Hemos matado a Naranjito
Vuelvo de una ciudad en llamas, rojos y amarillos luciendo por todos los rincones. No puedo dormir, ni se si podré hacerlo en toda esta larga y cálida noche.
Y me da igual, y no creo que nunca esperar a que el sol retorne y vuelva a iluminarme me pueda hacer tan feliz.
Cuando los sueños se convierten en realidad, nunca sabes con certeza si estas despierto o continuas en mitad de una quimera, todo es tan irreal, todo esta impregnado de tantos olores, colores, visiones y sonidos que no sabes si vives lo que estas viviendo o quizás se trate solo de uno de esos cuentos de hadas de la infancia , te parece haber traspasado la frontera del reino de la fantasía, y crees que todas esas hermosas damas que avistaste a lo largo de tu recorrido son solo el fruto del sueño de una noche de verano, una noche que, lo sabes tu, lo se yo, lo sabemos todos, recordaremos a lo largo de toda nuestra vida.
Mientras escribo esto una fina lamina liquida empañan mis pupilas, y se que de nuevo, como cuando marcó ese pequeño gran hombre, como cuando terminó el partido, como cuando me acorde de mucha gente, de unas que están y otras que no, volverá a derramarse en forma de lagrimas. Y no se si será felicidad, no se si será nostalgia, no se si simple empatía con la atmósfera que me rodea, no se si algo de liberación de tantos sufrimientos y tantos complejos…no se, no se si algo se, pero hoy disfrutaré siendo un ignorante.
De 1982 son mis primeros pasos futboleros, y como casi pareciera inevitable siendo de donde soy(y como soy), no eran demasiado alegres. Organizamos el mundial, pero fracasamos miserablemente en lo deportivo. Curiosamente, más que el juego en si, el máximo recuerdo de aquella cita era un cítrico regordete y algo cutre, que se convirtió en un icono nacional. Si, puede que el paso del tiempo nos lo haga evocar con nostalgia, pero su imagen transmitía en cierto sentido caspa, un sabor rancio. Y como no podía dejar de identificarlo con lo que fue aquella selección española, arrastraba un aire de fracaso, de ser un combinado de risa, al que no se podía tomar en serio.
Y cuando veía que cita tras cita, a pesar de jugar en ocasiones con calidad, o la mala suerte, o la superioridad del rival o cualquier otro factor nos dejaba fuera sistemáticamente de disfrutar del néctar de la victoria, te entraban unas ganas locas de exprimir a esa maldita naranja.
Este sábado, mientras aguardaba en la cama a que Morfeo decidiera abrazarme por fin y aliviara mi inquietud, una sensación se me grabo en la retina. Nos enfrentábamos a otra naranja, esta era, por fin, la ocasión de matar ese maldito recuerdo, de exterminar su aura de fatalismo, de acabar con todo aquello que hacia que seguir a la selección española fuera para algunos un ejercicio de ranciedad.
Y tras 120 minutos de sufrimiento eterno, de ver que la naranja mecánica hacia honor al origen de su apodo, con una violencia desbordante, de pensar que otra vez se nos iba a escapar la oportunidad de redimirnos, por fin, se terminó.
Es el final, el final de ser ese país con una de las mejores ligas del mundo pero con una selección alejada de la élite, el de no poder hablar de fútbol (según algunos), porque no habíamos ganado nada, el de ser la eterna gran mentira, los que juegan como nunca y pierden como siempre, los perpetuos llorones, los eternos aspirantes…el final de no ser nada para quienes creen que solo los títulos te convierten en leyenda.
Quien sabe, tal vez ya nunca volvamos a ganar nada, puede que jamás nos acerquemos de nuevo a la cima, que caigamos en el olvido, en la mediocridad, que retornemos a nuestro sitio natural (o al que merecemos si escuchamos ciertas opiniones).
Si, puede que pase todo eso, y más.
Pero da igual, da igual hoy, dará igual dentro de 25, 50, 100 años. Nadie, nunca, jamás, por toda la eternidad, podrá borrar nuestro nombre de la lista de vencedores, hemos ingresado en el Olimpo, y aunque nos convirtamos en dioses olvidados, seguiremos, por siempre, siendo dioses.
Eso es, en realidad, lo que hemos conseguido, entrar en la historia, hacerla, crearla, escribirla….y que gusto da, por Júpiter, poder usar la pluma de Dios para rubricar nuestro nombre al lado de tanta gloria del fútbol.
Y si, mañana será otro día, pero desde hoy nosotros estamos allí.
