AC Milan “La primera por tramposos, y la segunda por malos”

Recuerdo con nitidez la primera vez que acudì a San Siro, una tarde gris de febrero hace 4 años para un Inter-Livorno, previo a eliminatoria de Champions League para los nerazzurri. El dato es importante ya que debido al compromiso europeo no jugaron Ibrahimovic, Figo, Julio Cruz ... ni Materazzi. La victoria se cimentò tan ràpido que recuerdo que me puse a observar detalles del estadio y del graderìo, donde cerca mìa encontrè un tifoso que portaba una bufanda la mar de curiosa, cuya leyenda rezaba como el tìtulo de esta entrada haciendo clara referencia al archirrival ciudadano, el AC Milan.

Evocar el nombre del club rossonero es hablar de uno de los màs grandes de Italia, de Europa y del Mundo. Ponerme a enumerar sus tìitulos, grandes genios y gestas serìan un sinsentido que nada tiene que ver con esta entrada, ya que hoy profundizaremos en lo màs negro de una historia que cumple 3 dècadas y mucha gente desconoce, especialmente los màs jòvenes. Asì, por màs cruel que suene, no deja de ser cierto el anunciado de aquella bufanda: el Milan ha descendido dos veces a lo largo de su historia. He aquì los porquès.

“La primera por tramposos...”
La pronunciada sequìa por la que pasò el club desde 1973 (doblete Coppa de Italia y Recopa) parecìa terminar con el fin de la dècada, ya que en 1979 llegaba el ansiado dècimo Scudetto, un logro que Inter y sobre todo Juventus habìan conquistado bastante antes. Tras una breve estadìa de dos años, el legendario Nils Liedholm cerraba su tercera (y penùltima) etapa como entrenador milanista con el èxito del tìtulo logrado. Su destino era la AS Roma, donde viviò sus mejores momentos como tècnico.

El nuevo inquilino del banquillo es Massimo Giacomini, gran novedad en un puesto casi siempre alternado los ùltimos tiempos por el propio Liedholm, Cesare Maldini, G.Trapattoni y Nereo Rocco. Tras ascender en apenas dos campañas de la Serie C a primera al Udinese, a Giacomini le llegò la hora de dirigir a un grande, aunque no se imaginaba lo que estarìa por llegar. Eliminados por el Oporto gracias a un solitario tanto del brasileño Duda, decìan adiòs a la Copa de Europa demasiado pronto, en 16avos de final y en casa.

La temporada en Italia no les fue mal del todo, aunque no pudieron reverdecer laureles. Masacrados en cuartos de la Coppa ante la Roma (global de 6-2), en liga una mala racha mediada la segunda vuelta los alejarìa irremisiblemente de un tìtulo que el vecino Inter conquistarìa con claridad, obteniendo un tercer puesto final tras interistas y Juventus.

Sin embargo, aùn metidos en competiciòn saltarìa el 23 de marzo de 1980 un escàndalo sin precedentes en el Calcio que dañarìa gravemente a la instituciòn rossonera. Unos comerciantes romanos destaparon a la Guardia di Finanza lo que estaba sucediendo con las apuestas del Totonero, en la que estaban implicados bastantes futbolistas y algunos clubes, entre los que se encontraba el AC Milan. El presidente Felice Colombo fue inhabilitado de por vida (Gaetano Morazzoni lo sustituyò), y el Milan relegado a la Serie B junto a la Lazio (un habitual de estos tejemanejes), salvàndose de este modo Catanzaro y Udinese del descenso.

Doce meses màs tarde se superaba el trauma venciendo 1-0 al Monza, logrando el ascenso en la penùltima jornada tras la que Massimo Giacomini abandonaba el barco con la labor cumplida. Varios de los llamados a hacer historia algùn tiempo màs tarde como Mauro Tassotti (recièn llegado de la Lazio), Alberigo Evani (debutaba con el que serìa su equipo de toda la vida) y Franco Baresi, por entonces ya un fijo en el centro de la zaga, ya andaban sacàndole las castañas del fuego a su Milan.

“... y la segunda por malos”
Luigi Radice, ex jugador milanista de los 50 y los 60, tomaba las riendas de un equipo que pretendìa redimirse de sus pecados en el regreso a la Serie A. Los primeros tres partidos, donde se suman 4 puntos de 6 posibles (por entonces cada victoria concedìa 2 puntos por uno del empate) tras ganar al Napoli merced a un autogol de Ferraio y mantener la porterìa invicta, invitaban a ilusionarse con un feliz retorno a una parroquia golpeada que urgìa de nuevas alegrìas.

