Brasil gana a Uruguay pero pierde su magia
Hace un rato ha finalizado el partidazo de la jornada en las eliminatorias sudamericanas de cara al Mundial 2010 que enfrentaba en Sao Paulo a Brasil y Uruguay, un duelo en el que los cariocas me han decepcionado profundamente mientras los charrúas han despertado en mi un entusiasmo respecto a su plantel que hacía bastante que no tenía. No, Uruguay no ha ganado, ni siquiera ha empatado, ha perdido por 2-1, algo difícil de explicar si se lee lo anteriormente escrito y mucho más si se ve el partido.
Y es que la primera parte de La Celeste ha sido simplemente sublime. Parecía que jugaba en casa ante un equipo chico, pero no, estaba en un Morumbí repleto (65.000 espectadores) ante la actual campeona de América, toda una canarinha de la que se espera muchísimo más, especialmente en casa. Los visitantes llevaron los tiempos del partido, que manejaron a su gusto, incluso encerrando en ocasiones a la verdeamarela en su propia área. De este modo, tras una gran jugada por la banda derecha en la que el “Mono” Pereira superó a su par, éste centró al segundo palo para que Abreu abriese el marcador con un cabezazo templado cuando apenas transcurrían 8 minutos de juego. El estadio enmudeció, pero ya en los pocos minutos que se llevaban de partido se vio que Brasil no lo tendría nada fácil ante un contrario al que llevaba 6 partidos sin ganar.
El resto del primer tiempo siguieron sucediéndose las ocasiones charrúas, que sólo el desacierto en la definición y las grandes atajadas de Julio César evitaron una pronta y humillante sentencia. Lugano era un mariscal en la defensa, Gargano estaba inconmensurable en la media, donde él solo se bastaba para detener a Mineiro y Gilberto Silva, inoperantes. Arriba, Luis Suárez traía de cabeza a toda la defensa local, mientras que Abreu aportaba la contundencia rematadora necesaria. Partido controlado, buen juego y continuas ocasiones, pero en los 5 minutos finales del primer período cometieron un error al relajarse, dando vida a un Brasil que en una jugada que parecía no entrañar peligro, empató gracias a un remate casi sin ángulo de Luis Fabiano, más achacable a un error de Carini que a un acierto del punta brasileño.
El empate no fue fiel a lo visto sobre el césped durante esos primeros 45 minutos, por lo que en la 2ª mitad Uruguay salió a llevarse una victoria por la que siempre pelearon. Las constantes del encuentro respondían a la misma dinámica del período anterior, aunque esta vez las ocasiones charrúas eran más claras aún. Por dos veces Luis Suárez tuvo la ocasión de poner por delante a los suyos, pero las desaprovechó por querer adornarse demasiado. Brasil, que hace mucho que no entiende de arte y si de pegada, hizo el 2-1 en otra jugada esporádica en la que nuevamente Luis Fabiano cazó un balón en el corazón del área para batir a un Carini prácticamente inédito en toda la noche, aunque por esas paradojas que tiene el fútbol sea el arquero que más veces la sacó de su portería.
Pero ni con estas se vinieron abajo los uruguayos, que dieron entrada a Vicente Sánchez y Carlos Bueno para buscar la remontada. Bastante antes, previo incluso al 2-1, Dunga realizó un cambio a todas luces vergonzoso para con la idiosincrasia de Brasil al sustituir a Ronaldinho por Josué. A nadie se le escapa que el mediapunta del Barça está muy lejos de su mejor nivel, pero sustituir a uno de los mejores jugadores del mundo por un cierre defensivo cuando estás empatando en tu propio campo y más siendo Brasil, me parece una ofensa terrible a todos aquellos que admiramos al conjunto carioca por su riquísima historia, construida gracias a los Leónidas da Silva, Garrincha, Didí, Rivelino, Gerson, Sócrates, Zico, Pelé, Romario y un larguísimo etcétera donde los jugadores creativos golean estrepitosamente a los Josué, Mineiro o Gilberto Silva, con el respeto que estos me merecen.
En fin, tal y como decía, Uruguay puso toda la carne en el asador, consiguiendo crear más ocasiones de peligro, como un gran cabezazo de Abreu que Julio César despejó tras una acrobática estirada o una peligrosísima internada de Vicente Sánchez, que llegó hasta el área pequeña pero cuyo pase de la muerte no encontró rematador. De ahí al final, infructuosos intentos charrúas y defensa a muerte de Brasil, que se lleva los puntos pero pierde el cariño del gran público, aquel que creció con las gestas de una selección que ganaba portando mejor que ninguna otra la bandera del “jogo bonito”. Hoy Dunga ha ganado un partido, pero Uruguay ha triunfado en nuestros corazones.
