España se destapa
Otra gran actuación de Morata, esta vez aderezada con dos goles. |
Se ha cumplido la primera semana de competición, tiempo suficiente para tomarle el pulso a la mayoría de selecciones pese a que faltan tres partidos este sábado para completar la segunda jornada. Todas las aspirantes (me cuesta darle esa consideración a Portugal y Bélgica) han jugado ya dos encuentros, si bien ninguna se ha mostrado tan convincente como España hasta el momento. Aunque hay que convenir que Italia sí ha sido tan seria como los nuestros.
La Furia, la Roja España salió desde el principio a ser protagonista de nuevo, con la circulación de balón como argumento e Iniesta nuevamente como catalizador. Un tipo que desborda casi andando, que juega como una leyenda, alguien con quien disfrutar independientemente de los colores que tiñan nuestro corazón. Perdonen la emoción, pero creo que es historia viva de la mejor época de la selección nacional, y como tal debemos homenajearle y disfrutarle.
Sería injusto no obstante echarle todas las flores a un único futbolista luego del buen tono general que ha mostrado el combinado de Del Bosque. Hoy volvieron a dejar su sello los laterales, tan profundos como ante la República Checa, acaso aún más incisivos e importantes en la parcela ofensiva. Ellos otorgan una amplitud que para sus compañeros suponen puro oro, así como para las dos líneas más ofensivas, tanto la que ya está como la que llega desde atrás.
Ante los turcos además se ha destapado un poco más Nolito. Tenía muchas ganas de lograr un gol, y lo ha conseguido. Asistió en el 1-0, desbordó en todo momento, puso la rubrica del 2-0 y aseguró un dolor de cabeza constante para sus rivales. Morata se ha entendido muy bien con él, asegurando una asociación que promete años de réditos. Dos goles además para el punta juventino, que esta vez puso el acierto a las buenas intenciones que siempre muestra.
Por su parte de Turquía poco positivo se puede decir. Tienen varios atacantes de un grandísimo talento, pero no conectan entre sí, al menos en lo que va de torneo. Se les está haciendo de noche, con la obligación ahora de imponerse a la República Checa para tener opciones como uno de los mejores terceros. Será una final tanto para los otomanos como para los centroeuropeos.
LOS OTROS
Italia no tiene ningún Baggio, Del Piero o Totti que haga magia arriba, ni un Inzaghi, un Toni o un Giuseppe Rossi (ay, las lesiones) que te maten arriba, pero siempre será Italia. Mantienen su sello clásico. Son una escuadra seria, sin aspavientos, algo que ni buscan ni necesitan. Directos por necesidad cuando no conectan Candreva ni Giaccherini, así han abierto el marcador ante Bélgica y ante Suecia. A ambas las han ganado. Ninguna les ha marcado. Ya caminan firmes hasta octavos, con la base ganadora de la Juventus sustentando una defensa magnífica, trufada de veteranos gladiadores dispuestos a batirse con quien sea para defender a los suyos.
Alemania dudó ante Ucrania pero golpeó después. No todos los debuts deben ser fáciles ni victoriosos, y para ellos no fue lo primero pero sí lo segundo, que otorga confianza. Eso sí, pese a un primer tiempo de dominio absoluto en su segundo día, ya ante Polonia, tras el descanso sus vecinos lograron desnudar sus miserias apoyados en un Krychowiak colosal que minimizó el poderío germano en la media. Arriba solo las ocasiones malogradas por Milik evitaron un sorpresón, pero Polonia tiene cara de revelación (como Croacia, que hoy se ha metido en un lío).
Inglaterra es Inglaterra, como siempre. Pincharon del dramático modo que podía esperarse de ellos ante una Rusia menor (y con muchas bajas). Luego en el derby ante Gales perdían al descanso con gol de Bale, agradecido a Joe Hart. A Hodgson se le ocurrió empezar a meter delanteros, sus laterales pusieron centros y buena voluntad pero no daba resultado hasta que Vardy igualó, prosiguiendo su cuento de hadas particular. Cuando Sturridge sustituyó a un Sterling horroroso, los ingleses sumaron optimismo. Fue a base de fe como el punta del Liverpool completó la remontada en tiempo de descuento, enloqueciendo a Rooney (¡qué futbolista!) y a los suyos. Yo no me los creo, pero es cierto que esta vez parece que les acompaña un halo especial.
