Humanos

Ganar y perder son condiciones sine qua non del deporte, es algo intrínseco que va con ello haciéndose inseparable. ¿A quién le alegra la derrota? ¿Conocéis alguien a quien disguste la victoria? Vivimos en un mundo rebosante de demagogia, cinismo e hipocresía, capaz de decir una cosa y hacer totalmente la contraria a los cinco minutos, algo que por más que duela a mucha gente, afecta a todos y cada uno de los deportistas, entrenadores, directivos y también a los aficionados, acostumbrados muchos de ellos a variar su opinión en función de si el viento orienta la veleta de levante o de poniente.

Por eso se hace tan incomprensible entender muchas de las actitudes cínicas de los protagonistas del circo futbolero. Van desde los que fingen bochornosamente sobre el césped (Busquets pero también Di María) hasta los que interpretan un papel con un micro de por medio. A los que estén más alejados del mismo o no los conozcan en profundidad no les será difícil caer en los melodiosos engaños de la humildad, los no-protestamos (hablamos, nos quejamos)-a-los-árbitros y las buenas intenciones de esos chicos que toda madre querría para sus hijas.

Pero la realidad es otra, todos somos humanos con nuestros sentimientos, alegrías y frustraciones. Además la era digital permite tener a mano hemerotecas de todo tipo que dejan en evidencia a los actores principales con más frecuencia de la que ellos querrían. Por ello, aquellos que se han llenado la boca tanto tiempo hablando de "valores", hoy tienen el deber moral de disculparse por su hipócrita comportamiento.
 
Si algo me ha quedado claro estos años ha sido una cosa: el Barça ha vencido con un estilo, una filosofía y unos jugadores que se han ganado a base de bien la admiración del fútbol mundial. En las 4 temporadas que lleva Pep Guardiola al mando del conjunto culé no solo han jugado brillantemente, sino que han levantado 3 Ligas, 2 Champions y un par de Mundiales de Clubes amén de otros títulos menores. Todo ello es más que suficiente para concluir que han marcado una época, independientemente del futuro de un equipo al que los Cesc, Iniesta, Piqué, Thiago, Messi y compañía auguran aún bastante recorrido.
   
Pese a ello,uno de los mejores equipos que se ha visto jamás conserva un estigma del que ni los éxitos lo han librado: su entorno, que parece vivir ajeno a lo que Guardiola pelea como buenamente puede cada día por desterrar. El triunfalismo y la adulación están haciendo mucho daño a un plantel que me recuerda otros tiempos en las declaraciones de todo aquel que lo enfrenta: “son los mejores del mundo”.
   
El halago debilita, sobre todo si es excesivo. Aquellos con memoria recordarán al Real Madrid de Del Bosque, cuya labor era la misma que la de Guardiola: mantener la tensión competitiva de su plantilla a la vez que saber cuidar los egos en beneficio del colectivo. Ya con Queiroz, los jugadores murieron de su propio éxito. Por ello pienso que más allá de cualquier jugador, el técnico de Santpedor es el arma secreta de este gran Barcelona, el que guarda la esencia y ha sido clave en sus logros estos años. Y si me preguntan por algún jugador, mencionaría a Puyol, un gentleman de los pies a la cabeza, todo esfuerzo y corazón, peleón pero noble a más no poder.

Pero algunas veces, como ayer, Guardiola se equivoca. La alineación, suficientemente potente para batir a cualquiera pese a lo inhabitual de su mediocampo, cayó ante un buen Osasuna (magnífico el trabajo de Mendilibar). Ello, junto al resto de tropiezos en las salidas ligueras de esta temporada, podría alejarlos a 10 puntos de su máximo rival en caso de que éstos derroten al Levante, lo cual me lleva a otra conclusión: el que va detrás siempre protesta. Lo hizo el Madrid, lo hace el Barça y lo haría el Betis de sentirse perjudicado si estuviera peleando por esos objetivos. ¿Por qué? Porque desde arriba se ve todo mucho mejor, con los otros a rebufo y el viento a favor, pero en cuanto comienzan a torcerse un poco las cosas cambia el gesto, las sensaciones son distintas, se encrespa en ambiente, ‘los árbitros nos odian y los rivales nos pegan mucho’. Ese no es el camino, menos aún para los grandes. Y Pep lo sabe, por ello haría bien en recordárselo a Xavi Hernández.


Guardiola y Xavi presionan al linier Osasuna Barcelona from chempionstv on Vimeo.

5 comentarios:

Garrincha dijo...

Si algo me fastidia del cuento de ciertos personajes es el doble discurso: "no protestamos, no hablamos de los árbitros, estos son nuestros valores" y luego a la mínima se dejan en evidencia a sí mismos sin el menor rubor.

¿Quién no ha protestado alguna vez una decisión arbitral? Es inherente al ser humano, tanto como llamar llorones al que protesta pero luego no aceptar la etiqueta cuando el lamento viene de uno mismo.

Mucho tendrían que aprender hinchas, directivos, jugadores y periodistas de señores como Del Bosque y Guardiola (aunque éste último erró ayer con el linier).

Saludos

xtaoth dijo...

