Copa Libertadores: Jorge Wilstermann vuela alto

Al contrario de lo que sucede en Europa, donde el fútbol tuvo su origen, el balompié en América se acostumbró desde bien temprano a nombrar a gran parte de sus clubes a partir de hechos históricos, barrios o héroes nacionales o regionales. Como los ejemplos son incontables hoy hablaremos de Jorge Wilstermann, primer aviador civil boliviano, que falleció en accidente aéreo a la temprana edad de 25 años. Pese a su juventud destacan las crónicas de aquellos tiempos tanto su maestría como su dedicación. Es por ello que el equipo de la ciudad de Cochabamba, el Club Deportivo LAB, fundado por trabajadores de la compañía aérea Lloyd Aéreo Boliviano (de ahí sus siglas), decidieron cambiarle el nombre como homenaje al compañero fallecido.

Aquella entidad prosperó con el paso de los años, tanto que se convirtió en una de las más importantes del país. Ello les ha permitido disputar hasta 17 ocasiones máxima competición continental, de la cual si bien nunca han podido proclamarse campeones (en realidad ningún boliviano lo ha logrado hasta ahora) si que han completado buenas participaciones, quedando en el recuerdo aquella vez en 1981 cuando alcanzaron la penúltima instancia, en la que no pudieron superar el grupo cuyo campeón disputaría la final.

Sin embargo, las últimas horas pueden haber alterado el rumbo de una historia que comenzó para el Aviador de la forma más bella posible el pasado mes de marzo. Aquel día el grupo 5 daba su pistoletazo de salida con un enfrentamiento entre Jorge Wilstermann y Peñarol, de irregular presente, aunque es una de las entidades más grandes e importantes del fútbol mundial. Nada hacía presagiar lo que aconteció: el Aviador destrozó por 6-2 a los Manyas. Hacerse fuertes en casa les permitió superar la primera fase, batiendo también a Palmeiras y Atlético Tucumán.

Las expectativas estaban más que cumplidas, cabiendo esperar un honroso papel en octavos de final ante la mejor escuadra de la primera fase. Atlético Mineiro quiso el sorteo que fuera su rival, un adversario de enjundia que ganó el torneo apenas cuatro años antes. Wilstermann hizo buena la localía en la ida, logrando un escueto triunfo 1-0 gracias al tanto de Álvarez. Ya en Minas Gerais, aguantaron el asedio del Galo para dar otra sorpresa. Pero, aunque parezca increíble lo mejor estaba por llegar.

Ya habían goleado a Peñarol, vencido a un Palmeiras que partió como favorito (eliminado por Barcelona de Guayaquil en octavos) y apeado a todo un Atlético Mineiro. Se suponía que River podía ser una montaña demasiado alta para los jugadores del cuadro rojo. Pero, ¿quién dijo imposible? Ya cuatro horas antes del inicio del encuentro la hinchada roja copaba el estadio Félix Capriles para animar a los suyos.

Como siempre que han jugado de local este curso en la Libertadores, los jugadores del Wilstermann salieron con la adrenalina por las nubes. Tras solo 3 minutos de juego ya habían lanzado dos córners, dando sendos avisos al conjunto millonario. Al tercer tiro de esquina Edward Zenteno anotó un golazo de volea desde el corazón del área. Dos minutos más tarde Serginho desperdició un mano a mano ante Lux. Sobre el 20' de juego, el punta brasileño marcó un gol espléndido, también de volea, aunque no subió al marcador por fuera de juego (bien sancionado).

Gallardo no daba con la tecla para levantar a sus hombres, a merced de un Wilstermann mucho más cómodo. Aún así, tras el descanso River espabiló un poco. Scocco gozó de una buena ocasión, aunque su testarazo fue repelido por un zaguero sobre la línea. En esa misma jugada, a la contra, Gilbert Álvarez anotó con un bonito cabezazo el 2-0. Habían transcurrido 50' de juego, por lo que aún podía reaccionar el cuadro argentino, aunque otro susto llegaría instantes más tarde cuando otro gol fue anulado a los bolivianos. Pese a ello, los millonarios estaban completando un buen segundo tiempo, generando ocasiones, pero sin acierto de cara a puerta.

Los Aviadores esperaron, conscientes de su buena ventaja, ya que River debía trabajar para lograr al menos un tanto. Por su parte sabían que hilvanando un buen contraataque tendrían chance de ampliar la ventaja. Y así fue en el 82' cuando Machado, con un fortísimo derechazo, colocó la pelota cerca de la escuadra izquierda de Lux, imposible para el guardameta argentino.



Fiesta en el Félix Capriles, que vivió otra noche inolvidable de mano de sus jugadores. Ahora Jorge Wilstermann sueña con emular a aquel equipo que alcanzó las semifinales en 1981. Para ello tendrán que sobrevivir en una de las canchas más difíciles del continente ante un River Plate que ha vivido muchas gestas. De seguro ese encuentro en el Monumental no lo olvidarán ni los unos ni los otros. El próximo jueves, la resolución en Buenos Aires.

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