Esto es África

Merecido festejo para Zambia
Crisol de razas y culturas, futbolistas venidos mayoritariamente de sus propias ligas pero también del Viejo Continente, África ha vivido estas semanas su particular fiesta futbolera con una edición de por sí llamativa por sus participantes (y sus ausencias) y por su inesperado desarrollo. Pero, ¿de veras puede calificarse de inesperado lo que acontece en suelo africano? Definitivamente, tras lo visto estos últimos años, no.

Así que la CAN 2012 no ha sido una excepción. ¿Por qué Egipto, la selección con mayor capacidad colectiva del continente como bien demostró en las 3 ediciones anteriores, ni si quiera se clasificó esta vez? Si bien es grave esto, así como destacar las notables ausencias para la ocasión, también cabe preguntarse, ¿a qué vino Senegal al torneo? Una nómina de delanteros de primer nivel no fue suficiente para superar un grupo teóricamente asequible (pero del que salió el campeón) en el que no sumaron ni un punto. ¿Y Marruecos? De ellos cabían esperarse al menos la semifinales.

Pero más que hacer reproches, hoy es jornada para celebrar, si bien espero que en pos del gran potencial que atesora el balompié africano, se produzca una reflexión a gran escala que les haga confirmarse como la fuerza latente que son o han llegado a ser.

Los Dioses del Fútbol han querido hacerle un guiño a Zambia, cuya generación más brillante perdió la vida en un desgraciado accidente aéreo en 1993 frente a las costas de Gabón, país en el que anoche superaron a Costa de Marfil primero en lo futbolístico y luego en lo anímico, en una tanda de penaltis histórica.

Quiso el caprichoso destino que dos de los costamarfileños más experimentados en el alto nivel como son Kolo Touré y Gervinho, errasen las penas máximas definitivas. Antes, Drogba hizo lo propio durante los 90 minutos, tal como ya le sucediera ante Guinea Ecuatorial, solo que esta vez no pudo redimir su error.


Zambia 0-0 Ivory Coast [8-7 PEN] Highlights &... por footyroom

Mweene, arquero zambiano, simboliza la espontanea alegría del juego, un regocijo que parece que hayan arrancado los fervores europeizados (valga el eufemismo) de directivos, técnicos y los propios jugadores, antes estandartes de una expresión colectiva más cercana a la fiesta que a la disciplina y que si antes se creía que era el futuro del fútbol africano, a día de hoy lo está matando al acabar con su espíritu. Seguramente sea una impresión propia, más por la decepción de lo que supuso la Copa (no así el campeón) que por la verdadera medida que pueden dar los conjuntos del continente negro.

El Balón de Oro Christopher Katongo (del Henan Construction chino), y Emmanuel Mayuka (del Young Boys suizo), autor del tanto que los colocó en la final, son las caras más reconocibles de un equipo que nos ha ilusionado a todos desde el primer día, con la sorprendente victoria sobre Senegal. Su futuro es una incógnita vistos los últimos torneos y rondas clasificatorias, pero su lección y el aire fresco del que han impregnado el ambiente seguro que dejarán huella.

El técnico vencedor, el francés Herve Renard, tuvo un bello gesto al dedicar la victoria al legendario Kalusha Bwalya, máximo exponente histórico del fútbol zambiano. La dedicación de toda una vida ya tiene su merecida recompensa. ¡Felicidades Zambia!

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