El genial fútbol de selecciones

Hinchas italianos y albaneses bromeando con pasta.

No acabo de entender a los amigos a los que no les gusta el fútbol de selecciones, aunque enloquecen con el de clubes. Les molesta durante la temporada, para luego no prestarle atención cuando se disputan las fases finales. ¡Pero si es lo más emocionante que hay!

No hay fichajes (ejem, Qatar, ejem), por lo que te basas lo mejor de una generación concreta. Entra en juego una aleatoriedad enorme, que puede llevarte a ver a Grecia campeona de Europa o a Turquía disputando unas semifinales del Mundial. Dependes en buena parte de la suerte: que no se lesione un jugador clave en los meses previos al torneo (ay, Isco), o que se le lesione a un adversario de tu grupo. Que los cruces te favorezcan, lo que a veces abre un camino teóricamente sencillo hasta unas semifinales.

Donde antes rivalizabas con tus amigos de otros equipos, ahora estás unido incluso con un desconocido de otra provincia o región de tu país, pues vais todos a una. Esto se ve muy bien cuando uno va a ver un encuentro a un bar, o a una pantalla gigante. También, al viajar para ver al equipo nacional. Yo mismo lo viví en la Euro 2008, una de las mejores experiencias de mi vida.

Otro factor es que siendo un torneo tan corto, de preparación escasa, las sorpresas suelen estar al orden del día. No solo eso, la tendencia suele ser el fútbol ofensivo, como estamos viendo en esta Eurocopa 2024. No es que esté habiendo una barbaridad de goles, mas el juego tiende todo el rato al ataque. Incluso selecciones de las que cabía esperar poco como las de Albania, Eslovenia, Georgia, Eslovaquia o Rumanía están dando espectáculo y más de un dolor de cabeza.

¿A qué brasileño no le da gusto una derrota de Argentina? ¿Qué belga no festeja una derrota holandesa? Y los españoles, ¿no nos encanta cuando pierden Inglaterra o Francia? Luego está el superar una eliminatoria, con el subidón que supone. Con esos dramáticos empates en los instantes finales, o goles in extremis para lograr el pase, como en el inolvidable España 4-3 Yugoslavia de la Euro 2000. O las tandas de penaltis, como mil millones de las mismas de las que podáis recordar, pues todos tenemos muchas en mente. 

Alfonso festeja su mítico gol a Yugoslavia.

La Mano de Dios, el no-gol de Pelé, el partido del Siglo entre Italia y Alemania en semifinales de México 1970, Grecia derrotando a Portugal en Lisboa en la final de la Euro 2004, el gol de Panenka que dio el título a Checoslovaquia ante Alemania en la Euro'76, el Brasil 2-3 Italia de España'82, la final del último Mundial entre Argentina y Francia, Zambia ganando la Copa de África con la memoria del accidente aéreo... por favor, si te gusta el fútbol es imposible no amar el fútbol de selecciones. No os hagáis esto, amigos futboleros. Permitíos disfrutar de esta maravilla tan estupenda que incluso el Turquía-Georgia de ayer o el Albania-Croacia de hoy, teóricamente choques menores, han sido auténticos partidazos. 

Ahí queda eso.

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