Fútbol argentino: una nueva dimensión

El Decano asaltó La Bombonera

Siguen saliendo promesas prematuras (Dybala ni llegó a debutar en Primera), jugadores jóvenes sin formar que apenas dejan unos pesos en sus clubes de procedencia para probar suerte en otras latitudes más acaudaladas. A su vez regresan muchos veteranos curtidos en mil batallas (D'Alessandro, Germán Denis o Lisandro López son algunos de los últimos) mientras otros aún guerrean y golean como llevan haciendo toda la vida, que se lo digan a Pepe Sand. Poco parece haber cambiado en el fútbol argentino más allá de la despedida de Grondona (¡por fin!) o el habitual descontrol en la AFA, pero deportivamente el nivel ha crecido bastante. ¿Quién lo hubiera dicho cuando se proyectó la locura del torneo de 30 equipos en la máxima categoría?

Pero así es. Yo marcaría una fecha para este renacimiento: a mediados de 2014, coincidiendo con la llegada de Marcelo Gallardo a River Plate. Él cambió el paradigma de los 'millonarios', logrando combinar su histórico juego bello de ataque con  la competitividad que les devolvió primero la admiración y posteriormente la gloria continental, alzando así la tercera Libertadores del club en 2015 tras dos décadas de espera. Eso sí, aún queda como asignatura pendiente para el Muñeco la obtención del cetro nacional, ese que le arrebató Racing Club en la espectacular remontada que protagonizaron los hombres de Diego Cocca con Diego Milito como mariscal. O el que ganó Boca el año siguiente.

Boca fue un buen campeón, sólido, resolutivo en los momentos clave, aunque poco brillante. Recuperó alegría y confianza con Tévez, Lodeiro volvió a sentirse importante, la defensa recuperó contundencia pese a un par de descalabros importantes (como ante Unión en La Bombonera), pero ni el maravilloso proyecto del Chacho Caudet en Central ni la solidez de San Lorenzo pudieron arrebatarles el campeonato. Incluso Independiente realizó un muy buen torneo en su retorno, aunque perdió la clasificación para la Libertadores de este año a manos de su eterno rival.

Pese a algunas salidas (sobre todo en River) 2016 pinta espectacular. No solo porque los grandes parecen haber dejado las enormes crisis que lastraron a muchos de ellos durante la pasada década, también porque los más humildes ya no ganan por no ser los menos mediocres, sino porque lo merecen al imponerse a rivales reconstruidos, de nuevo fuertes y poderosos. Así, el sorprendente Atlético Tucumán lidera el grupo B tras dar sendos golpes sobre la mesa ante Racing en casa y anoche en el hogar de Boca, que tras perder 4-0 ante San Lorenzo la Supercopa, huele a que Arruabarrena tiene las horas contadas. Junto a ellos Aldosivi y Lanús, que ya sabe lo que es pelear y vencer a los mejores.

En el grupo A, con mayor cantidad de candidatos, Colón y Central atesoran la punta, éstos últimos tras imponerse con claridad a Newell's en el clásico (ver vídeo). Les siguen de cerca San Lorenzo a Independiente, ambos a buen tono. Y luego River, que cayó 3-2 ante un Belgrano sensacional que cimentó en la primera parte una ventaja irrecuperable para los millonarios pese a su insistencia.


Total, que el siempre apasionante fútbol argentino ya no solo desbordará emociones en sus impresionantes graderíos: ahora nos ha devuelto el juego vibrante, de nervio, calidad y gambeta sobre el césped. Se lo debían a sí mismos, y también a aquellos que siempre hemos esperado pacientemente a que el espectáculo regresase a sus orígenes.

2 comentarios:

Unknown dijo...

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