Negro sobre blanco: desmitificando eliminatorias mundialistas

No way, USA.
Aún falta más de medio año para el Mundial de Rusia 2018. Apenas diez días nos separan del ansiado sorteo, al que recibiremos con angustia, alegría, esperanza o una mezcla de todas ellas. Y nos faltará Italia, como también Holanda, Chile y Estados Unidos que completan el poker de inesperados desdichados. No anduvo lejos Argentina de unirse a tan desolador club, en peligro durante meses, mas salvado por su genio el último día cuando más fea pintaba la situación.

Solo Sudamérica se libra del drama que viven las otras regiones futbolísticas a la hora de preparar sus torneos continentales de selecciones. La Copa América fue pionera, naciendo hace ya 101 años, disputándose hasta hace muy poco cada dos años, a veces incluso con torneos en años consecutivos. Para felicidad de los alegres pueblos de aquellas latitudes nunca tuvieron que batirse en farragosas eliminatorias para dilucidar quienes disputaban la fase final, permitiéndose incluso invitar de vez en cuando a rivales como México o Japón. 

En cambio en el resto del mundo sí hubo que lamentar siempre bajas ya fuera para clasificar a los torneos regionales o para la máxima competición global. En este momento me van a permitir el eurocentrismo, pero la falta de tiempo disponible para escribir junto a mi mayor conocimiento de las desgracias futbolísticas de mi continente me permitirán elaborar un mejor artículo si solo me ciño a la Vieja Europa (aderezada con algunos desastres mundialistas). 

Desde hace mucho tiempo se sostiene que las eliminatorias sudamericanas camino al Mundial son las más difíciles. Yo puntualizaría: son las más parejas, haciendo de cada visita una trampa e incluso teniendo que cuidarse uno en casa de no perder puntos que luego cuesta recuperar por un camino lleno de piedras. Sin embargo perder 3, 4 o 5 partidos no exime a un combinado sudamericano de clasificarse. Sin ir más lejos Uruguay o Colombia lo han logrado con 5 derrotas cada una, sumando una más Perú, que entró al vencer la repesca mundialista a Nueva Zelanda.

Cualquiera te hace daño en Sudamérica, pero si puedes perder un tercio de los partidos, sabiendo que al menos el 40% clasifica directamente (con un 10% más que probable ante la superioridad de nivel respecto a las confederaciones con las que se enfrentan en repesca), entonces ya no son taaaaaaan duras. De hecho para mi personalmente son mis favoritas, las más bonitas y divertidas, pero no hay más que ver que una pésima Argentina ha entrado y una Perú desahuciada tras los primeros encuentros también tuvo tiempo para remontar.

¿Qué sucede en el resto de lugares? En CONCACAF los grandes lo tienen casi hecho. México estuvo a punto de patinar a lo grande camino de Brasil 2014. Inexplicablemente, más aún viendo el pobre nivel de Honduras, la selección de EEUU no fue capaz de finalizar el Hexagonal entre los cuatro primeros lugares, superando en la tabla únicamente a Trinidad & Tobago. Y créanme, al igual que sucede con Italia, tenían mimbres de sobra para haberse clasificado incluso con ciertos apuros.

Dureza africana: Egipto regresará a un Mundial tras 28 años ausente

África tiene las eliminatorias más salvajes. Primero hay que superar varias rondas a modo de copa para las selecciones con peor coeficiente. Las supervivientes entran a una fase de grupos con las más poderosas, llegando tras la criba a una fase final con 5 grupos de 4 equipos cada uno. Ahí solo el campeón de grupo irá al Mundial. Este año se han quedado fuera Camerún, Argelia, Ghana o Costa de Marfil. Los dos primeros coincidían en su grupo con Nigeria, vigente campeona continental. Ningún sistema clasificatorio es tan áspero, largo y duro como el africano, de lejos el más difícil.

En Oceanía la cosa es más amable, sobre todo si eres Nueva Zelanda. Salvo trastazo de proporciones bíblicas vas a ganar la zona a Islas Salomon, Nueva Caledonia o Tahití. Luego tocará enfrentarse a un rival de otra confederación que sí o sí tendrá más nivel, si bien los kiwis, ya acostumbrados a partir en desventaja, han ganado su cruce más de una vez. De hecho en el Mundial de 2010 se marcharon invictos de su grupo, siendo los únicos en lograrlo en la magna competición.

Asia es parecida a África, aunque varía al final. Dos grupos con 6 selecciones cada uno, obteniendo billete las dos primeras, con las terceras de grupo luchando entre sí por dilucidar cual irá a la repesca intercontinental. Japón, con su fútbol dinámico y aseado, siempre entra, así como Korea del Sur. No suele fallar Australia, aunque esta vez se comprometió en exceso, logrando Arabia Saudí regresar e Irán asentarse como potencia emergente. Uzbekistán anima, siendo un constante quiero y no puedo, aunque queda espacio para agradables sorpresas como Siria, a la que un poste separó en los instantes finales de apear a los aussies.

