What a nice Wednesday!



Ayer lunes se disputó la última final de ascenso de las tres principales del fútbol inglés. Con el Notts County de regreso a la Football League y el triunfo del Luton Town durante el fin de semana para ascender por primera vez a Premier (que no a la máxima categoría, de la que descendió por última vez en 1991), esta vez Wembley acogía el duelo definitivo entre Barnsley y Sheffield Wednesday, el peldaño previo a la segunda categoría, el complicado pero apasionante Championship.

Su temporada hasta aquí había sido muy diferente. Mientras el Barnsley se mantuvo en la zona noble, clasificándose para el playoff con solvencia, para el Wednesday los últimos meses fueron un fastidio. Tras pasar todo el curso en puestos de ascenso directo, vio como ni el Plymouth cedía (acabaron siendo campeones), ni el Ipswich Town bajaba su ritmo infernal del tercio final, tanto que les acabó sobrepasando para hacerse con el otro ascenso directo.

Para muchos equipos dejar escapar un objetivo tan cercano, que han sentido suyo durante tantos meses, suele ser una losa que difícilmente logran superar, pues les afecta demasiado en el plano anímico. De hecho, el Peterborough United les endosó un contundente 4-0 en la ida de la semifinal. Parecían acabados, pero completaron una remontada épica en la vuelta, con prórroga incluida, para imponerse en los penaltis tras un tremendo 5-1. Un poco más tranquila fue la eliminatoria del Barnsley, que empató 1-1 en casa del Bolton Wanderers, para derrotarle en el Oakwell Stadium por 1-0 en la revancha.

Ya en Wembley, el encuentro fue precioso, repleto de ocasiones, paradones, una roja (Phillips, del Barnsley, al comienzo del segundo tiempo), un golazo anulado, algún que otro remate al poste y sobre todo mucha emoción. El Wednesday llevó la iniciativa la mayor parte del envite, en parte favorecido por su superioridad numérica, aunque también por mostrarse como superior a un Barnsley que jamás le perdió la cara. De hecho su mérito fue extraordinario, pues pese a jugar más de 70 minutos con 10 hombres, gozaron de buenas ocasiones para lograr el premio gordo.

La gloria se la robó Windass. ¿Os suena? Ya hace 15 años Martín colgó su gol para darle al Hull City el ascenso a la Premier, siendo ahora su hijo Joshua Windass el que anotó en el último suspiro el tanto que llevó al éxtasis a los Owls, que vuelven a Championship tras dos temporadas en League One. Ahora el reto es seguir escalando para intentar el asalto a una Premier que llevan mucho sin visitar, y a la que justo acaba de llegar su eterno rival, el Sheffield United.

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