Lato, el prodigioso puñal polaco (I)

El plantel polaco que acudió al Mundial'74
Recuerdo como parte de mis mejores momentos de pre-adolescencia aquellos frente al televisor viendo los canales deportivos del Canal Plus, en los que podía gozar de vez en cuando de reportajes o partidos históricos deliciosos. Brasil me fascinó, era un deleite maravilloso disfrutar con los comentarios originales de sus duelos en el Mundial del 70, o ya en el 82 en su poética derrota ante la Italia de Rossi. Descubrí a Netzer, Overath o Breitner, vibré con Platini, con Teófilo Cubillas y con Kempes. Pero también hubo una selección que llamó muchísimo mi atención. Fue la de Polonia, protagonista de los años setenta y principios de los ochenta con una maravillosa generación que jamás se ha repetido, que pareció repuntar en los JJOO de Barcelona’92 y que hoy tratan de emular decentemente los Lewandowski, Obraniak, Szczesny y compañía tras una decepcionante Eurocopa en casa. 

De aquel combinado resultón recuerdo la clase a raudales de Boniek, el buen hacer de Deyna, las paradas antológicas de Tomaszewski, los Gadocha, Smolarek, Lubanski… pero de entre todos ellos me llamó la atención un tipo un poco feo, con marcada alopecia y que partía de la banda para apuñalar a las defensas contrarias en las citas más lustrosas. Su nombre es Grzegorz Lato, del que hoy me apetece contar su historia en el Stal Mielec, club en el que desarrolló casi toda su carrera deportiva,  así como su selección.

Lato nació en Malbork (región de Żuławy, al norte del país) en el momento exacto, un 8 de Abril de 1950, apenas unos meses antes del Mundial de aquel año pero justo a tiempo para vivir la mejor época del fútbol patrio como uno de sus mayores protagonistas. Ya a los doce años ingresa en el Stal Mielec, con el que debutaría en la máxima categoría al cumplir los dieciséis. A su llegada al club éstos eran apenas una pequeña institución con poca historia que peleaba por afianzarse por primera vez en la máxima categoría. Pese a ello sus grandes actuaciones le llevaron a la selección ya en 1971, formando parte del equipo que acudió a los Juegos Olímpicos del año siguiente. 

En Múnich coincidió con los Deyna, Gadocha o Lubański, cerrándole éste último el paso a la titularidad, una constante en sus años iniciales como internacional. Lato apenas jugó un rato en el empate ante Dinamarca, pero ello no mitigó la felicidad por el oro logrado por una generación que prometía mucho. 

El gran golpe 
1973 fue un gran año en lo profesional para Lato. Sorprendentemente se adjudicaron la liga polaca con él de máximo goleador, siendo ésta la primera en el breve periplo del Stal Mielec, que apenas llevaba unos años en Primera. Pero si aquello fue un hito, lo que iba a lograr con la selección sería histórico. Encuadrados en el Grupo 5 de clasificación al Mundial de Alemania Federal junto a Gales e Inglaterra, el camino comenzó con un inesperado traspiés en Cardiff. Para complicar más aún la situación, Lubánski se lesionó gravemente en un encontronazo con Roy McFarland, central inglés, en la visita de estos a Chorzow, manteniéndose inactivo durante los dos siguientes años. Polonia había ganado el partido, pero cayó su mejor goleador. Al menos, estaba Lato para sustituirlo. 

Luego recibieron a Gales, a la que golearon sin problemas para sobrepasarles en la clasificación. Quedaba el más difícil todavía, salir vivos de Wembley, donde a los pupilos de Alf Ramsey les valía una victoria para obtener el boleto mundialista. A Polonia, en cambio, le valía cualquier cosa que no fuera una derrota. 

El partido supuso un sufrimiento constante. Inglaterra atacaba por todos lados, pero Tomaszewski se erigía como un coloso infranqueable. Voleas, cabezazos, lanzamientos a quemarropa… los ingleses iban con todo pero no había forma. Pese a acumular méritos sobrados para adelantarse en el marcador un balón recuperado por Lato, que corrió la banda y asistió a Domarski, acabó en gol polaco. Instantes más tarde anulan un tanto a los locales, a lo que sigue un penalti en la siguiente jugada para que Clarke iguale el marcador. Con media hora por delante solo un milagro salvó a Polonia del empuje inglés. Dos balones sacados bajo palos, presión continua sobre el área y algún que otro despeje de Tomaszewski fueron el prólogo de un final de infarto que les dio el pase al Mundial de 1974.

