Si el fútbol fuera ciclismo

Hay muchas formas de perder la inocencia. La más cínica que conozco es aficionarse al ciclismo profesional. No deja de ser un deporte maravilloso, para mí, el más bello que existe, pero han sido ya tantos palos, tantos ídolos caídos, tantas hazañas falsas, que es imposible seguirlo sin una pátina de escepticismo, cuando no de hipocresía. Al menos, tantos varapalos han agudizado nuestra actitud crítica hasta cotas que rayan la paranoia: lesiones inoportunas, virus estomacales en el peor momento, concentraciones exóticas, revolucionarios métodos de entrenamiento adquieren nuevos significados en nuestras suspicaces, quizás malsanas, mentes. En contraste con ese ciclismo que deriva peligrosamente hacia un espectáculo estilo lucha libre, el fútbol se presenta como un espacio limpio y inocente, un deporte que no ha dejado de ser un juego y en el que no cabe más maldad que las patadas del Ujfalusi de turno.
El deporte de competición es, casi por definición, lo contrario a la salud. Costaría creer también que, con los enormes intereses de todo tipo que mueve el mayor deporte del mundo sus protagonistas de comportaran, a diferencia de otros deportes, como auténticos caballeros inmaculados. Pero, podría ser así. A falta de pruebas, podría ser que el fútbol fuera un deporte complemtamente limpio. A pesar de ello, sería divertido un pequeño juego: aplicar al fútbol las casi enfermizas sospechas que le dedicamos al ciclismo. Por supuesto que ambos deportes no son comparables, ni fisiológicamente, ni en sus dinámicas y, por supuesto, cualquier sospecha que lancemos no tendrá el mayor asidero legal... pero puede ser interesante.

Si, por ejemplo, en el deporte de la bicicleta existieran dos monstruos como Madrid y Barça, capaces de ganar y golear a cualquier rival con una suficiencia nunca vista, no habría aficionado que no se hubiera planteado al menos una vez la posibilidad de algún tipo de trampa. Pensemos en Lance Armstrong, por ejemplo. Si, para más inri, uno de esos equipos estuviera dirigido por un ex jugador que tuvo sus más y sus menos con la justicia italiana por un positivo por nandrolona (finalmente absuelto) y su delantero estrella hubiera tenido que tratarse en su infancia con hormona de crecimiento, las sospechas se elevarían exponencialmente, a pesar de que no reflejen la realidad. Que el durante años capitanísimo del segundo equipo mencionado durmiera durante años en una cámara hiperbárica pasaría, en el caso de ser un ciclista, de una anécdota graciosa a una práctica que nos llevaría al recelo. Más todavía cuando, ironías del destino, encontramos noticias como esta.

Hay también una interesante categoría de ciclistas que se conocen como sputniks. Son aquellos que aparecen de la nada, ofrecen un rendimiento estratosférico (muchas veces, en disciplinas ajenas a las suyas) y de nuevo caen en el anonimato. Pensemos, por ejemplo, en Stefan Schumacher , en Bernhard Kohl o, más conocido, en Floyd Landis. Casualmente, todos ellos acabaron implicados en casos de dopaje: a fin de cuentas, el entrenamiento es importante, pero, como dice la famosa frase, no convierte a burros en caballos de carreras. No suele haber sputniks en el fútbol, un deporte, además de colectivo, estamental y fiel a las jerarquías tradicionales. Pero se me ocurren dos ejemplos. Como aquel Valencia de cambio de siglo que llegó a dos finales de Champions (2000, 2001) y cuyas grandes figuras (Mendieta, Gerard, Farinós,...) fracasaron enormemente cuando salieron de Mestalla poco después. O, todavía más espectacular, aquella Real Sociedad que disputó la liga al Real Madrid hasta el último partido en la temporada 2002/2003. Tener una temporada (o temporadas como el equipo che) históricas es digno de elogio y admiración, pero todo se complica si tu médico es un tal Jesús Losa, viejo conocido de Iban Mayo, David Millar, Moisés Dueñas y Maribel Alonso y colega por SMS de cierto ciclista cuyo hermano juega a veces en el mejor club del siglo XX.

