Correr

Tus piernas se mueven, impulsadas apenas por tu voluntad. Las fuerzas te abandonaron hace unos cientos de metros, pero tu continuas corriendo. Tu corazón se agita, desbocado. Respirar se convierte en una proeza, mientras el dolor te hace arder el pecho.

¿Por qué?

Te sientes mal, pero sabes que luego aun será peor. Las distancias se agigantan, mientras en tus pies la carne parece haberse transmutado en plomo.  Y ni siquiera llegaste a esa pequeña explanada de albero donde unos pocos bancos marcan la mitad de tu camino.

¿Por qué?

Puedes pararte en cualquier momento, en cualquier lugar.  Nada ni nadie te lo impide, eres libre para hacerlo, libre de poner fin a tu agonía. No corres por tu vida, nada está en juego…
Pero no lo haces.

¿Por qué?

Quizás, precisamente, porque eres libre.  Porque no luchas contra nadie, sino que solo tratas de vencerte a ti mismo. Porque sabes que al final caerás derrotado, pero que cada vez que continúes corriendo, sobreponiéndote al sufrimiento, mientras tu cerebro dice basta, ganaras una batalla. Y que cuando llegue el día del juicio, podrás mostrar orgulloso tus triunfos. Y comprobaras que cada día que no te rendiste, que continuaste en pie venciendo al cansancio, te hizo más fuerte.

Y poco a poco, sin darte cuenta, la fatiga tardara mas en llegar, las piernas aligeraran su carga y miraras hacia adelante, en busca de nuevas metas, más lejanas.

No corres para huir, sino para enfrentarte al mundo. No esperas superar ninguna marca…solo a ti mismo. 
Nunca serás un Héroe, puede que no merezcas el titulo de campeón…pero en cierto modo, recorres  la misma senda que ellos. Nunca los alcanzaras, pero pisaras por donde ellos lo hicieron.
Y cuando cesa tu carrera y continuas caminando (porque uno nunca se detiene del todo, hasta el fin), sabes que hoy ya eres un poco mejor.  Porque quien resiste, gana.

De pronto, esa música que te acompañó, como fiel escudero, a lo largo de tu carrera, cobra otro sentido cuando resuenan en tus oídos las notas de esta canción.

Si, nada se volvió más fácil, por delante te esperan muchos kilómetros, llenos de sufrimientos. No has ganado, Seguramente, nunca lo hagas. Pero no se trata de eso. Tu ya lo comprendiste, hace tiempo.
Ni siquiera tienes que terminar, solo continuar en el camino, hasta donde tu cuerpo te lo permita…y luego, un poquito más, con el último aliento de tu alma impulsándote por encima de donde nadie podía esperar que llegaras.

Porque el hacer grandes cosas no nos convierte en gigantes, pero llegar más allá de nuestros límites nos eleva al cielo.

Dedicados a todos aquellos equipos que ofrecen más de lo que tienen, pero menos de lo que desearian.

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