Una ilusión que toma forma

Hace una semana la eliminatoria quedó bien encarrilada. Anoche, dos goles más al descanso dejaban un parcial de 4-0 favorable al Málaga. ¿Cabía alguna duda sobre qué equipo avanzaría a la siguiente ronda? Pues al final las hubo. Una caraja blanquiazul, una gran reacción levantinista de mano de Barral y lo que apuntaba a noche tranquila para la expedición malaguista casi acaba en tragedia en medio de una épica remontada granota.

La inexplicable siesta de los hombres de Gracia alimentó las ganas de Barral, cuya exhibición en la media hora que estuvo sobre el césped del Ciudad de Valencia casi da la vuelta a una llave cuya historia parecía escrita. El gaditano perforó dos veces las mallas de Ochoa (la segunda ocasión tras destrozar al debutante Filipenko) además de asistir a Juanfran en el gol que ponía al Levante por delante en el partido, que no en el global.

Poco después el susto casi provoca un infarto en el malaguismo. Cuarto gol local, el pase pendiendo de un hilo. Afortunadamente el árbitro sancionó la mano de Barral, que cerraba una actuación de ensueño con un acto de pillería que si llega a salirle bien hubiera puesto patas arriba un choque al que le restaba un tiempo de descuento que hubiera sido dramático. Afortunadamente para el Málaga no fue así.



Mentiría si dijera que no existe una ilusión palpable en la afición. Dadas las circunstancias, la posición en la tabla así como el rédito logrado respecto a los puestos de descenso (15 puntos de diferencia) permiten centrar más fuerzas en la Copa que en la Liga, lo que no sería excusa para despistarse del todo ante lo mucho que queda de competición. Pero tampoco al haber sido hasta ahora la segunda unidad la que ha llevado al equipo hasta cuartos de final, lo que no ha desgastado a los Amrabat, Samu Castillejo, Darder o Kameni.

Las dos próximas semanas separan al malaguismo de la gran barrera histórica del club, unas semifinales que en torneos oficiales se han alcanzado en tan solo dos ocasiones y únicamente una se superó (Intertoto 2002). Eso sí, en Copa del Rey pese a haber alcanzado los cuartos de final anteriormente hasta en seis ocasiones, tan solo en 1973 se pasó a semifinales tras apear a UD Las Palmas, Celta de Vigo y Deportivo de La Coruña. En aquella ocasión el Athletic Club de los Iríbar, A.M.Villar o Iñaki Sáez les apartaría de una final que los leones se apropiarían tras vencer al Castellón.

Cuando hace apenas seis meses reinaba la incertidumbre por el futuro de la institución nadie imaginaba un futuro (a corto plazo) tan alentador a estas alturas. El grupo funciona fantásticamente de la mano de un Javier Gracia que está llevando a cabo una obra tan buena como inesperada. ¿Se puede soñar con ser campeones? Vayamos paso a paso, que en cuartos esperarán o un Celta herido en su orgullo o un Athletic Club ampliamente experimentado en estas lides. Mejor no mirar más allá, mejor que la ilusión lleve en volandas a equipo y afición ante el próximo reto, porque por una vez parece que toma forma la posibilidad de hacer algo verdaderamente grande.

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