Posdata
He caminado hoy por calles repletas de compatriotas, a los que no importaba que el reloj ya hubiera traspasado la madrugada hacia largo rato. He visto sonrisas, alegría desbordante, unas sensaciones que se que jamás volveré a vivir y que el paso del tiempo jamás borraran. Más de una vez se me vinieron a la mente esos miles de papelitos, uno por cada latido, que inundaron el estadio donde Argentina se hizo mayor. Y ahora, por fin, puedo entender que debieron sentir los que asistieron a aquello
Confieso que jamás pensé, más allá de sueños húmedos e imposibles, que podríamos realmente ser campeones del mundo. De hecho, solo el escribirlo se me antoja un sacrilegio, un absurdo sin sentido. Pero no, no lo es, es real, y en asimilarlo, en entender que si, que fue posible, que lo hicimos, que lo hicieron, tendré que dedicar las próximas horas, las próximas semanas, tal vez, los próximos años. Gracias, gracias a ellos, gracias a mis compañeros del café, a los amigos con los que lo viví en directo,gracias a todos los lectores, y a cualquiera que nos apoyara, incluso, porque no, a los que no. Porque hoy, al menos, hay un lugar en este planeta nuestro donde las sonrisas adornan todos los rostros, y eso, el hacer feliz a la gente, incluso en medio de la adversidad, es algo que pocas cosas puede hacer mejor que el fútbol. Por eso, sobre todo, gracias al balón, que nadie nos lo vuelva a robar jamás…
Y me da igual, y no creo que nunca esperar a que el sol retorne y vuelva a iluminarme me pueda hacer tan feliz.
Cuando los sueños se convierten en realidad, nunca sabes con certeza si estas despierto o continuas en mitad de una quimera, todo es tan irreal, todo esta impregnado de tantos olores, colores, visiones y sonidos que no sabes si vives lo que estas viviendo o quizás se trate solo de uno de esos cuentos de hadas de la infancia , te parece haber traspasado la frontera del reino de la fantasía, y crees que todas esas hermosas damas que avistaste a lo largo de tu recorrido son solo el fruto del sueño de una noche de verano, una noche que, lo sabes tu, lo se yo, lo sabemos todos, recordaremos a lo largo de toda nuestra vida.
Mientras escribo esto una fina lamina liquida empañan mis pupilas, y se que de nuevo, como cuando marcó ese pequeño gran hombre, como cuando terminó el partido, como cuando me acorde de mucha gente, de unas que están y otras que no, volverá a derramarse en forma de lagrimas. Y no se si será felicidad, no se si será nostalgia, no se si simple empatía con la atmósfera que me rodea, no se si algo de liberación de tantos sufrimientos y tantos complejos…no se, no se si algo se, pero hoy disfrutaré siendo un ignorante.
De 1982 son mis primeros pasos futboleros, y como casi pareciera inevitable siendo de donde soy(y como soy), no eran demasiado alegres. Organizamos el mundial, pero fracasamos miserablemente en lo deportivo. Curiosamente, más que el juego en si, el máximo recuerdo de aquella cita era un cítrico regordete y algo cutre, que se convirtió en un icono nacional. Si, puede que el paso del tiempo nos lo haga evocar con nostalgia, pero su imagen transmitía en cierto sentido caspa, un sabor rancio. Y como no podía dejar de identificarlo con lo que fue aquella selección española, arrastraba un aire de fracaso, de ser un combinado de risa, al que no se podía tomar en serio.
Y cuando veía que cita tras cita, a pesar de jugar en ocasiones con calidad, o la mala suerte, o la superioridad del rival o cualquier otro factor nos dejaba fuera sistemáticamente de disfrutar del néctar de la victoria, te entraban unas ganas locas de exprimir a esa maldita naranja.
Este sábado, mientras aguardaba en la cama a que Morfeo decidiera abrazarme por fin y aliviara mi inquietud, una sensación se me grabo en la retina. Nos enfrentábamos a otra naranja, esta era, por fin, la ocasión de matar ese maldito recuerdo, de exterminar su aura de fatalismo, de acabar con todo aquello que hacia que seguir a la selección española fuera para algunos un ejercicio de ranciedad.
Y tras 120 minutos de sufrimiento eterno, de ver que la naranja mecánica hacia honor al origen de su apodo, con una violencia desbordante, de pensar que otra vez se nos iba a escapar la oportunidad de redimirnos, por fin, se terminó.
Es el final, el final de ser ese país con una de las mejores ligas del mundo pero con una selección alejada de la élite, el de no poder hablar de fútbol (según algunos), porque no habíamos ganado nada, el de ser la eterna gran mentira, los que juegan como nunca y pierden como siempre, los perpetuos llorones, los eternos aspirantes…el final de no ser nada para quienes creen que solo los títulos te convierten en leyenda.
Quien sabe, tal vez ya nunca volvamos a ganar nada, puede que jamás nos acerquemos de nuevo a la cima, que caigamos en el olvido, en la mediocridad, que retornemos a nuestro sitio natural (o al que merecemos si escuchamos ciertas opiniones).
Si, puede que pase todo eso, y más.
Pero da igual, da igual hoy, dará igual dentro de 25, 50, 100 años. Nadie, nunca, jamás, por toda la eternidad, podrá borrar nuestro nombre de la lista de vencedores, hemos ingresado en el Olimpo, y aunque nos convirtamos en dioses olvidados, seguiremos, por siempre, siendo dioses.