Por último Francia, que siempre que organiza algo lo gana. Lo hizo en 1984 ante nosotros con el carré magique que encabezaba Platini y lo hizo en 1998 a lomos de Zidane para destrozar a la Brasil de Ronaldo. Claro que ahora no parecen un bloque tan fuerte, aunque sí convencido, y eso mueve montañas. Giroud no es de fiar, Evra, Sagna y Koscielny aseguran diversión a propios y extraños, pero ese centro del campo está hecho para batirse con el más pintado, más en lo físico que en lo futbolístico, aunque no exento de esto último. Sufrieron ante Rumanía, y más aún ante Albania, pero están en crecimiento. Y tienen a Payet inspiradísimo. Ojo a él.
Sería injusto no obstante echarle todas las flores a un único futbolista luego del buen tono general que ha mostrado el combinado de Del Bosque. Hoy volvieron a dejar su sello los laterales, tan profundos como ante la República Checa, acaso aún más incisivos e importantes en la parcela ofensiva. Ellos otorgan una amplitud que para sus compañeros suponen puro oro, así como para las dos líneas más ofensivas, tanto la que ya está como la que llega desde atrás.
Ante los turcos además se ha destapado un poco más Nolito. Tenía muchas ganas de lograr un gol, y lo ha conseguido. Asistió en el 1-0, desbordó en todo momento, puso la rubrica del 2-0 y aseguró un dolor de cabeza constante para sus rivales. Morata se ha entendido muy bien con él, asegurando una asociación que promete años de réditos. Dos goles además para el punta juventino, que esta vez puso el acierto a las buenas intenciones que siempre muestra.
Por su parte de Turquía poco positivo se puede decir. Tienen varios atacantes de un grandísimo talento, pero no conectan entre sí, al menos en lo que va de torneo. Se les está haciendo de noche, con la obligación ahora de imponerse a la República Checa para tener opciones como uno de los mejores terceros. Será una final tanto para los otomanos como para los centroeuropeos.
LOS OTROS
Italia no tiene ningún Baggio, Del Piero o Totti que haga magia arriba, ni un Inzaghi, un Toni o un Giuseppe Rossi (ay, las lesiones) que te maten arriba, pero siempre será Italia. Mantienen su sello clásico. Son una escuadra seria, sin aspavientos, algo que ni buscan ni necesitan. Directos por necesidad cuando no conectan Candreva ni Giaccherini, así han abierto el marcador ante Bélgica y ante Suecia. A ambas las han ganado. Ninguna les ha marcado. Ya caminan firmes hasta octavos, con la base ganadora de la Juventus sustentando una defensa magnífica, trufada de veteranos gladiadores dispuestos a batirse con quien sea para defender a los suyos.
Alemania dudó ante Ucrania pero golpeó después. No todos los debuts deben ser fáciles ni victoriosos, y para ellos no fue lo primero pero sí lo segundo, que otorga confianza. Eso sí, pese a un primer tiempo de dominio absoluto en su segundo día, ya ante Polonia, tras el descanso sus vecinos lograron desnudar sus miserias apoyados en un Krychowiak colosal que minimizó el poderío germano en la media. Arriba solo las ocasiones malogradas por Milik evitaron un sorpresón, pero Polonia tiene cara de revelación (como Croacia, que hoy se ha metido en un lío).
Inglaterra es Inglaterra, como siempre. Pincharon del dramático modo que podía esperarse de ellos ante una Rusia menor (y con muchas bajas). Luego en el derby ante Gales perdían al descanso con gol de Bale, agradecido a Joe Hart. A Hodgson se le ocurrió empezar a meter delanteros, sus laterales pusieron centros y buena voluntad pero no daba resultado hasta que Vardy igualó, prosiguiendo su cuento de hadas particular. Cuando Sturridge sustituyó a un Sterling horroroso, los ingleses sumaron optimismo. Fue a base de fe como el punta del Liverpool completó la remontada en tiempo de descuento, enloqueciendo a Rooney (¡qué futbolista!) y a los suyos. Yo no me los creo, pero es cierto que esta vez parece que les acompaña un halo especial.
Por último Francia, que siempre que organiza algo lo gana. Lo hizo en 1984 ante nosotros con el carré magique que encabezaba Platini y lo hizo en 1998 a lomos de Zidane para destrozar a la Brasil de Ronaldo. Claro que ahora no parecen un bloque tan fuerte, aunque sí convencido, y eso mueve montañas. Giroud no es de fiar, Evra, Sagna y Koscielny aseguran diversión a propios y extraños, pero ese centro del campo está hecho para batirse con el más pintado, más en lo físico que en lo futbolístico, aunque no exento de esto último. Sufrieron ante Rumanía, y más aún ante Albania, pero están en crecimiento. Y tienen a Payet inspiradísimo. Ojo a él.
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