Xavi hizo mal, al igual que Guardiola. De hecho, Xavi de cada vez (y mira que lo siento) me cae peor, a cada entrevista que hace parece que se le infla el ego.

Sin embargo creo que es injusto hacerles pedir perdón por lo de ayer. Sí, quedan como hipócritas y a lo mejor vale la pena la disculpa pública, pero yo no lo veo. El futbol es calor, adrenalina y muchas mas cosas que hacen perder la cabeza en un momento determinado. Eso no es hipocresía, eso es humanidad, y Guardiola lo sabe mejor que nadie.

Hipocresía es hacerlo fuera del campo con la cabeza fría (y no, no me refiero a Rosell, soy de los que piensan que le han tergiversado interesadamente unas declaraciones más que inofensivas). Hipocresía, para mí, es disparar a todos y a todo, echar pestes a la mínima y que luego te salten con que 'es que es un tipo muy sincero y no lo vas a cambiar'. Eso si que me repugna soberanamente.

Yo, si tengo que escoger entre una filosofía u otra, escojo, como todos (obviamente), la de Guardiola. Pero me niego a llamarla estrategia hipócrita sólo porque en el calor del partido se hayan demostrado humanos y no quince Mahatmah Gandhi reencarnados.

A demás, veo contraproducente lo de 'pedir perdón'. Si van a pedir perdón continuamente (porque esto es futbol, los seres humanos son seres humanos) lo único que conseguirán es que los que buscan 'hipocresía' sea como sea tengan más munición para disparar (no hablo por tí, Garrincha, hablo por los pseudo-periodistas de opinión de los grandes periódicos nacionales y catalanes). Esta gente cogerá las declaraciones y harán con ellas todo lo que ellos quieran.

Así pues, lo mejor en esta maldita jungla extra-futbolística es hablar lo menos posible...

cityground dijo...

Los equipos grandes no suelen ser buenos ejemplos de saber perder, será por la falta de costumbre seguramente.

No había visto las imágenes pero Xavi (este más) y Guardiola pierden los papeles.

Además cuando pierden, tienen a su prensa afín con sus justificaciones, casi siempre los errores arbitrales.

El sábado se equivoco más Guardiola con su alineación que el arbitro.

web dijo...

Una de las cuestiones claves en este tema es el resultadismo con que se vive en el fútbol, circunstancia que inevitablemente hace que todos seamos un poco veletas. Eso es así para todos equipos y todas las aficiones, sin excepción. Con el estómago lleno se puede detener uno a reflexionar sobre la poesia, pero sin él, primero te preocupas por comer.

No estoy descubriendo América, esto lo explicó Maslow mucho mejor que yo y mucho antes.

Respecto al Barcelona, llevamos cuatro años viviendo -todos los que seguimos el fútbol español y europeo- no solo una época histórica en cuanto a sus resultados, que por supuesto también, sino una especie de batalla propagandística en la que se le daban igual valor al propio resultado de la competición como a las circunstancias externas a él.

Sin darse cuenta, o sin querer hacerlo, que ese discurso de la humildad, el buen gusto futbolístico, los valores de la cantera, etc...solo es posible mantenerlo (como cualquier discurso en lo futbolístico) desde la cómoda perspectiva que da la victoria. Y en el Barcelona - al que insisto, no se le pueden ni deben quitar méritos- eso se elevó a la enésima potencia desde algunos de los medios de comunicación más poderosos convirtiéndolo en una suerte de ejército sin armas, en el romanticismo más puro, en una especie de reencarnación física del fútbol químicamente puro.

Como si eso existiera.

Todo eso era, como decía Lillo,la guarnición de lo que era el Barcelona, mientras que lo verdaderamente importante es que era una máquina de competir, en todas y cada una de las circunstancias que se le presentaban. Pero se exageró el discurso, muchísimo, y algunos han ejercido de "ideólogos" del mismo, vease el propio Xavi Hernández. Y mientras, muchos ejerciendo de palmeros.

Pero el discurso se viene abajo en cuanto falla el resultado, en cuanto no tenemos el estómago lleno.

Y se protesta al árbitro, al linier, y a quien haga falta.Como haría cualquiera, o casi cualquiera. Pero claro, en estos casos en los que uno ha predicado tanto, el mínimo fallo de conducta resalta más.

Dice Domin que el secreto del Barcelona es Guardiola. Yo no creo que el castillo blaugrana tenga una única piedra que haga que se sujeten las demás, pero sí creo que se han juntado una serie de circunstancias (el leve bajón goleador de Messi, lesiones, acumulación de partidos) que han llevado a esta serie de tropiezos que de repente, hacen que parezcan más vulnerables que nunca estos cuatro años.

Súmenle a eso el ritmo INFERNAL que lleva el Madrid en liga.

Pues diez puntos de ventaja.

web dijo...

Por cierto Domin, no estoy de acuerdo en que el Madrid de Queiroz se muriera por su propio éxito.

En mi opinión se debio más a la mala planificación, a la mala confección de la plantilla y al mal uso de los jugadores que hizo el portugués, aunque eso daría para mucho por debatir.