Pero todo ello pronto se vendrìa abajo. Los siguientes encuentros supusieron no solo un palo difìicil de digerir, si no que los clavaron en la zona farragosa de la tabla. La serie fue asì: derrota 0-1 contra la Juve, empate a cero en Bolonia, 0-1 ante el Inter y dolorosìsima caìda 3-0 ante el modesto Catanzaro. Tras dos meses de competiciòn liguera con 7 choques disputados, el Milan apenas habìa vencido en una ocasiòn con un balance de un gol a favor por cinco en contra. Desolador.

Mientras, en Coppa Italia casi eliminan al Inter, aunque un tanto en el tramo final de Bergomi salvò el que serìa a la postre campeòn. Ademàs, ansiosos por recuperar parte del prestigio perdido, se enrolaron en la Copa Mitropa, que ganarìan en Mayo tras derrotar al NK Osijek yugoslavo.

Pero en Serie A no lograban levantar cabeza. El año acababa con un vergonzoso rèdito de 8 puntos en 12 presentaciones, aunque el inicio de 1982 supuso un leve repunte que invitaba al optimismo. Se consiguiò la segunda victoria del campeonato al batir 1-0 al Cagliari con gol de Battistini. Dos semanas màs tarde alcanzaron otro sufrido triunfo 1-0 ante el Cesena, cayendo entre medias 2-1 ante el Torino.

El comienzo de la segunda vuelta, con una derrota 0-1 ante Udinese, supuso la destituciòn fulminante de Gigi Radice, al que sustituyò el apagafuegos de la casa Italo Galbiati, ocupante del banco rossonero hasta el final de la temporada. Empero, nada mejorò en un Milan a la deriva, llegando a repetir la pesadilla de unos meses atràs al volver a caer consecutivamente ante Juventus, Inter y Catanzaro. Otra derrota 1-2 ante la Roma de Falcao dejaba un panorama muy negro por delante tras solo 16 puntos en 25 encuentros. Nadie querìa hablar de descenso, pero la realidad es que iba a ser muy complicado eludirlo.

El tan deseado punto de inflexiòn llegò a tiempo de mantener viva la llama de la salvaciòn. Jornada 26, victoria 1-2 en Cagliari con remontada culminada por Baresi. Tras ello, otra remontada contra el Avellino mantenìa las esperanzas, aunque el posterior empate 1-1 en Cagliari ante un rival directo supuso un bajòn. La empresa era complicada, pero aùn posible. Lo que nadie esperaba era empatar sin goles en casa ante el Torino, yèndose hinchas y jugadores con cara de descenso a casa. Habìa sido la penùltima jornada, en la que vencieron Bolonia, Genoa y Cagliari, con los que dirimirìan dos plazas de descenso en una semana.

¿Què necesitaba el Milan para salvarse? Penùltimos en la tabla solo por delante del desahuciado Como, ùnicamente una victoria propia en Cesena sumado a un pinchazo del Bolonia y una derrota de Cagliari o Genoa les permitirìa forzar un spareggio (desempate), su ùltima opciòn. Pero el destino le tenìa preparado un cruel devenir a los rossoneri, que pasaron aquella tarde pre-veraniega pegados a la radio con la vana esperanza de revertir su difìcil situaciòn.

Para mayor dramatismo, al descanso de los partidos Bolonia y Genoa vencìan a domicilio, mientras el Cagliari empataba en casa y ellos caìan 1-0. En ese momento eran penùltimos y ni ganando se salvaban, aunque el fùtbol depararìa muchas sorpresas en el segundo tiempo.

Al retorno de vestuarios, Piraccini ponìa el 2-0 para el Cesena casi a la vez que el Nàpoles ponìa el 1-1 ante el Genoa. En ese momento llegò la reacciòn milanista: en apenas quince minutos, Joe Jordan, Romano y Antonelli tiraban de èpica para darle la vuelta al marcador. En San Paolo el Genoa estaba perdiendo 2-1, y el Ascoli-Bolonia marchaba empatado. Cuadraban las cuentas, habrìa triple empate a puntos con genoveses y bologneses... pero a tan solo 5 minutos de la conclusiòn de los partidos, el joven Mario Faccenda lograba su primer gol en la màxima categorìa, empatando a dos el Nàpoles-Genoa para salvar a los suyos in-extremis. Poco importarìa que el Bolonia acabase perdiendo en el descuento 2-1 ante el Ascoli, y menos aùn el empate que salvaba al Cagliari pero dejaba a la Fiorentina sin Scudetto en favor de la Juventus, esas batallas que no hacìa tanto disputaba el Milan y ahora se miraban con añoranza al consumarse un nuevo descenso, esta vez, “por malos”.

