Tramo decisivo en la Cuenca del Ruhr


Dos sentimientos manifestados a lo grande cada fin de semana. Dos aficiones ejemplares que abarrotan su propio estadio y se desplazan en masa para que los suyos sientan su aliento allá donde vayan. Dos clubes con mucha historia a sus espaldas y una gran rivalidad apenas separados por un río. Creo que más o menos así podría resumirse el significado de Borussia Dortmund y Schalke 04, los dos clubes más grandes de la región de Renania-Norte Westfalia así como dos de los más influyentes en el panorama nacional germano.

Salvo alguna campaña irregular, siempre andan a la vanguardia exprimiendo lo mejor que pueden sus armas para presentarle batalla al omnipotente Bayern Münich, que un año más lidera con solvencia la Bundesliga. Pero ellos no dan su brazo a torcer, y como cada campaña ‘están ahí’, en ese grupo de perseguidores que anhela superar al poder bávaro y coronarse. De hecho, el Borussia Dortmund lo logró la campaña anterior, y aunque el reto de repetir parece complicado no pierden la esperanza. Mucho peor es lo de su vecino, que en varias ocasiones ha desperdiciado la última década la ocasión de hacerse con un título que no logra desde 1958, cuando aún no existía el formato Bundesliga.

El Borussia Dortmund comienza la recta final del año a lo grande, con cinco choques consecutivos de vital importancia, siendo los dos primeros quizá los de mayor calado. Lo que hicieron en la 2010/2011 requiere una responsabilidad. No solo se proclamaron campeones, que no es poco en un campeonato como el germano, sino que jugaron un fútbol que altísimo vuelo que salvando las distancias algunas voces llegaron a comparar con el de equipos consolidados en el primer plano europeo como Barça o Manchester United. Ello los situó como uno de esos ‘outsiders’ con derecho a soñar con hacer algo grande en la Champions League, aparte de mantener la jerarquía a nivel local (con permiso del Bayern). 
 
Por ello, en el inicio de campaña, el decepcionante nivel de Ilkay Gündogan como suplente de Nuri Sahin (el dueño de las llaves del juego hasta entonces), la grave lesión de Lucas Barrios (ya recuperado, en espera de su momento), el bajo estado de forma de jugadores clave como Kagawa y el alarmante desacierto del equipo de cara a puerta, nos desilusionaron a aquellos que habíamos visto a los de J.Klopp volar sobre el césped.
Pero de unas semanas a esta parte han levantado poco a poco el nivel, obteniendo por fin su primera victoria en Champions e hilvanando varios triunfos ligueros que los sitúan a las puertas de la guarida del lobo, que no es otro que un Bayern Münich al que visita éste sábado con la esperanza de obtener una victoria revitalizadora que los sitúe a tiro de piedra del liderato. Incluso no perder, tras el panorama vivido estos meses, se consideraría un logro.

De ahí toca vuelo a Londres, nada menos que a visitar a un Arsenal que aún no está clasificado para octavos de final de la Champions. Pero es que los puntos son innegociables para el Dortmund. Dependiendo del duelo entre O.Marsella y Olympiakos un hipotético empate podría considerarse bueno o trágico, luego diremos porqué.

Un ligero respiro llega el próximo sábado. Derby ante el Schalke 04, el mismo que les arrebató la Supercopa este verano en una desafortunada noche de julio. Nunca es un partido fácil, además de que su rival no anda en mal momento, siendo bastante parejo su rendimiento hasta ahora. Ya en diciembre un nuevo sábado, nueva visita: Mönchengladbach. Equipo en plena efervescencia que ocupa posiciones desconocidas desde más tiempo de lo que quieren recordar por aquellos lares.

La última jornada de la máxima competición continental servirá para despedir al equipo en casa … o para festejar por lo alto una remontada memorable para tener ocasión en octavos de volver a hacer historia, como en los años 90. Lo que queda de año el calendario es más asequible, con presumible favoritismo claro ante Kaiserslautern, Friburgo y Fortuna Düsseldorf (éste último en la DFB Pokal) para irse contentos al parón invernal.

