Copa Libertadores: dulce derrota botafoguense
La de anoche fue posiblemente la derrota más dulce en la historia de Botafogo. El cuadro brasileño, único del grupo de 12 grandes de entre sus compatriotas que nunca ha disputado la final de la Copa Libertadores, rompía por fin con un maleficio que duraba más de medio siglo. Desde que el Santos de Pelé les arrebatase el sueño en los años 60 a los Garrincha, Nilton Santos, Amarildo, Didí y compañía, los alvinegros han pasado por todo tipo de peripecias hasta nuestros días: descensos, desgracias, títulos increíblemente perdidos...
Actualmente todo aquello queda lejos. O al menos, el hincha alvinegro prefiere no pensar en las fatalidades del pasado. Lideran el Brasileirão en dura pugna con Palmeiras (vigente campeón), aunque lógicamente ahora mismo solo tienen en mente la final del sábado 30, ante Atlético Mineiro, que eliminó a River Plate por un global de 3-0.
En cuanto al choque de vuelta de semifinales disputado en Montevideo, Peñarol tiró de orgullo, fue mejor y se impuso con justicia a un Botafogo conservador. ¿Cabía esperar un escenario diferente? El conjunto carbonero cerró su gran participación apretando en busca de un milagro casi imposible. Por el camino dejó un tremendo golazo de Jaime Báez, que luego pondría el 2-0 en el marcador. Quedaba menos de media hora, tenían un jugador menos, pero no bajaron los brazos. Eso sí, una gran contra liderada y también culminada por Thiago Almada dio con el balón en la red obra del argentino. Era casi el final del encuentro, aunque Batista lograría el último tanto para Peñarol un minuto después.
Honor pues al gigante uruguayo, que ojalá compita tan bien de nuevo en 2025. Botafogo por su parte se ilusiona ahora con el gran trofeo que tanto han anhelado desde el génesis de la competición misma. Delante tendrá a un gran rival, un Atlético Mineiro que también desea alzar la Copa, como ya lograse la pasada década con Ronaldinho en sus filas.
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