Champions League: ¿se está muriendo de éxito?

El gran Valencia de inicios de siglo
Resulta cuanto menos irónico que una competición llamada así reúna cada año a un gran porcentaje de clubes que no son vigentes campeones de sus competiciones ligueras nacionales. De hecho la última vez que un equipo ganó la liga un año para obtener la Champions al siguiente fue el Barcelona en 2011.

Si a finales de los 90 hubo polémica por el hecho de otorgar una segunda plaza a varias ligas europeas (desde la 97-98, cuando accedieron por primera vez los subcampeones de las ocho ligas con mejor coeficiente UEFA), con el cambio de siglo, desde la 99-00, se comenzó a emplear el mentado coeficiente para evitar que los mejores clubes se enfrentasen en las primeras rondas. También desde esa misma temporada las tres mejores ligas europeas pasaron a tener cuatro representantes en la Champions. Comenzaba la lenta pero segura segregación.

Por aquel entonces la Champions era mucho más espectacular, o al menos eso me dice mi memoria. Es cierto que los grandes dinosaurios se imponían, pero ni con los paseos militares de ahora ni destrozando a clubes legendarios en sus propios feudos. Un Celtic 0 PSG 5 como vimos anoche parece de lo más normal. Para mi es aberrante, y para la época que mencionaba líneas atrás era impensable, siendo más bien lo lógico hace menos de dos décadas un empate o victoria local. 

Sin embargo más allá de resultados concretos, el foco debe recaer en cómo hemos llegado a esto. La lógica (aunque triste) evolución del negocio del fútbol nos ha traído cada vez mayores ingresos en los clubes por merchandising y contratos televisivos. Esa fue la gran disrupción, que permitió que los clubes importantes de los grandes mercados obtuvieran mayores beneficios cada año, aumentando un abismo cada día creciente que hace que unos pocos aglutinen plantillas estelares mientras para el resto quedan migajas, de las cuales si sobresale alguna acabará en unos meses en uno de esas mastodónticas entidades.

Esto no tiene porqué ser malo de por sí, aunque para aquellos que echamos de menos un fútbol más igualado, sorprendente e incluso inocente, lo de hoy nos parece una broma que va a peor. Con casi total seguridad se puede afirmar que hay unos 10 o 12 equipos que estarán seguro al 100% en el bombo de octavos. ¿Las dudas? Los acompañantes de Manchester United y Real Madrid en sus respectivos grupos, qué equipo caerá del triunvirato Chelsea-Atlético-Roma (creo que serán los romanos) y cómo se resolverá el único grupo de verdad emocionante, el G con Besiktas, AS Mónaco, RB Leipzig y Oporto.

¿De verás es emocionante un torneo que reúne casi todos los años a los mismos donde casi no da lugar la sorpresa? Salvo encuentros u ocasiones cada vez más puntuales, la primera fase de la Champions es cada curso más soporífera, incluso intrascendente. Los cuatro clubes españoles disputarán los octavos de final, así como Liverpool, Manchester United, Manchester City, Nápoles, PSG y Bayern Munich, estando Chelsea y Juventus muy probablemente también en esa terna. ¡Oh, qué gran espectáculo!

Lo bueno llega a partir de febrero. Lo mejor, sin embargo, ya pasó este verano: clubes clásicos batiéndose el cobre para alcanzar la fase de grupos, donde llenarán su hogar ante los colosos europeos, caerán con todo el honor posible e ingresarán el dinero que probablemente les devuelva al mismo escenario a las mismas alturas de 2018. Esa Copa de Europa, la que para muchos es la única que conserva la esencia, dejó por el camino a vigentes reyes nacionales como Partizan, Rosenborg, Slavia Praga, Malmö, Dundalk o Honvéd. Si de por sí cuesta ganar un campeonato nacional, para estas entidades, algunas de ellas en su momento entre las mejores del continente, a día de hoy obtener la clasificación a la fase de grupos es realmente complicado, mientras que superarla es prácticamente una quimera.

El sistema, que nutre y afianza a unos pocos clubes de unas pocas ligas, es cada vez más endogámico. Y la Champions, el producto estrella, cada vez más aburrido por su previsibilidad. ¿Se está muriendo de éxito? Solo espero que la respuesta a esta pregunta no sea algo peor como la Superliga.

1 comentario:

Sebastián dijo...

Antes que nada, excelente artículo.

En mi opinión, el problema no empezó hace 15 o 20 años; desde la profesionalización del fútbol que gana el que tiene más dinero. Por eso no entiendo por qué molestan tanto los PSG, los Chelsea o los City. O sí, entiendo que después de todo un siglo moleste que haya nuevos equipos que le disputen títulos a los grandes de siempre como eran el Arsenal, el Liverpool o el United (en Inglaterra) o releguen a segundo plano a "grandes" de Europa como el Ajax o el Rangers. Lo mismo sucedía hace 100 años cuando estos equipos grandes y con dinero molestaban a un Queen's Park apegado al amateurismo, por ejemplo. Al fin y al cabo, los "grandes" de antaño también se hicieron grandes gracias a su poderío económico.

Saludos!