Viajes & fútbol: Un libro, una cancha, un anhelo... y Peñarol

Garrincha en el Centenari
Todo comenzó hace ahora más o menos un año. Mientras veía un partido del Mundial me dio una vez más por revisar las ofertas de vuelo a Argentina. Seguía el ritual durante unos minutos cada jornada, aunque aquella vez llevaba varios días sin ojear. Sin embargo, tuve suerte, ya que una reconocida compañía árabe justo inauguraba línea con el continente sudamericano, haciendo escala en Sao Paulo y Buenos Aires. Yo debía partir desde Barcelona con destino a Doha (Qatar), lugar desde el que saldría para la ciudad porteña.

Tras un viaje tan largo como ilusionante me planté una noche en el aeropuerto de Ezeiza, guiado a las afueras de la gran urbe por una auténtica rareza, es decir un taxista argentino al que no le gustaba el fútbol. Me esperaba un mes por tierras bonaerenses, con algunas escapadas programadas como la visita a Rosario, Iguazú y muchos partidos de fútbol. Pero si algo no podía perdonarme es no visitar Montevideo.

¡Y bien que lo hice! Convencí a mi chica, partimos en "buquebus' hacia Colonia, desde donde un bus nos llevaría a la capital charrúa. Cálida, limpia, acogedora, con unas gentes maravillosas, coqueta… debo reconocer que Montevideo es una ciudad que merece muchísimo la pena.

Pero como gran capital que se precie, es muy futbolera. Y si presumes de ser una gran ciudad, debes tener una escuadra a tus espaldas que te represente de manera digna. No es una, sino que son dos, las poderosas entidades históricas que han convertido a Montevideo en capital del fútbol sudamericano en varias oportunidades como ocasión de las gestas de Peñarol y Nacional (con todos mis respetos para cuadros como Defensor, Danubio, Liverpool, etc…).

Paseando por la ciudad, luego de visitar monumentos, comer como los ángeles y disfrutar de la maravillosa primavera oriental, topamos de bruces con el riquísimo estadio Centenario. Y digo rico por la historia que lo contempla, ya que fue construido en ocasión de la primera copa mundial, precisamente disputada en Uruguay. Más de 8 décadas de historia, una final Mundialista, otras muchas de Libertadores y muchísimo fútbol retumbando aún en las gradas los festejos por las gestas de la Celeste, de Bolsos y Carboneros.

No pude acceder aquel día, apenas verlo desde fuera y hacerme algunas fotos. Pero las vibraciones, las sensaciones que me transmitió aquel mito de césped y hormigón son indescriptibles.

Luego de la escueta visita a la cancha, tomamos el colectivo para bajar a la playa. Bella, con poca gente, de mar agradable. ¿Qué hice al regresar al centro? Como no, comprar un libro bien gordo con la historia del glorioso Club Atlético Peñarol, así como otro sobre el ídolo manya Pablo Bengoechea (sí, aquel que jugó en el Sevilla). Si no pude disfrutar como quise de la cancha, al menos me iba a poder empapar de la formidable historia de un jugador irrepetible y de un club memorable, indispensable para explicar la historia del fútbol sudamericano y mundial.

Hoy, poco más de medio año de aquellos días estivales, contemplo desde la distancia como Peñarol regresa a su lugar, a los brillantes focos que alumbran a aquellos nacidos para la gloria de las grandes finales. El rival es un equipo de tronío, el Santos de Neymar, Ganso y Elano, el que alguna vez capitaneó el mítico Pelé y que hace 49 años les despojó de la corona tras 3 intensos choques finales.

Unas horas después de jugarse ese primer choque de la final (0-0, todo a decidir en la vuelta en el Pacaembú) me acuerdo de unos amigos que seguro acudieron a la Ámsterdam, los chicos del antaño Blog Carbonero (hoy CampeónDelSiglo). También de mi querido colega Carlos (cuya mujer es hincha de Nacional) con el que tantas tardes de verano pasé charlando sobre los anhelados logros de Peñarol. Pero me es imposible no recordar ese estadio cuyas gradas nunca visité (aún), ni ese libro que si bien aún no comencé a leer tampoco refleja las gestas recientes. Quizá, si Spencer alienta desde los cielos y cabecea como solo él sabe, Peñarol vuelva a ser campeón de la Copa Libertadores y yo pueda aportar al final de ese mastodóntico compendio de éxitos aurinegros, los nuevos éxitos de la entidad carbonera. Todo sea por redimir aquella deuda que tengo con el para siempre querido Centenario de Montevideo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ojala algún día puedas conocerlo por adentro.



un abrazo de un carbonero

Martín Olivé dijo...

Muy bueno el blog, te dejo el mio

http://calcioitalianoradio.blogspot.com/

Nos leemos, saludos.