Una resolución orgásmica

La vida nunca ha sido sencilla para Pablo Vicó. Un tipo que pasaría por ser otro mortal común de la calle de no ser porque es entrenador de fútbol. Pero no es famoso, no dirige a ningún club histórico ni si quiera entrena en la élite. Como extraído de un cuento de Fontanarrosa, lo sucedido ayer en el sur de Buenos Aires bien merece capítulo aparte en la vida del técnico de Brown de Adrogué, un modesto equipo que jamás ha disputado la máxima categoría del fútbol argentino, pero que el próximo curso competirá por segunda vez en la división de plata tras lograr ayer el ascenso en el último instante.

Pablo Vicó es un hombre tan de club que vive en las instalaciones del mismo, en el que comenzó a trabajar hace más de 15 años en cuestiones que poco tenían que ver con el fútbol pero que irremediablemente acabaron conduciéndole a dirigir al primer equipo desde 2009, convirtiéndose no ya en un referente de la institución, sino prácticamente en el alma e imagen de la misma. Por eso hoy estas palabras van para él, cuyo año fue tan sobrecogedor que perdió a su hijo hace meses, lo que le llevó a romper a llorar frente a las cámaras en pleno festejo. ¿Quién no lo hubiera hecho?

La resolución de la Primera B Metropolitana (tercera categoría) tuvo mucha miga. A la fecha final llegaba puntero Estudiantes Caseros, con un punto más que Brown de Adrogué y que Defensores de Belgrano, a quienes debían visitar. El duelo directo se jugó a cara de perro, si bien finalizó sin goles. Simultáneamente Brown empataba 1-1 en la cancha de Morón, pero sabedor de la igualada entre sus rivales apretó hasta el final. Así, se plantaron en el minuto 94 sucediendo lo que os mostramos a continuación:


El autor del gol, Juan Manuel García (que salió desde el banquillo) cumplía ayer unos 23 años imposibles de festejar mejor. Para él, para su técnico e hinchas se vivió de un modo diferente, pero finalmente eufórico y especial. Así de emocionante fue el ascenso de Brown de Adrogué, un club cuya épica y cuyo entrenador se han hecho ya un hueco para siempre en nuestro corazón. Suerte, y gracias por la magia.

Más sobre Pablo Vicó aquí.

1 comentario:

Sin Balón dijo...

Interesante historia. Siempre se aprende algo nuevo, hasta en el fútbol!