Gustavo Costas, el hilo conductor
Rulli sostiene en sus brazos a Gustavo Costas. |
Una de las cosas más bellas del fútbol, acaso la que más, es la transmisión familiar a unos colores. También, el amor incondicional por los mismos. Eso vivió Gustavo Costas (1961) desde pequeño. Nació en una familia racinguista, salió de niño como mascota con los jugadores a la cancha justo en la mejor época histórica del club, campeón se proclamaron campeones de América y del Mundo. Vivió como jugador el doloroso descenso de 1983, manteniéndose en el equipo para devolverle a la élite dos años después, y vencer de nuevo con su amada Academia, con la que conquistó la Supercopa Sudamericana en 1988.
Retirado a finales de los años 90, justo ahí comenzó su primera etapa como técnico de Racing. No fue bien, como tampoco en 2007 cuando acudió para ayudar a una institución que no andaba bien en lo deportivo. Esta vez, en su tercer ciclo al mando de los bellos colores celeste y blanco, ha debido superar unos primeros meses difíciles para, con el tiempo, alcanzar un presente glorioso. A la victoria del sábado en Asunción (Paraguay), que les proclamó campeones de la Copa Sudamericana ante Cruzeiro (primer título internacional de la Academia desde 1988), se suma un prometedor presente en la Liga Argentina.
En el torneo local el buen hacer de las últimas semanas ha abierto una posibilidad insospechada, pues a la buena racha propia se han sumado los tropiezos recientes de Huracán y Vélez Sarsfield, a dos y cuatro puntos respectivamente a falta de tres jornadas. Si bien Racing tiene otro choque pendiente que podría colocarle segundo a tan solo un punto del 'Fortín' de Liniers, por lo que ahora los hombres de Gustavo Costas y su incondicional hinchada, que el fin de semana trasladó 60.000 hinchas a la capital guaraní, sueñan con otro título más.
Viendo el partido del sábado costaba no empatizar con ese hombre que corría la banda festejando los goles de sus jugadores, que se lamentaba por aquel primer tanto anulado correctamente por el VAR a los 3 minutos de partido, que gritaba, sufría, saltaba y en definitiva, mostraba todas sus emociones como el hincha vestido de técnico que es, alguien enamorado de Racing Club que por fin puede alzar una copa defendiendo los colores que mamó desde la cuna.
Costas alza la Copa Sudamericana recién conquistada. |
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