Por último la zona UEFA. La fácil, dicen mis muchos y buenos amigos latinoamericanos, especialmente los del sur. Argumentos a favor de ellos, aparte de los arriba expuestos (cada estadio es difícil, no hay rival sencillo), está el hecho de las muchas plazas de las que goza Europa. Empero, no suele valorarse que cada sorteo es una trampa: puedes tener la suerte de caer en un grupo plácido, o más bien un tormento en el que aparte de tu equipo haya otro potente y una o dos selecciones que  potencialmente tengan una buena generación. 

Suecia 1 Italia 0. Se mascaba la tragedia azzurra.
Sin ir más lejos Holanda, semifinalista en el pasado Mundial, finalizó tercera de grupo tras Francia (que llegó a empatar en casa ante Luxemburgo) y Suecia. Incluso Bulgaria llegó a estar por delante suya mediada la eliminatoria al derrotarles en Sofía, quedando a tan solo un punto del segundo lugar. Tema aparte es la crisis de talento neerlandesa, como también el dificilmente irrefutable hecho que un grupo con un cupo de clasificación directa y otro para repesca con tales acompañantes es una trampa, sin soslayar el hecho que aún así la Orange debió ser al menos segunda, toda vez que Suecia es un buen equipo, pero tampoco es precisamente la mejor hornada de su historia.

Gales, semifinalista en la pasada Eurocopa, finalizó tercera en un grupo muy homogéneo con Serbia, la República de Irlanda y Austria. Lo que quizá para un hincha argentino suene a chiste, para un chileno o paraguayo no lo sea tanto. Islandia obtuvo su primera clasificación por delante de la talentosa Croacia, dejando fuera nada menos que a Ucrania y Turquía. Otra participante en Brasil 2014 fue Bosnia, eliminada como tercera por detrás de Bélgica y Grecia.

¿Y el caso más llamativo? Vamos con Italia. Personalmente creo que tienen jugadores de sobra para armar un plantel más que competitivo, por supuesto para haberse clasificado sin problema. El sorteo les jugó una mala pasada toda vez que España ha remontado el vuelo con Lopetegui (España, por cierto, quedó junto a Francia recientemente en otra fase de grupos, para que vean lo que puede complicar la vida un sorteo), aunque lo que más dañó a la Azzurra fue la mala decisión de Tavecchio, presidente de la FIGC, que otorgó los mandos a Ventura. 

El técnico nunca dio con la tecla, jugando Italia objetivamente mal, sin necesidad de entrar en debates estéticos. Quiso la fortuna, o no, que les cayese el rival más complicado de aquellos posibles para la repesca. Con todo, la nómina transalpina es mejor, si bien nunca lo mostraron en tierras nórdicas ni lo plasmaron en el marcador en un San Siro abarrotado para evitar la tragedia. 60 años después habrá un Mundial sin Italia, siendo Suecia 1958 y 1992 las veces anteriores que no habían acudido a una gran cita, tratándose de Mundial y Eurocopa respectivamente. Queda por tanto Suecia instaurada como bestia negra, quedando también en el recuerdo el brillante gol con el que Ibrahimovic les noquedó en la Euro 2004.

Ronaldo Nazario, por siempre campeón en nuestros corazones
Llegados a este punto, recordemos que en los cuatro Mundiales disputados en este siglo tan solo 4 veces una selección sudamericana estuvo presente, por 12 de Europa y una de Asia. De hecho en 2006 los cuatro lugares correspondieron a combinados europeos. Además, tenemos que remontarnos hasta 2002 para encontrar al último campeón procedente de aquellas latitudes. Esto se puede ver desde varias ópticas, pero todas confluyen en lo mismo: el nivel competitivo en Europa es superior, entre otros factores, sino el principal, porque sus ligas más poderosas atraen a lo más granado del talento internacional (y el nacional permanece), permitiendo al jugador local competir con y contra los mejores, mejorando su nivel y competitividad, una desigualdad que desgraciadamente ha rebajado el nivel de los clubes sudamericanos como llevamos años comprobando en Intercontinental/Mundial de Clubes.

Así pues, he aquí mi valoración en dificultad del nivel de las eliminatorias: 

ÁFRICA > EUROPA > SUDAMÉRICA > ASIA > CENTRO-NORTEAMÉRICA > OCEANÍA

Antes de que mis amigos sudamericanos se me lancen al cuello les recuerdo lo expuesto anteriormente. De este lado del charco, el equivalente a Brasil o Argentina (Italia o Alemania) puede caer en un grupo muy comprometido. Por su parte si buscamos un similar a Paraguay, Perú o Colombia vemos como la dos veces finalista del Mundial y una vez campeona de Europa en 1976, República Checa, fue tercera en su grupo. Hungría, también dos veces finalista, tampoco fue más allá del tercer lugar. Holanda, otras 3 veces finalista y campeona de Europa en 1988, eliminada al igual que checos y húngaros. Austria y Escocia, potencias antaño: fuera. Turquía, Bulgaria o la Grecia campeona de Europa en 2004, sin Mundial. 

No, Europa no es fácil ni siendo una leyenda del balompié. Que se lo digan a Italia.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Una gran cantidad de equipos fuertes, pequeños equipos difíciles de sobrevivir


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Anónimo dijo...

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