               

Lato se desahogaba de esta forma de la decepción sufrida 10 días antes. El Stal Mielec se había enfrentado en la primera ronda de la Copa de Europa al Estrella Roja de Belgrado, en el que jugaba el genial Dzajic. En Belgrado cayeron por un esperanzador 2-1, aunque en la vuelta en casa un solitario tanto de Lazarevic acabó de bruces con sus ilusiones europeas. En el horizonte, al final de la temporada se erguía de nuevo Alemania, donde no hacía mucho se había coronado campeón olímpico. Ya clasificados a la cita mundialista, ¿por qué no dar otra campanada?

1974. Lato pugna con el brasileño Marinho Chagas
El mundo a sus pies 
Alemania’74 supuso para Lato y sus compañeros una experiencia irrepetible que les valió reconocimiento global… y frustración. Pocos confiaban en ellos pese a la advertencia que dieron ante Inglaterra. Aquello se consideró una sorpresa que no tendría nada que hacer en el mismo grupo que Argentina, Italia y la modestísima Haití. Pero nada salió como los favoritos tenían previsto. En el primer partido ante Argentina sendos tantos de Lato y Szarmach les colocaban 2-0 tras haber transcurrido tan solo ocho minutos de juego. El cuadro sudamericano se veía sorprendido por la efervescencia polaca, que casi logra el tercero en un lanzamiento al palo de Gadocha. En cambio, ‘Cacho’ Heredia redujo distancias a la hora de juego. Un espejismo, ya que dos minutos más tarde una vez más Lato aprovechaba un mal saque del arquero Daniel Carnevali para poner tierra de por medio. Aunque Babington volvió a acercar a la albiceleste en el marcador la victoria polaca acabaría consumándose para sorpresa generalizada

Tras el paseo ante Haití, a la que golearon 7-0, tocaba confirmar sus aspiraciones ante Italia, vigente subcampeona mundial. Antes del descanso un fenomenal cabezazo de Szarmach y un tremendo derechazo de Deyna resultaron imparables para Dino Zoff. Italia, que necesitaba puntuar como fuera para clasificarse a la segunda fase, se acercó en el marcador en los últimos minutos con un gol de Fabio Capello (!), a la postre estéril ya que no varió el signo del partido. Había sido su segundo bombazo, pero no sería el último que esperaban dar los polacos. 

Tan solo quedaban los ocho más fuertes. De un lado, Brasil, Argentina, Holanda y Alemania Oriental. Del otro, ellos acompañarían a Suecia, Yugoslavia y la anfitriona Alemania Federal, por entonces campeona de Europa. Si bien el nivel medio de su grupo parecía más sencillo, el hecho de coincidir con los germanos suponía una prueba de fuego a la hora de lograr el más difícil todavía. El oportunismo de Lato y un penalti detenido por Tomaszewski les dieron la victoria ante los nórdicos. Ante los balcánicos el envite fue aún más duro en todos los sentidos. Deyna puso por delante a Polonia tras un ridículo penalti, auque los ‘plavi’ empatarían por medio de Karasi tras una gran definición. Yugoslavia dominaba, peleaba por una victoria que reactivase sus aspiraciones, pero una vez más Lato tiró de oportunismo para adelantarse en un marcador en un córner y colocar el definitivo 2-1 en el electrónico. Se colocaban así a un paso de la final, aunque el reto que les esperaba era durísimo

Como si jugar contra una de las grandes favoritas no fuera suficiente, la tromba de agua en Frankfurt previa al partido anegó el Waldstadion. Se intentó drenar el césped dentro de lo posible, pero el espectáculo se vio seriamente perjudicado, pese a lo que no fue un mal partido. Alemania poseía un equipo brutal, quizás el más talentoso de su magnífica historia si bien no estaba jugando al gran nivel que había demostrado en la Eurocopa dos años antes, entre otros factores por la suplencia de Netzer. 

La complicada circulación por raso de la pelota lastró las rápidas transiciones polacas, aunque ello tampoco ayudaba al juego alemán. Maier y Tomaszewski demostraron su enorme categoría con grandes intervenciones de mérito. Notable una vez más el polaco, capaz de detener un penalti a Uli Hoeness que poco antes había forzado Hölzenbein ante Zmuda (no confundir con el último seleccionador). Pero ni por esas la gesta fue posible. Alemania mantuvo el control y en una jugada sin aparente peligro el 'Torpedo' Müller cazó un balón suelto en el área que convirtió en el único tanto de la contienda. Cmikiewicz y Kmiecik entraron en el tramo final para buscar una remontada que nunca llegó, consumándose la gran decepción polaca. Recientemente Lato reconoció en una entrevista que siempre le quedará la duda de que hubiera sucedido en un terreno de juego en mejores condiciones.

