Cremonese: la filosofía del equipo ascensor

La idea era realizar un post sobre los equipos históricos que hoy se encuentran en categorías bajas de Italia, específicamente en la Serie C1. Si bien el tema es apasionante y resulta grandioso escribir sobre ese tipo de cosas, lo que pretendía ser un artículo general sobre todos los clubes en esta situación terminó por convertirse en un resumen de los últimos años de la historia del Cremonese, un club que sería digno de ganarse el “Ascensor de Oro” o un premio similar debido a sus idas y vueltas. Con emociones que oscilan vertiginosamente y etapas que terminan casi tan pronto como empezaron, este equipo tiene bastante para contar:

Para los que empezamos a tomar contacto con el fútbol en la primera parte de la década de los ’90, el recuerdo del Cremonese se asocia inmediatamente al de un equipo habituado a participar de la Serie A. Mezclado en la elite junto a los grandes equipos del país, esta institución se mantuvo alternando campañas en la máxima categoría hasta 1996, año en que comenzó a deslizarse hacia el abismo. A la floja campaña que lo llevó a la Serie B se le sumó el duro golpe de quedar último en el siguiente torneo, cayendo hasta el tercer escalón del calcio. Pese a que un año después pudo volver al lugar que había perdido, las cartas ya estaban sobre la mesa y la suerte del Cremonese seguiría empeorando: en 1999 descendió nuevamente a la Serie C1 y una temporada más tarde se sumergió en uno de los reductos más complicados del fútbol italiano, la Serie C2. La situación había cambiado drásticamente en el Stadio Giovanni Zini. Con apenas cuatro años de diferencia y una montaña rusa emocional en el medio, los aficionados pasaron de presenciar las actuaciones de los mejores jugadores del mundo a sufrir viendo a su equipo enfrentarse a los desconocidos Pro Sesto, Sandoná o Moncalieri. Todo era distinto.

Después de cuatro temporadas penando en el torneo de más bajo nivel que le ha tocado disputar, el Cremonese volvió al ruedo y, fiel a su costumbre, no ahorró en emociones fuertes. Dos ascensos consecutivos lo depositaron nuevamente en la Serie B, a un paso de aquellos tiempos dorados. Pero la suerte de este equipo pareciera que estará siempre atada a las idas y vueltas, por lo que el descenso volvió a hacerse realidad finalizada la temporada. Fue recién para el campeonato 2006/07 cuando este club pudo quedarse quieto. Es cierto que no haber podido pelear por la promoción puede considerarse un fracaso, aunque analizando la historia reciente el hecho de haber podido mantenerse en la categoría luego de una gran frustración fue todo un mérito.

Decidido a recuperar su mística condición de “equipo ascensor”, el Cremonese arrancó el presente torneo con todas las luces. Con más de la mitad de los encuentros disputados, se ubica en el primer puesto en un certamen que también tiene como protagonistas a otros conjuntos no menos entrañables como Venezia, Foggia y Verona, ocupando este último el escalón más bajo de la tabla y con el descenso acechándolo. Ya habrá tiempo para hablar de todos ellos. Hoy fue el turno del Cremonese, un club que necesita la emoción de volver a treparse entre los mejores.

Algo de la historia
Fundado en 1903, los primeros años en la historia de la Unione Sportiva Cremonese no tienen demasiado para contar. Un dato que puede servir a modo de curiosidad es que este equipo participó de la primera edición de la Serie A, en la temporada 1929-1930. En ese torneo clasificó último y obtuvo el que sería el primero de sus descensos. De ahí en más, el equipo militó por divisiones menores hasta que en 1981 se consagró campeón de la Serie C. Ahí empezaría un periplo de más de 25 años alternando entre la elite y la segunda categoría.

Para terminar con lo estrictamente referido al equipo, les dejo un detalle de su rendimiento en las últimas 20 temporadas. La estadística referida a su característica de ascensor es definitivamente escalofriante: en estas dos décadas consiguió 6 ascensos y 7 descensos. Es decir, de las últimas 20 campañas, en apenas siete pudo permanecer en la misma categoría. Las 13 restantes significaron una gran carga emotiva para sus hinchas, ya sea alegría o tristeza. Otro dato interesante es que los 13 cambios de categoría se dieron en tres series: dos de cinco cambios consecutivos y una de tres.

