluso el Mallorca, a pesar de su buena situación (esperada por muy pocos, todo sea dicho).¿Es justo en el caso de los entrenadores de cualquiera de esos equipos, echarles cuando la medida real de sus escuadras es la de tener que estar luchando a cara de perro, todo el tiempo, como el resto de sus rivales, por no ser uno de los tres damnificados de la pelea al final?

Para mi, no sin duda, e incluso reconociendo que la figura de Hugo Sánchez me desagrada profundamente (desde su etapa de futbolista, me parecía un enorme rematador, pero un muy mal deportista), sigue pareciéndome injusto su descarte.

Por otro lado… ¿es cierto de que es mas barato quitar a un entrenador que sustituir a la plantilla? Planteándolo de otro modo, ¿no se podría haber gastado el dinero que cuesta pagar al entrenador destituido y al nuevo mister en haber reforzado la plantilla, antes de empezar la competición, con algunos elementos que hubieran ayudado a tener un equipo de más nivel? ¿No seria mejor incluso ahora, en lugar de quitar al técnico, pedir la cesión de ciertos futbolistas que permitieran remontar el vuelo?

Porque aunque no dudo que en ocasiones, por mala relación entre entrenador y plantilla, nulo juego o incompetencia del alineador, la destitución es obligada (de hecho lo que cabe preguntarse en ocasiones es el motivo de ciertas contrataciones, mas que de la posterior destitución), en otras ¿Qué garantías se tiene de que el nuevo mister lo vaya a hacer mejor que el anterior? Hugo por ejemplo, ya demostró la pasada campaña (con un Negredo de delantero, claro), que era capaz de llevar al equipo. De hecho… ¿Cuántos entrenadores estamos viendo que vienen, salvan al equipo y al año siguiente son sustituidos para que alguien intente lo mismo? En segunda hemos visto los casos de Claudio en el Elche o Campos en el Murcia, ¿son distintas personas, como es posible que lo que antes le saliera tan bien, se convierta luego en un desastre? ¿No podría pasar por otro lado lo contrario, que alguien no terminara de tocar la tecla un año, y luego todo saliera maravillosamente? Aquí en España seria imposible de comprobar, pero en Inglaterra hemos asistido más de una vez que entrenadores que bajaron con un equipo luego lo ascienden e incluso tienen temporadas brillantes con posterioridad...

A veces, cuando me da por pensar mal, creo que lo de fichar un nuevo entrenador es lo mas parecido a jugar a la lotería que hay en el futbol, y que en realidad, mucho de los resultados que creemos que vienen del trabajo y la profesionalidad (que en realidad se les supone a todos), tienen mas que ver con que sonó la flauta, que la artera fortuna decidió sonreír a unos, y no a otros. ¿Cuánto de verdad hay en nuestro fútbol, y cuanto no es mas que una combinación de egos y egoísmos, lesiones, moral, goles que entran(o no), jugadores en racha o días donde nada te sale?

El salvador de ayer es el villano de mañana, la paciencia del publico suele ser tremendamente finita, y la de los presidentes, gente a la que no le gusta la música de viento, proporcional a la del estadio. Todo junto hace de nuestro fútbol lo que es, una locura sin freno ni medida, donde los entrenadores duran lo mismo que los generales a Stalin, una especie de concurso de lotería permanente, donde todos cruzan los dedos para no ser el próximo “premiado”. No cuenta el trabajo, no cuentan los elementos disponibles, no cuenta la mala suerte o el calendario. Lo de “somos esclavos de los resultados” se convierte, en una especie de juicios sumarísimos, a manos de tribunales despiadados, en una segura condena de muerte.

Así somos, y parece que la tendencia ira a peor, los medios ayudan a esto con su permanentes seguimientos, sus prisas porque las cosas salgan perfectas (y como por otro lado ellos lo saben todo, con la seguridad de que haciéndolo de tal o cual manera saldrían mucho mejor…que fácil es la critica cuando nunca tienes que demostrar tus razones), su afán de nuevas noticias, de nuevas caras y mas polémicas…la rosificacion (o el amarillismo) de nuestra prensa deportiva hará de este tipo de cosas algo si no mas normal (porque es difícil despedir a un mayor numero de entrenadores aun), al menos mas sanguinolento (cuanto mas higadillo y mas vísceras aparezcan, mejor, las declaraciones explosivas venden mucho y dan juego para tiempo…).

Pero en realidad, la culpa, como casi siempre, es nuestra. Nosotros formamos las aficiones, nosotros somos los primeros en silbar si nuestro equipo no juega a lo que queremos, nosotros pedimos con demasiada rapidez que se vaya este u otro, nosotros exigimos un nivel de trabajo, esfuerzo y rendimiento a los entrenadores que de ser el mismo baremo aplicado a la mayoría de nuestros trabajos, dejaría en la calle a casi todos los que silban, gritan, insultan o protestan…si nosotros no somos justos, ¿Cómo podemos pedir a los que mandan que lo sean?

A pesar de todo, a todos, desde el café, os deseamos feliz Navidad…y que al menos, vosotros, podáis tomaros el turrón...

Sobre la destitución de Hugo, en la Red

Borja Barba en DDF.

Francisco Ortiz en el Enganche.

Declaraciones de Hugo al Marca.

2 comentarios:

xtaoth dijo...

El problema está en saber cuál es la solución acertada para cada caso. Hace cuatro años, en el Mallorca, Cúper se va después de estar 9 jornadas sin ganar. Viene Manzano y salva al equipo a falta de dos jornadas (a pesar de estar medio deshauciado cuando Cúper lo dejó).

Tres años después, tras una racha de 3 de 33 puntos posibles, el Mallorca vuelve a estar deshauciado, pero en vez de echar al entrenador, se resuelve la papeleta fichando a Aouate (esa racha se consigue con Lux de ¿portero? sustituyendo a un lesionado Moyà). Resultado: 37 puntos en la segunda vuelta y salvado con bastante suficiencia.

Con esto digo que hay que saber qué falla. A veces es el entrenador, a veces no. En el caso del Almería, sencillamente habría que preguntarse si de verdad fallaba algo.

Eso sí, defiendo los despidos en esta época del año. Suficientemente avanzada la temporada para haber evaluado el problema y suficientemente pronto para que el que viene tenga tiempo de armar su equipo.

Marco dijo...

Feliz navidad para todo el equipo!