                   

Días más tarde derrotaron a Brasil en el encuentro por el tercer puesto. Una imparable galopada de Lato desnudó a la descolocada defensa rival, que pagó por las subidas de Marinho Chagas, por donde se coló el hábil extremo para anotar el único tanto de un encuentro que lo coronó como bota de oro del Mundial’74

1976 otro año inolvidable 
Grandes acontecimientos con su club y la selección esperaban a Grzegorz Lato aquel maravilloso año. El Stal Mielec realizó una notable campaña en la Copa de la UEFA, alcanzando los cuartos de final tras dejar por el camino al Holbæk danés, el Carl Zeiss Jena de la Alemania Oriental y el Inter de Bratislava, éste último tras una eliminatoria resuelta en los últimos minutos gracias a un (des)afortunado tanto en propia meta de Sajánek. Ya en cuartos, el Hamburgo alemán les apeó en el Stadion Stali Mielec con un tanto de Peter Nogly, finalizando así su mejor campaña europea de siempre. 

Sin embargo, en el ámbito local las cosas les fueron todavía mejor. La grandes actuaciones de los Kasperczak, Domarski, Kukla y el propio Lato les permitieron proclamarse campeones de liga nuevamente por la mejor diferencia de goles respecto al GKS Tychy, auténtica revelación del campeonato. El billete para la Copa de Europa les regaló el fichaje de Szarmach, refuerzo de lujo que llegó del Górnik Zabrze ese verano. Pero antes de aquello debían defender el oro olímpico conquistado en Múnich cuatro años antes.

Encuadrados en el Grupo C junto a Ghana (que renunció a participar), Cuba e Irán, cumplieron los pronósticos pasando como primeros tras empatar con los caribeños y batir al conjunto iraní con un tanto de Deyna y un doblete de Szarmach. Ya en cuartos de final se deshicieron con facilidad de Corea del Norte (5-0), mientras que en semifinales apearon a una floja Brasil con otro doblete de Szarmach. Una vez más los germanos esperaban en una cita decisiva, aunque en esta ocasión se trataba de la RDA

El estadio olímpico de Montreal fue testigo de la victoria de la parte oriental la Alemania, cuyo arrollador comienzo nunca pudo ser contrarrestado por una Polonia más técnica pero sobrepasada por un rival que supo sacar partido a los errores defensivos del rival para arrebatarles el oro.

Cartel del Real Madrid-Stal Mielec
Tras la plata olímpica la temporada echó a rodar con la perspectiva de completar una gran participación en la Copa de Europa. El caprichoso sorteo deparó un enfrentamiento ante el Real Madrid en primera ronda, un conjunto con hombres como Camacho, Santillana, Velázquez, Breitner o Pirri. Precisamente Santillana abriría el marcador, ampliando las distancias Vicente del Bosque a comienzos de la segunda mitad. El posterior tanto de Sekulski otorgaba alguna esperanza a Lato y los suyos de cara a un partido de vuelta que no se iba a disputar en el Santiago Bernabéu. 

La UEFA había sancionado a la entidad merengue con el cierre de su estadio tras los incidentes que protagonizó la campaña anterior un aficionado que saltó desde la grada para agredir al árbitro Linemayer y a Müller, futbolista del Bayern Múnich. Por ello el duelo se disputó en el por entonces aún conocido como Luis Casanova (hoy Mestalla) de Valencia, donde los blancos hicieron buena la condición de favorito imponiéndose los de Miljanic con un tanto de Pirri. 

Nunca más se ha vuelto a saber del Stal Mielec en la máxima competición continental, si bien participó en alguna edición más de la Copa de la UEFA los siguientes años. De este modo toca a su fin el primer capítulo de esta serie, que continuará con el periplo por el extranjero de Lato así como su participación en los mundiales de 1978 y 1982.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Excelente artículo! Grzegorz Lato una leyenda y 'su Polonia' de los 70s será siempre recordada como una de las grandes selecciones de la historia del fútbol. Gracias

Garrincha dijo...

Gracias amigo. En breve sale la segunda parte, atento ;)