Del otro lado del río nos encontramos al Schalke 04. Tantos años sin la ensaladera no han hecho mella en el ánimo de su fiel hinchada, que al igual que hacen los amarillos en el Westfalenstadion colman de colorido su graderío cada fin de semana en Genselkirchen.

Están lejos de ser favoritos, pero como cada año andan rondando los puestos privilegiados de la Bundesliga. La 14ª posición final de la pasada campaña fue una excepción, aunque el primoroso papel en Champions (eliminando a Valencia e Inter contra pronóstico) así como la consecución de la DFB Pokal aliviaron la irregularidad liguera. No digamos ya la Supercopa, más por a quién se ganó que por lo que se ganó.

Hasta la jornada previa al parón de selecciones eran segundos a cuatro puntos del líder Bayern, aunque el empate en Hannover no entraba en sus planes pese a la dificultad que implica el AWD Arena. Pero lo que está por llegar será aún más complicado, sin un inicio tan extenuante como el del Borussia pero vista la fragilidad defensiva del equipo no somos muchos los que confiamos en un futuro próximo demasiado alentador.

La triste salida de Ralf Rangnick por agotamiento trajo al banco a Huub Stevens, cuya trayectoria hasta el momento es loable, habiendo ganado 7 de los 10 encuentros que ha dirigido entre todas las competiciones. Solo se le podría achacar el inesperado pinchazo casero ante Kaiserslautern, aunque aquella tarde todo salió torcido y jugaron una hora con diez hombres. Cuanto menos, justificable. En Europa League tienen encaminado el pase a 32avos aunque deberán certificarlo en casa ante el Steaua rumano.

Nuestros compatriotas han tenido protagonismo dispar. Raúl sigue jugando aunque goleando algo menos. Jurado ha perdido importancia en el equipo, aunque de vez en cuando juega a buen nivel. Menos suerte ha tenido Escudero al que las lesiones apartaron del equipo, al cual le está volviendo a entrar. Al menos Huntelaar está en un gran nivel goleador, y cuando falta como hace un par de semanas, aparece Pukki para aprovechar sus escasos minutos con goles agradecedores. Mucho tiene que ver el horroroso estado de forma de un Ciprian Marica lejos de lo que apuntaba en Stuttgart. Se espera que no ocurra lo mismo con los prometedores Draxler y Lewis Holtby, que tienen mucho fútbol en sus botas aunque se están resistiendo a mostrarlo. Para colmo, Farfán y Höwedes, ambos piezas esenciales en el esquema de los mineros, cayeron lesionados los últimos días, y no reaparecerán hasta el año que viene.

¿Qué les espera entonces? Comienzo light ante el Nürnberg, un equipo a años luz de lo que fue hasta hace unos meses. Pero luego visitan el Westfalen, que no es pecata minuta. Tras esto recibirán a Steaua en E.League y al colista Ausburg. Partidos balsámicos.

Las revoluciones comenzarán a subir en la excursión a la capital, donde enfrentarán a un Hertha que ha demostrado su capacidad de crear serios dolores de cabeza a los grandes. Nuevo traslado, a la caliente Haifa para cerrar el grupo de E.League ante Maccabi. El año acabará con dos citas delicadas. Primero se enfrentarán a un Werder Bremen en el que Schaaf parece haber reengrasado esa máquina de hacer goles y dar espectáculo que fue durante años. Ya el 21 de diciembre se jugarán el pase a cuartos de la copa en el Borussia Park ante el Gladbach, un equipo muy a tener en cuenta hoy en día.

Así pues, hemos llegado al sábado 19 de noviembre, a un mes y dos días del parón invernal que hacen los conjuntos alemanes. Un periodo escaso pero tan intenso como decisivo para estos dos grandes clubes, que seguramente tendrán mucho que ver en el desarrollo del resto de la temporada para ambos. El cénit quizá se produzca en siete días, cuando jueguen entre ellos en uno de los derbys más bonitos del mundo, algo de lo que jamás admitiré discusión. Y al que lo dude que disfrute, que estos dos van a dar espectáculo del bueno. Viel Glück!!!

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