La temporada 81-82 arrojaba un nefasto balance con tan solo 7 victorias en 30 partidos màs 10 empates y 13 derrotas con 21 goles a favor y 31 en contra. Nùmeros de equipo pequeño, cifras de descenso asegurado.


El retorno definitivo
El incalculable daño sufrido por el escàndalo del Totonero aùn seguìa pasando factura de forma dolorosa para un club que presumìa de ser bicampeòn de Europa, de la Recopa y una vez campeòn mundial. Todo el brillo del pasado quedaba sepultado otra vez, sin poder echarle la culpa en esta ocasiòn a ningùn jugador tramposo ni maldecir a Felice Colombo. Tocaba catarsis en toda regla, una resurrecciòn que sentase las bases no solo para regresar a la Serie A si no para mantenerse sin problemas creciendo hasta el status que se le presuponìa a la instituciòn rossonera.

Muchos se marcharon aquel verano del 82, siendo Roberto Antonelli la baja màs significativa. Por contra del Inter llegaron cedidos Canuti, Pasinato y Aldo Serena, siendo titulares los dos primeros y gran revulsivo el ùltimo. Del resto de fichajes destacaron Vinizio Verza, centrocampista llegador del Cesena, y el veterano delantero Oscar Damiani (Nàpoles), decisivos en el futuro pròximo del equipo. Ilario Castagner, entrenador del “Perugia de los milagros”, se harìa cargo del equipo, mientras en el plano institucional Giuseppe Farina habìa llegado algunos meses antes a la presidencia.

Tras iniciar empatando ante Sambenedettese y Catania, 5 victorias consecutivas les auparon a lo alto de la tabla, un lugar que ya no abandonarìan hasta el final. Pese a la recordada derrota 1-2 ante la SS Cavese acabaron arrasando, logrando el ascenso con varias jornadas de antelaciòn y batiendo rècords de la categorìa como los goles a favor (77), màs de tres decenas que la Lazio, que finalizò en segunda posiciòn. A continuaciòn podrèis disfrutar de una recopilaciòn con los goles y mejores imàgenes de aquella temporada:



Aprendiendo de los errores del pasado, el Milan construirìa para la temporada 83-84 un bloque màs competitivo aunque aùn lejos de pelear por cotas altas, si bien sus logros estaban màs acordes con lo realizado a lo largo de su historia. Llegaron el inglès Luther Blisset del Watford y el belga Eric Gerets del Standard de Lieja, contrataciones sonadas que pasarìan por el Meazza con màs pena que gloria. El octavo puesto final, a 3 puntos de Europa, podìa considerarse un èxito vistos los precedentes. Las campañas siguientes siguieron la misma dinàmica, hasta que el 20 de febrero de 1986 se producirìa un hecho que cambiarìa el devenir de la entidad milanista y del fùtbol italiano: Silvio Berlusconi adquirìa el Milan. Los años dorados para los rossoneri estaban a la vuelta de la esquina, pero esa ya es otra historia...

4 comentarios:

cityground dijo...

Gran artículo.

El 2º descenso "por malos" debió de ser un trauma para los milanistas, pasaron años muy malos hasta la llegada de Berlusconi, que con su dinero hizo un equipazo al poco tiempo.

El gran Paolo Rossi también fue sancionado por el tottonero y llego por los pelos al Mundial 82 por suerte para los italianos.


P.D.: Como buen interista no habrás disfrutado ni nada escribiendo el artículo.

Garrincha dijo...

Tengo entendido que Rossi apenas jugò 3 encuentros con la Juve antes que Enzo Bearzot se lo llevase al Mundial'82. Hubieron bastantes màs damnificados, entre ellos varios jugadores del Milan asì como de otros clubes, aunque no quise ahondar mucho en ello.

Reconozco que desde hace tiempo tenìa ganas de hacer un artìculo de esto. He disfrutado aprendiendo ya que me encanta la historia del fùtbol, pero no negarè que es un arma impagable como buen interista que soy jeje

Saludos

Fernando dijo...

Excelente artículo!

De todas formas, yo pienso que el Milan no tiene nada de que avergonzarse, al contrario que su clásico rival.
A los fascistas le regalaron un scudetto (y otro al año siguiente por los descuentos de puntos), ganaron su primer campeonato contra un equipo de niños, cambiaron de colores, los salvaron del descenso en los años 20 (no recuerdo en qué temporada), extrañamente nunca los investigaron por arreglo de partidos, abandonaron en la Champions del 2005 y juegan en San Siro por que no tenían estadio.

Anónimo dijo...

Y eso que ho dijo que Herrera los dopava con los esteroides en el café como lo probó el juicio ganado por el hermano de Mazzola a su ex club, para no citar a la "partita della latina" con la que insólitamente anularon un histórico baile del 'Glagbath o como se escriba...