El Liverpool pierde 2-1 la final de la Copa de Europa

Ganó el indultado. Ganó un conjunto que el año pasado hizo muchas trampas en su liga, fue sancionado por su propia Federación con puntos de menos que este año le iban a dejar sin jugar competición europea e incluso la UEFA les sancionó sin jugar esta temporada ninguna de sus competiciones. Pero han salido campeones. La trampa tiene premio. Bravo por el club milanés, que ha hecho de la fullería un arte. Si lo sé, no soy lo más objetivo que se puede ni se debe ser, pero da coraje ver a un equipo tan rácano, cuyo único partido de mérito ha sido la goleada al Manchester United en San Siro y que ha necesitado de prorroga contra el Celtic y algo de suerte para echar al peor Bayern que se recuerda.

Pese a todo ello, al Milan hay que reconocerle su saber estar en las grandes citas (algo normal si tenemos en cuenta que la edad media de sus jugadores es de 31 años), además de su progreso a mejor según ha ido avanzando la competición. Bien es cierto que el Liverpool les maniató en la primera parte, haciendo infructuosos todos los intentos del club rossonero (en esta ocasión de blanco) por sobrepasar el medio campo. Las ocasiones, sin ser demasiado claras, eran para el conjunto de Anfield, que producto de su presión arriba logró recuperar algunos balones que cerca estuvieron de aprovechar Kuyt o Gerrard, aunque todo se les fue al garete en el minuto 40, cuando Kaká se hizo con un rechace en la frontal del área y forzó la falta de Xabi Alonso, en una de esas ocasiones que por ser el rival italiano y el momento del encuentro, apostarías un brazo a que te va a meter el gol, aumentando las posibilidades hasta el infinito si es practicamente su primer acercamiento y merece perder sin duda. Premio, gol para el Milan, para colmo en una falta que lanza Pirlo y rebota en Inzaghi, que pasaba por allí. De sorpresa nada, lo esperado. A los italianos hay que jugarles como ellos: muy duros en medio campo y atrás, esperándolos agazapados y machacándolos a la contra, como más debe dolerles, porque seguro que si tienen 15 ocasiones no las meten, pero si les dominas y les dejas una, no te meten esa, sino 2.

Ya en la segunda mitad los reds fueron desfondándose poco a poco, y a excepción de un clarísimo mano a mano que erró Gerrard, casi no tuvieron ocasiones. El cansancio comenzaba a pasar factura, el Milan contemporizaba a la perfección, perdiendo unos segunditos aquí y otros por allá, que nunca se sabe. Eso sí, lejos de convertirse el último tramo en un asedio del Liverpool, los italianos supieron salir perfectamente de la presión (esta vez sí) para que en una gran jugada colectiva, Kaká tocase entre 3 defensas para Inzaghi, que regateando a Reina lograba el 2-0, con apenas 8 minutos por disputarse. El título quedaba prácticamente sentenciado.

La casta del Liverpool
Alentados desde el graderío del Olímpico de Atenas por su afición como si fuese "The Kop" quien estuviese empujando, los de Benítez quisieron creer que un segundo milagro como el de Estambul era posible. Se fueron arriba medio muertos (especialmente Gerrard, que casi no podía tirar de su alma) y lograron en el minuto 88 acortar distancias en un cabezazo de Dirk Kuyt, que partía de posición dudosa. Apenas un par de minutos más el descuento para la esperanza, una esperanza vana porque los jugadores estaban físicamente destrozados mientras al Milan lo mantenía en pie la ilusión por un trofeo del que le separaban apenas unos segundos. Además, el árbitro alemán ayudó lo suyo al pitar el final 16 segundos antes con el agravante de no incrementar no solo esos 16" sino 30" más por el cambio de Seedorf ya en el descuento. ¿Sabía algo que no sabíamos nosotros el trencilla? Supongo que era adivino y sabía que el Liverpool no iba a ser capaz de empatar. Total, un club que nunca ha hecho una gesta ni tiene una historia de tremendas remontadas a sus espaldas que iba a hacer .... por si alguien no se dió cuenta, era ironía. Ironía, perfecta palabra para definir la 7ª del Milan, manchada por las trampas demostradas la temporada pasada y las influencias de Berlusconi para no descender nuevamente a Serie B, algo que ya les sucedió en los 80 curiosamente por amañar partidos y apuestas ilegales ¡¡¡¡ qué curioso !!!!

Por último, una reflexión: creo que Barcelona y Valencia sin lesionados, o el Madrid actual que sin jugar bien me parece que puede hacerlo mejor que el Milan, podrían haberse llevado esta Champions de calle. La moraleja es tristemente clara: menos pasta en Beckham, Ronaldinho o Joaquín y más sobornar a UEFA y árbitros.

PD: todo aquel que quiera tiene derecho a criticarme por gran parte del contenido de este post, pues no he sido ni de lejos todo lo objetivo que podría haber sido, pero nadie puede negarme que el Milan no debía jugar esta Champions por las trampas demostradas el verano pasado, algo que como aficionado al fútbol me indigna.