El Inter-Milan que no pronostiqué

Lo reconozco: me equivoqué y a lo grande. Soy uno de los que pensaban que la temporada del Milan sería catastrófica. Tampoco me faltaban datos para intuir algo así: una pretemporada llena de fracasos, una plantilla donde abundan jugadores precámbricos (?), un entrenador novato y, para colmo, la goleada que sufrió ante el Inter en agosto (4-0) y la derrota ante el Zurich en Champions. Pero, cuando todo el mundo auguraba una nueva campaña a la basura y grandes esfuerzos para clasificarse para Europa, los rossoneri resucitaron. Lo suficiente al menos para situarse a seis puntos del líder Inter y desatar todas las esperanzas, porque con una victoria en el derby de este domingo (20:45), el Milan se situaría a -3, tras una espectacular racha de goleadas (la más celebrada, el 0-3 a la Juve), con la posibilidad de alcanzar a sus vecinos una vez recuperado el partido (suspendido por nieve) contra la Fiore (algo que, por cierto, ha desatado la polémica, ya que dicho encuentro estaba previsto para ayer, pero a última hora ha sido desplazado para después del clásico milanés).

Varias son las claves de esta resurrección milanista. En primer lugar, el propio entrenador, Leonardo, que, con el agua al cuello, decidió que, si había que caer, sería manteniendo sus principios: apuntaló la defensa y el mediocentro y dejó libres a Pato, Ronaldinho, Borriello y Seedorf para desarrollar su fantasía. Precisamente, Ronaldinho es el mejor ejemplo de esta evolución: lejos de los buenos tiempos del Barça, también se encuentra muy lejos de ese jugador apagado que caminaba por San Siro. Pero no es el único nombre: Ambrosini fue el puntal sobre el que se reconstruyó el equipo en los momentos difíciles; Borriello, tras su larga lesión, se ha convertido, sorprendentemente, en un delantero devorador; Thiago Silva se ha consolidado como un buen central de la mano de Nesta; Beckham regresa para dar más alternativas al centro (y hasta a la delantera) y Abate y Antonini se asientan como los nuevos laterales.
El domingo no estará Pato, ni (salvo milagro) Nesta, pero si la alegría y la ilusión sirven de algo en el fútbol, el Milan tiene muchas posibilidades para llevarse el derby.

Desde la otra mitad, la situación se resume igual que en las últimas temporadas: los resultados llegan, se gana todo, pero al Inter le falta ese brillo que necesita un equipo para enamorar. Sus partidos se hacen largos, lentos y tediosos, pero algo, sin embargo, le sobra a los nerazzurri: la fe y la voluntad para torcer los malos momentos. Porque a la plaga de bajas y lesiones que ha diezmado la columna vertebral del equipo (Eto'o, Muntari, Cambiasso, Chivu, Stankovic, Motta), el Inter ha respondido con remontadas que han rozando lo épico (como ese 4-3 al Siena cuando perdía a falta de diez minutos para el final o el 2-2 contra el Bari remontando dos goles...). Tiene a un Sneijder en estado de gracia (tanto a balón parado como repartiendo juego), a un Pandev recuperado tras su ostracismo en la Lazio (ocupando ahora la posición de extremo) y hasta a un Samuel goleador.

Ingredientes, pues, para un derby que recupera el sabor de los viejos buenos momentos. Porque será muy difícil que se repita un resultado como el de la ida. Y, sobre todo, porque si vence el Inter el golpe moral será casi decisivo y si ganan sus vecinos, la liga se pondrá sorprendentemente (muy sorprendentemente, viendo cómo comenzó) interesante.