Diversión garantizada
Cuando Luiz Gustavo abandonó el Bayern Múnich en verano de 2013 dirección Wolfsburgo a muchos nos costó entender su decisión. No en lo económico, si no más bien en lo deportivo. Si bien ibba a gozar de un rol más importante que en el gigante muniqués además de tener asegurada la titularidad en el centro del campo, es cierto que sus posibilidades de ganar títulos descendían considerablemente ya que dejaba al por entonces campeón de Europa por un equipo que había concluido la anterior Bundesliga en undécima posición.
Aunque él sabía que le iba a costar levantar trofeos mucho más que en el sur del país, ya su primera campaña con Los Lobos comenzó a dar sentido al cambio. Finalizaron quintos, a un único punto de Champions, siendo un equipo en evidente curva ascendente cuya intención clara desde la directiva era aprovechar lo mejor posible el apoyo financiero del gigante Volkswagen. Y visto lo que ha llegado a la ciudad de la Baja Sajonia desde entonces, así como lo que se ha quedado, nadie puede decir lo contrario: Schürrle, Kevin De Bruyne (que últimamente está a un nivel espectacular), Caliguri y Niklas Bendtner (?),
A 8 puntos del (casi) intratable Bayern, el sueño es seguir recortando puntos para pelear hasta el final por la 'ensaladera'. Sin embargo el objetivo real de la temporada, que es lograr un puesto en la próxima edición de la Champions League, se está cumpliendo con creces. El club ha avanzado tanto desde el pasado curso que su segundo lugar no parece correr peligro toda vez que aventajan en 10 puntos a su inmediato perseguidor, el Borussia Mönchengladbach, siendo 15 puntos la distancia con el primer equipo que podría apearles de la zona privilegiada, algo altamente improbable.
Por otro lado se encuentra la impresionante racha goleadora del holandés Bas Dost. Desde su fichaje por el Wolfsburg en verano de 2013 hasta finales de 2014 anotó 20 goles en 60 partidos. Solo en lo que llevamos de 2015 ha marcado 13 goles (aparte de dar dos asistencias) en 8 encuentros. Además, en la reciente victoria de su equipo por 4-5 ante el Bayer Leverkusen perforó cuatro veces las mallas del rival, algo que no lograba nadie en un partido de Bundesliga desde Martin Petrov en 2004. Su racha solo puede calificarse de increíble.
La última exhibición del enrachado delantero y sus compañeros tuvo lugar ayer en otra maravillosa orgía de goles, lo que todo hincha neutral busca de un partido de fútbol:
Sus próximos retos son mantener en vilo al Bayern por si se descuidase, avanzar a cuartos de final de la DFB Pokal (pasado mañana visitan al RB Leipzig) y llegar lejos en una Europa League en la que su rival en octavos será el impredecible Inter de Milán. A ver quién es capaz de frenar al frenético equipo de Dieter Hecking, cuya recta final de curso se presenta apasionante.
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