Sobre "borregos", demagogia y respeto.‏


Abordo este artículo algo estupefacto ante las diversas opiniones que están surgiendo por la política de fichajes que está llevando a cabo Florentino Pérez. Opiniones que, en determinados casos, rozan lo iracundo, disparando a todo lo que se mueve cuando el objeto en cuestión no es del agrado del autor. Sirva de ejemplo este artículo de Javier Pérez de Albéniz, aunque hay muchos más, basta con googlear un poco.

Que sea exagerado o no el hecho de que 80000 personas acudan a la presentación de un futbolista creo que es algo que depende de la opinión de cada uno. A las personas a las que no les gusta el fútbol les parece una locura que alguien pueda pagar una entrada de pongamos, 40 euros, por ver a "22 millonarios correr tras una pelota". Seguro que todos hemos oido esta frase más de una ocasión. A la gente que no le gusta la música le parecerá una locura que una entrada por ver el concierto de año nuevo en Viena pueda llegar a costar hasta 900 euros. A mi, que me encanta el cine, me parece una burrada tener que pagar 7 euros por una entrada. Pero lo respeto. Y al que la paga.
Cada uno hace lo que quiere con su dinero, creo. Y con su tiempo, también.


Lo que ya no me parece una cuestión baladí es el hecho de comparar la presentación de un futbolista con manifestaciones políticas de otros tiempos, ni llamar borregos a las personas que acuden a cualquier evento multitudinario. Aunque se les denomine así por un criterio de cantidad de personas, o por el motivo que les lleve allí. Partiendo de este paradigma, cualquier actividad que hagamos junto a un gran núcleo de población nos estaría convirtiendo en borregos. Seríamos igual de borregos todos los que utilizamos internet para pasar parte de nuestro tiempo de ocio, o los que beben Coca cola, o los que compran/escuchan música de cantantes más o menos conocidos, o los que disfrutan viendo la televisión, o aquellos a los que les guste el cine, o aquellos que van a trabajar en coche. Básicamente, todos seríamos borregos. Claro, que también serían borregos aquellos que critican el fútbol, porque solo se trataría de "22 millonarios persiguiendo una pelota". Los que disfrutamos del fútbol, e imagino que la gran mayoría de los que no lo hacen, sabemos que no solo se trata de eso, esa es quizá la parte más pequeña de este grandioso deporte. El número de futbolistas humildes debe superar en millones, quizá billones, al de aquellos que cuantan sus ganancias con cifras de seis ceros. Los que disfrutamos del fútbol sabemos que se genera una especie de sentimiento común con los miembros de nuestra misma afición en determinados momentos, de igual manera que en una ópera habrá gente que el mismo punto le parezca el culmen de la obra y se les pongan los vellos de punta.

Hoy no hablo del modelo que ha reinplantado Florentino Pérez en el Real Madrid, puesto que el tiempo le dará o le quitará la razon antes o después. Hoy pretendo romper una lanza en contra de juzgar a las masas según sus aficiones, o según dedican su tiempo libre. Para mí, el fútbol (y el deporte en general como entretenimiento) por ejemplo es una parte fundamental si pretendemos analizar, aunque sea superficialmente, la sociedad en que nos movemos. Es parte de nuestra cultura, e incluso puede llegar a ser considerado un arte, según el cristal con el que se mire.

Que treinta mil, u ochenta mil, personas acudan a una presentación de un deportista para verle con la zamarra de su equipo favorito creo que sólo significa que les provoca ilusión. Como cuando llegaron los Beatles a Nueva York y 3500 personas acudieron a recibirlos al aeropuerto, según Wikipedia. Miles de ejemplos hay con celebridades del entretenimiento que son recibidos por multitudes pese a no ir a desempeñar su labor: desde estas que acabo de señalar hasta cantantes que van a una firma de discos, o actores y actrices en entregas de premios, u otros deportistas presentando productos de cualquier tipo. Pero parece que contra el fútbol y lo que mueve hay una especie de barra libre a la hora de criticar y hacer demagogia. Muchos dirán que es el opio del pueblo, o el circo de "pan y circo" de los romanos. El fútbol no parece merecer el respeto de otras actividades humanas.

A Amelie le gustaba hacer rebotar las piedras en el Canal de Sant Martin, y a muchos nos gusta el fútbol. Supongo que no le harán daño a nadie ninguna de las dos cosas.

Fotografía extraida de la web del diario Marca.

3 comentarios:

Louis dijo...

Sí señor, se está haciendo mucha demagogia. A mí me gusta mucho Albéniz, pero lo de comparar la presentación de Cristiano Ronaldo con las exhibiciones nazis es de lo más desafortunado que he leído en mucho tiempo, no vale ni como metáfora. Sueltan lo del "opio del pueblo" y "pan y circo" y se creen haber hecho una reflexión profunda. Como bien dices, falta respeto. Un saludo, cafeteros.

Dani Navedo dijo...

Yo soy de los que opinan que es una exageración que 80.000 personas se reúnan para ver a un tío decir "hola". Me parece una exageración pero no me parece nada extraño.

El Papa reúne a muchísima más gente cada vez que organiza un acto también para decir poco más que "hola", mientras que el funeral de Michael Jackson ha acabado con 14 suicidios...

¿Se imagina alguien a un aficionado del United suicidándose por la venta de Cristiano? Puede sonar a quimera, pero a mi yo no me sorprende nada.

Saludos!!

El fútbol es injusto - Segunda edición de nuestro concurso El Futbolista Escondido

Julípides dijo...

El modelo y la gestión del Sr. Pérez (no me ha gustado nunca, ya miraban raro cuando allá por el 2003 decía yo que iba a llevar al Madrid al desastre) da para miles de párrafos, pero hay cosas, sobre todo ciertas críticas que son ridículas, más que nada por superficiales y absurdas. Y lo digo yo que soy anti-Pérez acérrimo.

Por ejemplo, los 80mil que fueron a la presentación de CR9. Yo trabajo muy cerca del Bernabeu y 2 de cada 3 personas que iban en masa hacia el Bernabeu eran chavales de menos de 18 años, ociosos y deseosos de dar 4 gritos.