My name is Luka

''En los spurs jugaba de mediocampista central. Creo que
es mi mejor posición y espero ganarme un lugar allí''
Si hay algo que enamora de Mourinho es su codicia traducida en autosuperación. Ser especial no le permite conformarse, la satisfacción total no llega a menos que la calificación sea un sobresaliente. Es por eso que la búsqueda de la perfección requiere cambios, no bruscos pero si costosos. Sean 30, 40 o 1000 millones, los números quedan de lado cuando se apuesta por un futbolista que siente este juego de manera auténtica, que tiene una cancha en la cabeza y que cuenta con ese plus que sólo los virtuosos saben plasmar en el césped. Comenzar tan mal la Liga, nada y a la vez todo que ver con la llegada de Luka Modric, un jugador primero pretendido y ahora requerido para completar la evolución que el técnico luso suele hacer temporada a temporada.

Para algunos frio y con poco peso especifico, Modric cargará con el peso de batallar contra sus detractores ya que por primera vez el contexto será exigente al extremo. Ni en su país natal, ni con el Tottenham o su selección sintió esa sensación de responsabilidad que eriza la piel de cualquier futbolista en uno de los clubes más grandes del planeta. Alrededor de 60 partidos al año, la revalidación de la Liga en juego y el Barcelona atravesando la transición post-Guardiola, atenuantes claros de lo que le espera al pequeño mago balcánico en Madrid. Mi sensación siempre fue esperanzadora, presentía que el ex mediocampista spur tenía lo necesario para ser un aliado del pase en Catalunya o un paladín del dominio en la capital. Cabeza levantada, postura trasgresora, gran capacidad de batir líneas con un simple pase, precisión y absoluta búsqueda del control en la mitad de la cancha caracterizan al brillante volante ante la oportunidad de su vida. Su nombre; Luka, tan escuálido como habilidoso, al que le falta músculo pero le sobra mente, el que carece de marketing pero destila fútbol.

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