Año de contrastes en Río

La afición de Vasco vuelve a sonreír tras un duro año en la B.
2013 fue un año extraño para los cuatro grandes clubes de la capital brasileña. Flamengo, que coqueteó con la zona baja durante casi toda la temporada, acabó salvándose in-extremis a la vez que alzaba la Copa nacional. Fluminense, descendido tras un muy mal año, acabó salvándose injustamente en los despachos a costa de la Portuguesa, que ha encajado tan mal el golpe que ya ha bajado a la Serie C tras un curso pésimo. Vasco da Gama, que poco tiempo antes casi logra la liga, cayó a la B. ¿Y Botafogo? Habitualmente el equipo que peor las pasaba en Río logró un sorprendente boleto para la Copa Libertadores. La vida al revés.

Aquello fue, como mínimo, extraño. Tanto que las alegrías en casa del pobre no duran mucho como suele decirse. Aunque el Fogo superó la previa que le clasificó al máximo torneo continental, Seedorf se marchó a entrenar al Milan en cuanto le llamó Berlusconi. Fue la primera de las muchas figuras que se fueron, una constante que ha acompañado al equipo todo el año entre traspasos y despidos, todo gracias a una pésima directiva que tiene a punto de descender a una institución que parecía más que consolidada en la élite. 

Fluminense ha levantado tanto el vuelo (regresó Darío Conca y se quedaron casi todos los buenos), olvidando el pésimo año anterior y peleando por una de las plazas que da acceso a la próxima Libertadores en una encarnizada recta final que les tiene mano a mano con Grêmio, Inter PA, Corinthians y At.Mineiro por dos plazas. Representan la nota positiva junto a Vasco da Gama, que venció la noche del martes a Vila Nova y les basta con un empate como locales ante Icasa para regresar a la Serie A tras un duro año de destierro.

Por último queda Flamengo, que defendió bien su corona copera pese a caer en semifinales ante Atlético Mineiro (que anoche volvió a golearles). Su Libertadores fue mala, quedando excluido en la fase de grupos por detrás de Bolívar y el Club León. Por último, su Brasileirao ha ido de menos a más para acabar tranquilamente en la zona templada de la tabla. Su mal inicio de campeonato les dejó como colistas justo ante el parón del Mundial, una vergüenza histórica que Wanderlei Luxemburgo ha conseguido limpiar con su fórmula de siempre, ganándose la renovación por un año más tras salvar al equipo.

Está siendo pues otro año de altibajos en el fútbol de Río, bastante mal en comparación con los otros tres estados con clubes grandes en el panorama nacional, São Paulo, Minas Gerais y Rio Grande do Sul, cuyo presente es mucho más halagüeño.

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