Espectáculo en Eindhoven

Ismael Saibari dispara ante un jugador del Excelsior.

Cada cierto tiempo los Países Bajos nos regalan uno de esos equipos especiales que merece mucho la pena disfrutar, independientemente si a uno le tira más uno u otro de los tres grandes, o quizá algún clásico 'outsider' como AZ, Twente u otro. Uno reconoce que desde siempre le ha gustado el Ajax, por esa filosofía que ha impregnado a generaciones increíbles, que nos ha regalado equipos geniales a todos los amantes del fútbol. Pero ello no impide reconocer que el actual PSV está siendo una maravilla, como volvió a demostrar anoche.

Tras el cuatro subcampeonatos ligueros consecutivos, en la 23-24 rompieron con una sequía de 6 años sin alzarse con la Eredivisie. De la mano del ampliamente experimentado Peter Bosz, que llegó en verano de 2023 para hacerles campeones con un fútbol muy ofensivo, alegre, además de haberles convencido de su calidad. Todo ello aderezado con una buena base de canteranos, hasta 10 en el plantel actual, conjugan un PSV que está siendo de los conjuntos más atractivos de Europa este curso.

A todo lo anterior hay que sumar una proverbial resistencia a la derrota en el Philips Stadion. Su última derrota en casa en partido oficial data de noviembre de 2022 (!), cuando les derrotó el AZ Alkmaar. Curiosamente, éstos mismos estuvieron a punto de volver a lograrlo el pasado fin de semana, aunque una pena máxima transformada por Luuk de Jong salvó un punto, además de la imbatibilidad como local, para el PSV. Desde entonces, ningún rival ha sido capaz de batirles en su feudo, da igual si hablamos de Champions League o alguna de las competiciones neerlandesas.

Empero, qué duda cabe que las copas son mágicas. Su formato, la ilusión del humilde, las rotaciones de los poderosos... todo invita a la posibilidad de una sorpresa que salte la banca. A punto estuvo de lograrlo ayer mismo el Excelsior en octavos de final de la KNVB Beker. El cuadro de Rotterdam se adelantó 0-1 antes del descanso, aumentando posteriormente su renta hasta colocarse 1-3. Parecía que un conjunto de la Eerste Divisie (la segunda categoría) rompería la duradera racha del PSV, pues superado el minuto 80' de encuentro el marcador permanecía inalterable.

Hasta que apareció Ricardo Pepi. El delantero norteamericano redujo distancias en el 85', con tiempo para obrar un nuevo milagro, como el que sufrió el Shakhtar Donestk hace un par de meses en Champions (0-2 ganaban los ucranianos hasta el minuto 87. Acabaron perdiendo el partido). Cuando ya agonizaba el encuentro, en los últimos compases del sexto y definitivo minuto de descuento, una desafortunada acción defensiva del Excelsior permitió al marroquí Saibari igualar la eliminatoria.

Los de verde se derrumbaron, claro. En la prórroga el PSV impuso su mayor calidad para anotar dos nuevos tantos, obra de Pepi (con mucha clase) y el veterano Ivan Perišić, que sentenció con el 5-3. Todavía el Excelsior volvería a marcar, al transformar Omorowa un penalti en el 117' que les hizo albergar alguna esperanza. Poco después, el silbatazo final les devolvió a la realidad. Eso sí, se llevaron una merecida ovación del público asistente, que reconoció tanto la gran actuación del conjunto visitante como el espectáculo que proporcionaron ambos contendientes. Otro más en un curso muy prometedor en Eindhoven.


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