Eso es, en realidad, lo que hemos conseguido, entrar en la historia, hacerla, crearla, escribirla….y que gusto da, por Júpiter, poder usar la pluma de Dios para rubricar nuestro nombre al lado de tanta gloria del fútbol.
Y si, mañana será otro día, pero desde hoy nosotros estamos allí.
Posdata
He caminado hoy por calles repletas de compatriotas, a los que no importaba que el reloj ya hubiera traspasado la madrugada hacia largo rato. He visto sonrisas, alegría desbordante, unas sensaciones que se que jamás volveré a vivir y que el paso del tiempo jamás borraran. Más de una vez se me vinieron a la mente esos miles de papelitos, uno por cada latido, que inundaron el estadio donde Argentina se hizo mayor. Y ahora, por fin, puedo entender que debieron sentir los que asistieron a aquello
Confieso que jamás pensé, más allá de sueños húmedos e imposibles, que podríamos realmente ser campeones del mundo. De hecho, solo el escribirlo se me antoja un sacrilegio, un absurdo sin sentido. Pero no, no lo es, es real, y en asimilarlo, en entender que si, que fue posible, que lo hicimos, que lo hicieron, tendré que dedicar las próximas horas, las próximas semanas, tal vez, los próximos años. Gracias, gracias a ellos, gracias a mis compañeros del café, a los amigos con los que lo viví en directo,gracias a todos los lectores, y a cualquiera que nos apoyara, incluso, porque no, a los que no. Porque hoy, al menos, hay un lugar en este planeta nuestro donde las sonrisas adornan todos los rostros, y eso, el hacer feliz a la gente, incluso en medio de la adversidad, es algo que pocas cosas puede hacer mejor que el fútbol. Por eso, sobre todo, gracias al balón, que nadie nos lo vuelva a robar jamás…
Comentarios
Lo que he visto hoy, aniquiló cualquier sentimiento de cariño hacia ellos. Igual que mi visión de Alemania mejoro enormemente, lo que hoy hicieron los neerlandeses es una traición a su historia, y en buena medida, al fútbol. Ver a ciertos jugadores mas cerca de ser pandilleros, aspirantes a matarife, carniceros con botas que futbolista fue una enorme, profunda decepción. Allá ellos, no se trata aquí de hablar de juego bonito, de dar muchos pases o no, no, no es eso, ni de si es mejor ser defensivo que ofensivo ni patochadas tácticas. Se trata de que si convertir un partido en una cacería humana se puede considerar deporte, y si alguien puede estar orgulloso de ese tipo de "juego", y nunca mejor entrecomillado. No, no discuto que el fútbol es un juego viril, de hombres, lo que hemos visto hoy traspasaba esa barrera muy muy de lejos. Una pena.
Saludos y abrazos a todos¡
Un saludo y esperamos vuestra contestación ;)
Bien merecido lo tienen.
Somos Campeones del Mundo. Entero.
No se me va la sonrisa de la boca.
Lo he visto con los amigos, y con mis dos hijos, son muy pequeños y no se acordaran en el futuro pero yo siempre le podres decir orgulloso que vieron a España ser CAMPEONA DEL MUNDO.
Como dices supongo que seguiremos cayendo en cuartos o en la 1ª fase, pero nada volverá a ser como antes.
Lo duro que es perder así, a tres minutos del final, y lo grande que es ganar así, a tres minutos del final, con toda la rabia contenida, sabiéndonos superiores, soportando lo que estaban soportando los jugadores... Si no ha sido el gol que más he gritado en mi vida, entonces no sé cual puede haber sido.
...Y todo el mundo celebrándolo... La fiesta más grande que he vivido. Y como le decía a una amiga mía extranjera, "y no será porque aquí no celebremos las cosas, precisamente".
España ha ganado el mundial, soportando emboscada tras emboscada, y ojalá la imagen de la patada de De Jong se convierta en un icono, para que todo el mundo les señale como a los malos de las pelis y series de futbol de serie 'B' (o como se diga). Que sientan la vergüenza y que no se escuden en excusas estúpidas.
PD: Me he paseado un rato por el ESPN, sólo para ver cómo ven allá la victoria de España. Me indigna que muchos comentarios aludan a la teatralidad de Iniesta (que no acabó con un tobillo menos de milagro), a la dureza de Busquets (???????) o a que deberían haber expulsado a Puyol cuando Xavi vió una amarilla por hacer lo mismo que minutos antes hizo Robben (y éste se libro...).
Puedo entender fustraciones y cierta ceguera, pero lo que yo vi ayer, robándole el titular a un artículo de opinión de 'El Mundo', fue 'Karate a muerte en Johannesburgo'.
Se lo merecen, un equipo que enaltece una forma de ver al fútbol, que apuesta por esa filosofía, y que no la traiciona (lo cual lamentablemente no se puede decir lo mismo de Holanda).
Seguro que los miles de compatriotas que viven allá lo deben haber disfrutado junto a Uds.
Y como dice Martin, no importa si nunca más se gana un título, ya la estrella del pecho no se la saca nadie.
Chapeau campeones ! Salud España !