Málaga: ahora o nunca

Mete un chicharrito esta noche, Conejo.

Faltan unas horas y no sé dónde meterme. Desde hace prácticamente 20 años he estado presente en todos los acontecimientos importantes que han tenido al Málaga CF como protagonista. Hasta he escrito un libro sobre ello con mis vivencias. Pero esta noche no estaré en La Rosaleda. Las cosas de la vida me han llevado a Madrid, un rato en avión y unas horas más en coche, pero tampoco anda la economía demasiado boyante. 

Estuve viendo al equipo jugar en El Pozuelo de Torremolinos ante el equipo local o ante el Isla Cristina en una Rosaleda casi vacía en la fase de ascenso a Segunda B. Eso fue a mediados de los años 90, poco tiempo después de la refundación. "He" pasado por todas las categorías, e incluso los he visto ganar ante el Villarreal la Copa Intertoto. He visto caer derrotados a todos los grandes, he sufrido descensos y he celebrado como loco cada ascenso. Pero hoy no estaré, y esa espina no creo que logre sacármela jamás.

Me dirán que la vida sigue, pero el aficionado no ve más allá del próximo partido. La inestabilidad que ha provocado los últimos tiempos el jeque Al-Thani en el club lleva a la incertidumbre, sin saber si en verano puede hablarse de nuevo de desaparición, si se irán los Isco, Toulalan y compañía, si habrá dinero o si se jugará en Europa. Por ello esta noche los jugadores del Málaga deben ser conscientes que para la ciudad no es un partido más. De hecho puede que sea el último de ésta índole en muchísimo tiempo.

Como aficionado, más allá del resultado lo único que les pido es que se vacíen, que lo den todo ante un equipo que tiene mucha más historia y poderío. El favorito es el Oporto, la ilusión será malaguista, justo el motor que debe darles alas para obrar otro milagro, uno de esos que engrandecen el fútbol por dar cobijo aún a gestas y momentos que en otros ámbitos parecen imposibles. Si salieron del pozo más profundo y han llegado hasta aquí, ¿cómo no van a poder batir al Oporto? ¡Vamos Málaga!