Y es que la primera parte de La Celeste ha sido simplemente sublime. Parecía que jugaba en casa ante un equipo chico, pero no, estaba en un Morumbí repleto (65.000 espectadores) ante la actual campeona de América, toda una canarinha de la que se espera muchísimo más, especialmente en casa. Los visitantes llevaron los tiempos del partido, que manejaron a su gusto, incluso encerrando en ocasiones a la verdeamarela en su propia área. De este modo, tras una gran jugada por la banda derecha en la que el “Mono” Pereira superó a su par, éste centró al segundo palo para que Abreu abriese el marcador con un cabezazo templado cuando apenas transcurrían 8 minutos de juego. El estadio enmudeció, pero ya en los pocos minutos que se llevaban de partido se vio que Brasil no lo tendría nada fácil ante un contrario al que llevaba 6 partidos sin ganar.
El resto del primer tiempo siguieron sucediéndose las ocasiones charrúas, que sólo el desacierto en la definición y las grandes atajadas de Julio César evitaron una pronta y humillante sentencia. Lugano era un mariscal en la defensa, Gargano estaba inconmensurable en la media, donde él solo se bastaba para detener a Mineiro y Gilberto Silva, inoperantes. Arriba, Luis Suárez traía de cabeza a toda la defensa local, mientras que Abreu aportaba la contundencia rematadora necesaria. Partido controlado, buen juego y continuas ocasiones, pero en los 5 minutos finales del primer período cometieron un error al relajarse, dando vida a un Brasil que en una jugada que parecía no entrañar peligro, empató gracias a un remate casi sin ángulo de Luis Fabiano, más achacable a un error de Carini que a un acierto del punta brasileño.
El empate no fue fiel a lo visto sobre el césped durante esos primeros 45 minutos, por lo que en la 2ª mitad Uruguay salió a llevarse una victoria por la que siempre pelearon. Las constantes del encuentro respondían a la misma dinámica del período anterior, aunque esta vez las ocasiones charrúas eran más claras aún. Por dos veces Luis Suárez tuvo la ocasión de poner por delante a los suyos, pero las desaprovechó por querer adornarse demasiado. Brasil, que hace mucho que no entiende de arte y si de pegada, hizo el 2-1 en otra jugada esporádica en la que nuevamente Luis Fabiano cazó un balón en el corazón del área para batir a un Carini prácticamente inédito en toda la noche, aunque por esas paradojas que tiene el fútbol sea el arquero que más veces la sacó de su portería.
Pero ni con estas se vinieron abajo los uruguayos, que dieron entrada a Vicente Sánchez y Carlos Bueno para buscar la remontada. Bastante antes, previo incluso al 2-1, Dunga realizó un cambio a todas luces vergonzoso para con la idiosincrasia de Brasil al sustituir a Ronaldinho por Josué. A nadie se le escapa que el mediapunta del Barça está muy lejos de su mejor nivel, pero sustituir a uno de los mejores jugadores del mundo por un cierre defensivo cuando estás empatando en tu propio campo y más siendo Brasil, me parece una ofensa terrible a todos aquellos que admiramos al conjunto carioca por su riquísima historia, construida gracias a los Leónidas da Silva, Garrincha, Didí, Rivelino, Gerson, Sócrates, Zico, Pelé, Romario y un larguísimo etcétera donde los jugadores creativos golean estrepitosamente a los Josué, Mineiro o Gilberto Silva, con el respeto que estos me merecen.
En fin, tal y como decía, Uruguay puso toda la carne en el asador, consiguiendo crear más ocasiones de peligro, como un gran cabezazo de Abreu que Julio César despejó tras una acrobática estirada o una peligrosísima internada de Vicente Sánchez, que llegó hasta el área pequeña pero cuyo pase de la muerte no encontró rematador. De ahí al final, infructuosos intentos charrúas y defensa a muerte de Brasil, que se lleva los puntos pero pierde el cariño del gran público, aquel que creció con las gestas de una selección que ganaba portando mejor que ninguna otra la bandera del “jogo bonito”. Hoy Dunga ha ganado un partido, pero Uruguay ha triunfado en nuestros corazones.
Brasil vs Uruguay 2-1 World Cup 2010 Qualfiers
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Comentarios
A mí también me ha gustado más Uruguay que la 'verdeamarela', pero es algo que no debería extrañarte debido a que siempre se crecen los charrúas ante los canarinhos.
Un abrazo, amigo.
Muy bien Luis Fabiano.
:-( Mejor nos dedicamos a las chapas...
Un saludo!!
un abrazo.