FC Astana: proyecto sólido, épica y una pizca de suerte

Los felices protagonistas de la última gesta en el fútbol europeo.
En la vida la suerte es un factor que puede resultar fundamental para el devenir de los acontecimientos. A veces hace falta una pizca necesaria para conseguir algo, si bien soy de los que piensa que ni todo se puede reducir a ello ni es justo. La suerte, muchas veces, se busca. Y para encontrarla hace falta hacer previamente las cosas bien, como en el caso del FC Astana. El club kazajo sustentado por el gobierno local (como casi todos en su país) y englobado en el programa Astana Presidential Sports Club, comenzó su andadura europea camino de la Champions 2015/16 a mediados del pasado mes de julio, cuando perdió por la mínima ante el Maribor en el choque de ida. Los eslovenos, más experimentados y teóricamente mejor equipo, habían disputado la fase de grupos de la máxima competición continental el curso anterior, con hitos tan importantes como empatar ante Chelsea, Schalke 04 y Sporting de Portugal. Eran un rival duro, pero los kazajos remontaron en una difícil y emocionante vuelta.

La siguiente eliminatoria fue más complicada aún pese al empate sin goles en casa del HJK Helsinki en la primera manga. Ello auguraba más posibilidades para la resolución en la capital del país (políticamente europeo, geográficamente asiático en un amplio porcentaje), pero el envite exigió un plus de épica. Los finlandeses llegaron a ir ganando 0-2, pero en un tremendo arranque de segundo tiempo el Astana dio la vuelta al partido. Una roja en el bando local amenazó con arruinar la gesta, quedándose helado su moderno estadio Astana Arena al lograr el empate a tres los visitantes en la recta final. Sin embargo un gol de Postnikov en el 90+3 les dio el pase en medio de un ambiente orgásmico.

Para el siguiente paso necesitaban un poco de suerte. El último escollo antes de la fase de grupos era un sorteo que podía haber unido su destino a una eliminatoria con clubes como Basilea, Malmö o Celtic. Pero esta vez la fortuna hizo una aparición ligeramente envenenada. El APOEL sería su adversario, un rival asequible, sí, pero también una escuadra que hace apenas 3 años disputó los cuartos de final de la Champions. Esta vez la ida se jugó en casa, venciendo por 1-0, renta corta pero quizá suficiente. El encuentro de vuelta fue tenso, con un Astana valiente que hizo méritos para adelantarse en el marcador pero que también sufría las embestidas de su enemigo. A la hora de juego Štilić anotaba un golazo de falta para igualar el cruce. Hubo miedo a perder una oportunidad irrepetible, pero también hubo orgullo y reacción. Así, ambos equipos tuvieron ocasiones para sentenciar la eliminatoria, hasta que en el tramo decisivo el serbio Maksimović (uno de los jugadores jóvenes más prometedores del panorama internacional), empató el partido y dio el histórico pase al Astana.



De este modo la capital kazaja se convierte en la ciudad más al Este que habrá acogido jamás un encuentro de la fase final de la Champions League. Una gesta aún mayor si cabe considerando que el pasado curso obtuvieron su primera liga nacional y el club se fundó en 2009.

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