87/88 6º Serie B
88/89 4º Serie B
89/90 17º Serie A
90/91 3º Serie B
91/92 17º Serie A
92/93 2º Serie B
93/94 10º Serie A
94/95 13º Serie A
95/96 17º Serie A
96/97 20º Serie B
97/98 2º Serie C1
98/99 20º Serie B
99/00 16º Serie C1
00/01 7º Serie C2
01/02 10º Serie C2
02/03 6º Serie C2
03/04 2º Serie C2
04/05 1º Serie C1
05/06 21º Serie B
06/07 11º Serie C1


Nombres destacados

Entre los futbolistas más destacados que vistieron la camiseta roja y gris del Cremonese hay algunos nombres que hablan por sí solos. Estos son algunos de los destacados:

Antonio Cabrini, campeón del mundo en España 82, surgió de la cantera del club y tuvo su primera aparición en 1973, cuando el equipo militaba en la Serie C1. Pasarían apenas dos años hasta que este notable lateral izquierdo se fuera al Atalanta para luego llegar a la Juventus.

Giuseppe Favalli, actual defensor del Milan, inició su carrera en esta institución a fines de los ’80 y participó de dos ascensos a la máxima categoría antes de ponerse, en el 92, la camiseta de la Lazio.

Gianluca Vialli es otro de los hijos del Cremonese. Formó parte del plantel que consiguió el primer ascenso a la Serie A, allá por 1984. No obstante, nunca defendió los colores de su club natal en el calcio, ya que sus goles llamaron la atención de la Sampdoria, equipo que sería su última escala antes de sus pasos por Juventus y Chelsea.

Integrante de la Juventus de Platini, Cesare Prandelli recorrió un camino idéntico al del gran Cabrini. Debutó con el Cremonese en el 74 y luego de cuatro temporadas pasó al Atalanta, llegando finalmente a la Juventus, club con el que consiguió grandes logros.

Uno de los que más tiempo jugó en el club es Riccardo Maspero, quien debutó en el Cremonese en 1988, siendo apenas un adolescente. Alguna vez catalogado como una gran promesa del fútbol italiano, se mantuvo en el equipo hasta 1997, año en que pasó al Venezia y su carrera comenzó a desinflarse. Terminó jugando en divisiones de ascenso con poca notoriedad y relativo éxito.

Michelangelo Rampulla, eterno arquero suplente de la Juventus desde 1992 hasta 2002, llegó al club en el 85 desde el modesto Varese. El buen nivel mantenido hasta mediados del 92, año en que el equipo se fue al descenso, le valieron el pasaje a la Vecchia Signora, donde nunca pudo mostrarse pero sí engrosó su palmarés viendo los partidos desde el banco.

El talentoso Enrico Chiesa llegó al club en el 94, procedente del Módena, y permaneció por apenas una temporada antes de recalar en la Sampdoria. El ex Juventus Attilio Lombardo jugó en el Cremonese del 85 al 89, obteniendo un ascenso a la Serie A. Tal como ocurrió con varios de los ya nombrados, fue transferido a la Sampdoria.

Entre los extranjeros que más repercusión tuvieron puede citarse al excelente sueco Anders Limpar, quien apenas militó media temporada en el Cremonese antes de pasar al Arsenal. Lo destacable aquí es que el equipo le sirvió de trampolín para llegar a uno de los grandes de Europa.

Sin tanto talento como el anteriormente nombrado pero bien conocido en España es John Aloisi. El australiano llegó al Giovanni Zini procedente de Bélgica en 1995 y se mantuvo dos temporadas. Posteriormente pasó al Portsmouth.

Desconocido para la mayoría de los europeos, Sergio Zanetti —hermano mayor del famoso Javier— tuvo un paso por el club en la temporada 2001/2002. Este lateral izquierdo vistió durante varios años las camisetas de Deportivo Español y Racing Club, aunque no tuvo suerte con este último, ya que su partida al Cremonese tuvo lugar apenas cuatro meses antes de que aquel equipo comandado por Reinaldo Merlo diera la ansiada vuelta olímpica.

Otro que tuvo buena repercusión en Argentina es el uruguayo Rubén Fernando da Silva, que tiene el honor de haber sido uno de los pocos jugadores en pasar directamente de River Plate a Boca Juniors convirtiéndole goles a ambos equipos con la camiseta del eterno rival. Después de su primer paso por River y bastante tiempo antes de volver al Millonario para cambiarse a la vereda de enfrente, este delantero hizo una breve escala en el Cremonese para conseguir el ascenso de 1991.