Dieciséis años no son nada

Hoy Café Fútbol se congratula por tener a un invitado especial, uno de esos fieles compañeros de viaje que lleva años con nosotros y que en esta ocasión, triste para él, nos ha pedido un espacio para exponer sus sentimientos ante el descenso de su equipo del alma, el Real Mallorca. Con ustedes Juan Torrandell (@xtaoth) volcando sus sentimientos:

Escribo esto después del descenso del Mallorca. Habría necesitado un milagro para salvarse, pero eso no quita el dolor del descenso. Y menos habiéndolo tenido tan cerca.

La verdad, no sé que escribir. Tengo treintaytantos, y sigo a los bermellones desde que recuerdo que el fútbol existe. Yo era de esos que escuchaba los partidos en el Carrusel y apagaba la radio y la volvía a encender minutos después. El equipo en esa época era el clásico ascensor que subía para hacer una temporada buena y luego bajar.

De esas temporadas recuerdo poco, algunos nombres míticos como Bonet, Amer, Álvaro Cervera, 'Paquete' Higuera, Magdaleno, Marcos Martín y, sobre todo, Nadal y Zaki Badou. Mis recuerdos son más fuertes a partir del último descenso. Y de eso hace veintiún años.

Para que los no mallorquinistas os hagáis una idea, la década de los ochenta se consideraba la época de oro del equipo. Seis participaciones en Primera diseminados en nueve años era un hito para un club que sólo había participado en otras cinco ocasiones en los sesenta y cinco años anteriores.

Eso unido al mayor éxito del club el año anterior (el subcampeonato de copa en aquella encerrona de Madrid) hizo que yo pensara que ascenderíamos de nuevo bastante fácil. Pero de fácil nada.

Cinco años en Segunda se hicieron muy duros. Una de las temporadas acabamos doceavos y la recuerdo especialmente porque al último partido fui con mi padre (que se merece un monumento por todas las veces que me pagó el carnet de socio) y sólo asistimos dos mil personas al viejo Lluís Sitjar.

Fue, afortunadamente, lo más bajo que vi al Mallorca en mi vida. Me acuerdo que el sentimiento entre la afición oscilaba entre los jóvenes que se indignaban porque el equipo no iba mejor y los viejos que pensaban que 'fue bonito el sueño, pero toca despertarse y volver a la realidad'. No en vano, si la década de los ochenta fue la primera edad de oro, la de los setenta es algo que no le desearía ni al Villarreal.

¿Por qué cuento esto? Porque el hecho de haber vivido aquellos cinco años en Segunda, de perder la esperanza de vivir otra época dorada, hizo que lo que vino después fuese algo que espero que todo aficionado viva al menos una vez en su vida, porque fue una experiencia de esas que te hacen amar un equipo y que no puedes ni tan siquiera comprender cuando tu primer y único equipo es el Barça o el Madrid.

Dieciséis mágicos años.


 Empezó con el ascenso, en plena época dorada del fútbol español donde incluso equipos de segunda fila fichaban estrellas. Las Palmas había reventado el mercado fichando al 'Turu' Flores por mil millones de pesetas (6 millones de €) y el Mallorca presentaba a Constantin Galca, un rumano que chutaba desde cuarenta metros y la metía por la escuadra. La alineación del ascenso estaba copada de nombres del infrafútbol que a pocos sonarán ya: Kike Burgos, Olaizola, Carreras, Copado, Obiku, Carlos, Duah... Y sobresaliendo, Iovan Stankovic.

Nadie, nadie, nadie esperaba lo que vino después. Dieciséis años seguidos en Primera. Una Copa del Rey, una Supercopa y otra final de Copa que es más recordada incluso que las otras dos. Europa descubrió a un equipo que se plantó en la final de la última Recopa. Dejadme que lo escriba de nuevo con mayúsculas: UNA FINAL EUROPEA. Era como en los mejores sueños de los adolescentes que aporreaban el PC Futbol.

Y parecía que las maravillas no se acababan nunca. Si un año nos desinflábamos, al siguiente volvíamos más fuertes. Llegamos a participar en Champions, éramos un equipo duro hasta el final. Vimos entrenadores resultadistas y entrenadores que jugaban de maravilla. Tuvimos en plantilla un 'Zamora' un año y un 'Pichichi' otro.

Todo aquello que deseé vivir alguna vez con mi equipo durante los cinco años que sufrí en Segunda, os aseguro que lo consiguió en los siguientes dieciséis. Y yo lo viví en primera línea.

Por eso quiero darles a todos ellos hoy las gracias. A Stankovic, Galca, Obiku, Carlos, Cúper, Olaizola, Engonga, Lauren, Mena, Marcelino, Soler, Amato, Valerón, Ibagaza, Dani, Roa, Siviero, Luque, Tristán, Campano, Riera, Prats, Eto'o, Paunovic, Leo Franco, Nené, Güiza, Basinas, Arango, Jonás, Cortés, Moyà, Nunes, Ballesteros, Aouate, Aduriz, Martí, Víctor, Hemed, Tissone, y tantos, tantos, tantos otros...


Gracias a todos por dieciséis años.

4 comentarios:

Ricardo Carranza dijo...

animo a todos los aficionados del Zaragoza, Mallorca y del Depor que en poco tiempo vuelve a vivir otro descenso, animo

Martín dijo...

@xtaoth, sabes que te puedo entender, muy muy bien. Y aunque lo de ahora es duro, al menos ese tipo de cosas las recordarás toda la vida.Y eso es algo que otros equipos no podrán hacer. Y si,existe vida más alla del Madrid y del Barça, y seguramente merece más la pena ser vivida.

xtaoth dijo...

Gracias por los ánimos y los comentarios :). La verdad es que este año me preocupa menos el descenso que si, por ejemplo, hubiese ocurrido hace dos años (en pleno concurso de acreedores). A lo mejor Serra Ferrer me tiene muy engañado, pero la sensación es que, al menos, podremos subsistir económicamente y, si bien es cierto que será duro, tengo esa esperanza de que volveremos :D

Luisin dijo...

Animo desde Gijon,aqui casi ya ni nos acordamos de los buenos años,y encima miranos ahora,pero como bien dices,eso que viviste no te lo quita nadie,suerte para este año