Europa League: historia de una desgracia kazaja
¿Cuántas veces habremos hablado en este foro y otros tantos sobre el peso de una camiseta, la tradición y la mentalidad ganadora? Seguramente cientos, y tras sucesos como los de ayer en la segunda ronda previa de la Europa League seguiremos haciéndolo con más razón aún. De entre todas las eliminatorias disputadas (40 en total), muchos resultados, goleadores y matices llaman la atención. Sin embargo, lo sucedido en la localidad kazaja de Shymkent merece punto y aparte.
El equipo local, el FC Ordabasy, se enfrentaba al Rosenborg, un clásico contemporáneo de las competiciones europeas más acostumbrado a dar dolores de cabeza a los grandes en Trondheim que a pelear ante desconocidos equipos de Europa del Este por una plaza en la Europa League. En la ida, los noruegos cumplían cómodamente los pronósticos al descanso, ya que se imponían gracias a un doblete de Bořek Dočkal. Pero para sorpresa generalizada, el cuadro kazajo logró arañar un empate a dos gracias a un tanto en el último suspiro de Mansour Gueye, el héroe de la anterior eliminatoria ante la Jagodina serbia.
Con la ilusión del debutante (esta ha sido la primera experiencia del club en Europa), 22.000 personas colmaron el Ortaliq Stadion deseando una gesta de los suyos para continuar con el sueño continental. El partido se disputaba de poder a poder, sin miedo por parte del Ordabasy ante su ilustre rival. Así, un balón filtrado a la espalda de la defensa por Collins lo aprovechó Gueye para batir a Örlund y llevar el éxtasis a la grada. Caía el poderoso gigante para disfrute de una afición poco dada a las alegrías.
El segundo tiempo siguió la misma tónica. El Ordabasy pudo sentenciar, pero un Rosenborg cada vez más volcado logró igualar la contienda gracias a un remate de Holm desde la frontal. Faltaban 23 minutos, en los que muchas cosas sucederían.
En el minuto 77 llegaría la jugada que marcaría el encuentro. Gueye se interna en el área y cae derribado por Wangberg. Penalti y expusión. El capitán Artem Kasyanov tiene la responsabilidad de sentenciar el pase a la siguiente ronda, pero también la posibilidad de entrar en la historia de la humilde entidad del sur de Kazajistán. ¡Gol! Carrera a la banda a festejarlo con público y compañeros… hasta que el árbitro austríaco Rene Eisner decide que hay que repetir por invasión del área. Nuevo lanzamiento, Kasyanov coge carrerilla, lanza y esta vez lo desvía Örlund. El Rosenborg sigue vivo.
Poco después Gueye evade a un defensor, se planta solo ante el portero y falla el mano a mano. Volvió a estar ahí. El Rosenborg avisa con un tiro libre que el guardameta Bekbaev despeja in extremis a córner. Más contras, nuevas oportunidades claras que se marchan al limbo. En vez de intentar aprovechar su superioridad numérica para dominar a su balón, el Ordabasy optó por encerrarse en su área, facilitando la tarea de un rival que se dedicó a colgar balones en busca de un golpe de fortuna.
Tanto fue el cántaro a la fuente que en el tercer minuto de descuento una pelota caída del cielo llegó a los pies de Bořek Dočkal, cuya volea a la escuadra silenció por completo al animoso público local. Instantes después, el pitido final ahogaba la satisfacción que tanto deseaban en Shymkent. El gran Rosenborg, tantos minutos a merced del modesto Ordabasy, hacía pesar la historia y la camiseta una vez más para dejar en la cuneta a un rival que pudo pero no quiso cuando debió. Así también ganan los grandes.
De este modo llegamos a la 3ª ronda eliminatoria, a la que acceden el vigente subcampeón, Athletic Club, así como una buena batería de históricos como Inter, O.Marsella y Liverpool, amén de otros como Estrella Roja, Sparta de Praga, APOEL o Twente que entraron en competición anteriormente.
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