El Inter empieza a sanar

Thuram celebra uno de sus goles con Lautaro Martínez.

El 31 de Mayo el PSG aplastó al Inter no solo en el plano deportivo. También le hizo trizas el corazón. Lo sé de buena tinta, yo estaba en Múnich aquella nefasta noche. Probablemente hasta que el Inter gane otra final de Champions, o al menos hasta que derrote a los parisinos, no habrá exorcismo. Y no se cerrará del todo aquella dolorosa herida.  

La 'squadra' de Chivu está en ello. Todavía se notaba el palo en el Mundial de Clubes. Era lo normal, pues apenas habían transcurrido unos días de la traumática paliza. Ahora, ya a finales de agosto, la imagen ha sido muy diferente, al menos en el primer choque oficial.  El Inter debutó anoche en la Serie A 25/26 al calor de su público, en un Giuseppe Meazza que siempre le respalda. El rival era un clásico, el Torino. Empero, los piamonteses decepcionaron, mostrándose bastante blanditos. 

La tibieza del Toro poco pudo hacer para frenar a un rival con ganas de resarcirse desde el primer momento. Por eso no tardó en adelantarse. Porque buscaba el gol con ahínco desde el pitido inicial. Así, un buen testarazo de Bastoni convertiría en el 1-0 el saque de esquina botado por Barella. Luego, un pase sin mirar de Sučić, que se estrenaba ante su nueva afición en el papel de Çalhanoğlu, sirvió a Thuram el segundo tanto. Buena imagen en el primer acto, castigando la languidez de su adversario.

Tras el descanso, un Lautaro Martínez que también quería su momento de gloria, logró su gol al apretar la salida del balón de un Torino que seguía diluyéndose. Poco después, un perfecto cabezazo de Thuram certificó su doblete. El estupendo centro de Bastoni bien merecía acabar en la red. Incluso Bonny, el sustituto de 'Tikus', cerró la goleada en sus primeros minutos oficiales como interista. La noche perfecta para un Inter que parece haberse reseteado tras el triste epílogo de la campaña anterior. 

Habrá que ver si de nuevo aspiran a todo, o si la exhibición de poderío ante el Torino ha sido tan solo un espejismo. Lo que es seguro es que el tifoso interista vuelve a creer.