Ganaderías comerciales


Ronaldo, Messi, Kaká, Rooney, Ribery… Resulta realmente curioso ver cómo los grandes nombres comerciales del mundo del fútbol han ido desfilando por la puerta trasera del mundial.

En ocasiones bien pudiera parecer que existen dos mundos dentro del fútbol. El mundo que quieren las grandes marcas y luego el que vemos los demás, sin tener que ser necesariamente excluyentes. Pero nos diseñan ídolos por y para su calado mediático formando espirales que se retroalimentan creando iconos de cómo deben ser nuestras aspiraciones, nos describen gráficamente - como en el último comercial de Nike - el devenir de nuestras vidas y las suyas en caso que se cumplan sus deseos, los de los grandes grupos comerciales. Por suerte para todos, la realidad suele superar la ficción. En el anuncio al que aludía antes solo aparecían 3 españoles durante aproximadamente un segundo y medio. Tirando un periódico con desprecio después de una supuesta eliminación, por cierto. Bonita metáfora.



No es cuestión de hacer bandos, puesto que sería de una demagogia demasiado poco disimulada y además algo iluso. Todos los futbolistas de primer nivel tienen contratos de patrocinio de ese tipo, incluido Andrés Iniesta, el más humano según parece. Y los futbolistas más mediáticos también tienen una calidad espectacular, conste. Pero ya no solo nos venden a estos como mitos, sino que se convierten actuaciones mediocres (como la de Messi en este mundial) en buenas performances por arte de birli birloque desde la más alta instancia en materia futbolística, la FIFA. Llámenme conspiranoico si lo desean, pero ahí huele a intereses comerciales a kilómetros. Si yo fuera el propio Lionel me preguntaría que pinto yo en la lista de nominados al mejor jugador del Mundial, conociendo mis posibilidades y mi rendimiento en la cita. No sabemos si esa reflexión se habrá producido en su cerebro. ¿ Verdad que no nos imaginamos a Raúl entre los diez mejores jugadores de Corea-Japón 2002 ? Si comparamos a Messi 2010 con Raúl 2002, la balanza del rendimiento estaría como poco igualada. Personalmente el mundial del entonces 7 de España (hoy ya no) me pareció mejor que el reciente del 10 argentino. No me cabe ninguna duda que si Argentina hubiese llegado a semifinales en esta edición, aunque finalmente terminara cuarta, los galardones hubieran ido para la Pulga, por muchos goles que hubiera metido Higuaín, por ejemplo.

Podríamos ampliar el debate a la elección del mejor jugador de la Copa del Mundo, al futuro Balón de Oro FIFA, o a cualquier tipo de estúpido galardón individual que se concede dentro de un deporte tan colectivo como el fútbol por una serie de votos de una serie de personas sin siquiera atender a criterios estadísticos. Pero hoy no hablo de eso, hablo de un fútbol que cada día parece más comandado por todo lo que lo rodea y menos por lo que es en sí: sudor, inteligencia, y más de una patada equivocada. En lugar de esto se alimenta a los llamados “antifutbol” generando la imagen que más les conviene: la de la riqueza y el lujo de un pendiente de diamantes, la del frac posando con un trofeo. Hilos bien dirigidos para mantener todo tal cual está ahora en términos comerciales. Y en cuanto se pueda, fortalecer aún más el régimen. ¿Alguien se ha parado a pensar por qué en Sudáfrica había tanta pancarta dedicada a Fernando Torres siendo Villa posiblemente el goleador patrio más regular de los últimos 25 años, pichichi de la Euro, co-pichichi del Mundial y habiendo fichado por el FC Barcelona?

Uno de los éxitos de la actual Selección Española es el haber mostrado al mundo en el mejor escaparate posible que el fútbol es por encima de todo una cosa de equipo, que un gran jugador te puede asegurar una gran jugada, o un gran partido, pero no un título. Ni siquiera un gran conjunto te puede asegurar un título, pero desde luego resulta una garantía mayor. Desde planteamientos distintos, el Internazionale de Mourinho y la España de Del Bosque así lo han demostrado durante este 2010, como el Barcelona la temporada anterior. Y los tres basándose, a mi juicio, en una solidez defensiva envidiable aunque lograda, como decíamos antes, desde diferentes puntos de partida.

No creo que nadie confunda esto con una crítica hacía los Messis, Ronaldos, y Torres de hoy día. El dardo no va para ellos, sino más arriba. Primero, para los organismos que consienten esta institucionalización del negocio, como la FIFA. Y por supuesto, para los que se dejarán dinero en llamadas, palmaditas en el hombro y compromisos para que el próximo galardón distinga a uno de los de su ganadería, los mismos que tendrán gente analizando hasta qué punto les conviene esa individualización del talento viendo la colectivización de los éxitos recientes.

Curioso que a veces olviden el nombre completo de este deporte: Fútbol Asociación.


2 comentarios:

cityground dijo...

Nunca le he dado mucha importancia a los premios individuales, aunque en los últimos años por el tema de la publicidad parece casi mas importante ganar el balón de oro que un titulo con tu club.

Siempre en las listas de mejores jugadores de un Mundial o de la temporada hay grandes injusticias, se cuelan jugadores mas famosos con un rendimiento menor que jugadores menos mediáticos pero que han sido mejores.

En este Mundial ha vuelto a pasar en la lista de los 10 mejores, incluir a Messi y alguno mas y dejar fuera a jugadores como Muller, Donovan y Honda me parece injusto, igual que decidir que Ronaldo fue el MVP en los partidos de Corea del Norte o Brasil, alucinante.

Anónimo dijo...

Hombre, yo creo que había mucha pancarta con Torres porque en Sudáfrica lo que se sigue es la liga inglesa, más que la española, y ya se sabe que el Liverpool nunca caminará solo.