Todo esto, por supuesto, es pura especulación; tan inocente como el pequeño juego que proponíamos. Pero si el fútbol fuera ciclismo llenaríamos páginas hablando de una papilla mágica que permite ganar dos Uefas o de la curiosa figura de un asesor técnico-científico (sea lo que signifique cargo tan rimbombante) tras cuya llegada cierto equipo de Barcelona pasó de estar desahuciado a luchar por la Champions. Por suerte, el ciclismo es ciclismo y el fútbol es fútbol.

PD: Para pervertir totalmente nuestra mente, es imprescindible seguir ese monumento llamado Ciclismo2005. Muy recomendable también este artículo y su segunda parte.

6 comentarios:

Hijo de Guti dijo...

Yo siempre que hablo de estos temas digo que no pongo la mano en el fuego por nadie.

Pero siempre intento tratar de responder las acusaciones que se hacen con hechos. Es por ello que llevo tiempo preguntándome cuántos chicos son tratados con GH y llegan a futbolistas. Porque la mayoría de las acusaciones suelen llegar por forofos carentes de conocimientos para juzgar.

Entonces, para juzgar no valen cosas como: "corrían como demonios en el minuto 80", "no tienen lesiones musculares desde que llegó Guardiola"

Debemos ser muy cautos con este tema, porque si no lo somos corremos el peligro de hablar por hablar.

web dijo...

Aplauso para el gran Chimo por este post.

Como dice Hijo de Guti, con estos temas hay que andar con pies de plomo, pero estoy convencido que estadísticamente es imposible que no haya ningún futbolista de alto nivel que se dope. Y no porque tenga sospechas ni datos sino, insisto, por simple estadística. Si supusiéramos que, por ejemplo se da un caso por cada 200 jugadores, entre los +- 480 jugadores de primera división habría al menos dos. Curioso que nunca salga ninguno.Estadísticamente posible, pero improbable.

Para mí, lo peor, es ver como en los informativos de televisión, por ejemplo, defienden la limpieza del fútbol exclusivamente con elementos futbolísticos, tipo "ganamoselmundialporquesomosmuybuenosyporquelaaficiónlomerece" como en las noticias de hoy en Cuatro. Pero den argumentos científicos, señores, que seguro los tienen!

Lo que desconocemos el gran público, como en tantas ocasiones, es lo que ocurre en las trastiendas, como ocurría con el ciclismo hasta hace bien poco.
Y no soy ni quiero ser agorero, pero una cosa es la presunción de inocencia, que no pongo en duda en ningún caso, y otra ponernos una venda ante la posibilidad que eso, la existencia del doping en el fútbol de alto nivel, exista.

Miren, que ya somos todos mayorcitos.

Martín dijo...

Cada dia creo menos en todo, así que no seria capaz de pelear contra ti, ni contra la mención al Sevilla. En realidad, por desgracia,siempre, siempre, en el deporte profesional se esta al borde del doping. Lo que colgó el otro dia en el blog Bar Deportes, esas declaraciones de E.Fuentes, explican muchas cosas:

http://www.elpais.com/articulo/deportes/ESPANA/COMITE_OLIMPICO_ESPANOL_/COE/atletas/espanoles/reciben/ayuda/medica/mejorar/resultados/elpepidep/19850214elpepidep_11/Tes

Si en lo que se piensa no es si las "ayudas" son o no éticas, sino hasta donde se puede llegar para no dar positivo...

cityground dijo...

Muy bueno el artículo, el ciclismo es donde mas casos hay de doping pero también es el mas perseguido, si en todos los deportes se hicieran los controles que hay en el ciclismo igual no estaba tan mal visto ese deporte ahora.

Nombras a la Real, no tengo certeza si esa gran temporada fue gracias a las ayudas medicas, desconozco completamente el tema pero tampoco lo puedo desmentir categóricamente.

Anónimo dijo...

Pero el fútbol no es ciclismo. No es lo mismo correr por hora y media que pedalear durante 12 horas sin interrupciones...

Dante dmateojfc@yahoo.com

Bundle dijo...

Excelente artículo. Enhorabuena. Da mucho que pensar.
Sería interesante que alguien se dedicarta a hacer para el fútbol el seguimiento exhaustivo que algunos hacen del dopaje en el ciclismo (ejemplo: www.cyclisme-dopage.com , que es una web admirable que raya en lo obsesivo. Está en francés, pero merece la pena).